Estas Navidades hay estanterías que están vacías, que siguen esperando. El regalo tecnológico de la carta a los Reyes Magos está agotado y quizá no llegue a tiempo. Tampoco la bicicleta, ni el teléfono móvil, ni el portátil... Demasiada demanda para poca oferta. Es la fotografía de la escasez en determinados sectores que la pandemia, y otros muchos factores como el coste de la energía, están revelando. Hace meses que numerosas plantas de producción han tenido que detener su actividad por falta de componentes. La pieza que no llega, la materia prima que escasea y se demora y la factura energética disparada que obliga a contener el ritmo de producción.
Gonzalo Fornos la define como una suerte de 'tormenta perfecta' que está afectando al conjunto de la economía. El vicepresidente de la Asociación de Profesionales de Compras, Contratación y Aprovisionamiento (AERCE) tiene claro que la situación está lejos de mejorar y que los stock de las empresas continuarán pasando por una difícil situación en los próximos meses: "En 2022 se agravará", asegura.
Este experto en compras afirma que las cadenas de producción de las empresas españolas son frágiles, "demasiado largas" y con eslabones ubicados en ocasiones "en países muy lejanos". Este máximo dirigente de la entidad que agrupa a 1.200 compañías españolas, que representan el 60% del PIB español, apela a la necesidad de reorientar esas 'cadenas' de abastecimiento recurriendo a proveedores situados "más cerca de donde se produce y donde se consume".
Recuerda que contar con esa opción requiere de mano de obra cualificada, de la que Europa aún carece en un volumen suficiente. Perfiles del ámbito de la matemática, la ciencia o la tecnología capaces de diseñar la tecnología del futuro, "China genera cada año cinco millones de profesionales formados en estos ámbitos, Europa sólo 1,4 millones". Fornos, director de Consultoría de Compras y Operaciones en LKS Next, advierte de que 'la segunda oleada' de incremento de costes que se sumará a la actual -generada por la pandemia y el coste de la energía- será "los costes laborales al alza para recuperar la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores".
Pregunta.- Comprar bienes, componentes, se ha puesto muy complicado. Contar con stocks suficientes en tiempo y forma es hoy un reto casi imposible para muchas empresas. ¿Será aún más difícil en 2022?
Respuesta.- Las perspectivas no son nada buenas. Hay un desajuste muy grande entre oferta y demanda que no se había visto antes, entre quienes quieren comprar productos y quienes los fabrican. Hay muchos factores en esta tormenta perfecta, como la pandemia, los huracanes, las tormentas en EEUU, el precio de la electricidad, el problema que hubo en el Canal de Suez con el buque Ever Given… Todo ello está afectando a lo que las empresas pueden fabricar y poder planificar inventarios para hacerlo. El trabajo de aprovisionar, de elaborar un inventario, un stock y saber dónde comprar se ha dificultado mucho. Cuando existen factores de incertidumbre como los actuales es muy difícil hacer una previsión de cuánto pedir, a quién pedir y dónde pedir.
P.- ¿Y la situación corre riesgo de empeorar el próximo año?
R.- Sí, en 2022 no se va a arreglar. En primer lugar, porque los precios de la energía están ya por encima de los 300 euros MWh y hace que fábricas electrointensivas estén paralizando sus producciones. El repunte del coste de la energía hace que la inflación se vea afectada, con lo que ello implica.
P.- La energía no tiene visos de reconducirse a corto plazo pero la pandemia tampoco. En términos de oferta y demanda, ¿diría que asistimos al periodo más complejo de la historia reciente para muchas empresas?
R.- Desde luego que sí. Uno de los peores desde hace muchísimos años. Son muchos los factores que están afectando al mismo tiempo sobre la gestión de la cadena de suministro. Eso no se había producido desde hace más de tres décadas. Confluyen problemas como los precios de la energía y la inflación disparada. También el Índice de Precios de los Bienes Intermedios, que ha subido un 18% por la escasez en el mercado. El desabastecimiento que ha generado la variante Ómicron afecta a fábricas de componentes. Otro factor que lo complica todo es el transporte y su coste. El coste de traer contenedores desde Asia se ha multiplicado por cinco en los últimos meses, casi 25.000 euros es el coste del flete. Añada a eso que los tiempos se han ampliado, que existe una congestión en los puertos que demora la llegada a destino. Así está la cadena de suministro.
Incidencia en los consumidores
P.- Una falta de suministros que se detecta ya en una reducción de oferta en muchos productos y que las familias españolas comienzan a padecer en sus compras navideñas…
R.- Sí, totalmente. También se percibió en el ‘Black Friday’. Y, como digo, no va a cambiar en 2022, probablemente se agravará. Las perspectivas del precio de la energía en 2022 no son buenas, tampoco la de componentes como el cobre, el magnesio o el silicio, importantes para la producción de muchos bienes. Seguramente veremos más desajustes y más agravados a corto plazo.
P.- Componentes más caros, energía más cara, fletes más caros… ¿Los productos para el ciudadano se van a encarecer mucho? ¿Tienen que prepararse las familias españolas para un repunte de los precios?
Claro que los consumidores nos veremos afectados, el impacto será general"
R.- Sí. Habrá fábricas que no producirán porque no podrán repercutir el precio en el bien que fabrican. Otras, en cambio, sí lo harán. Los consumidores nos veremos afectados. El impacto será general. Quizá los productos con componentes tecnológicos, como chips y semiconductores, serán los que experimentan un mayor problema de abastecimiento y se irán encareciendo. Los productos que requieran para su producción mucho cobre, aluminio y energía eléctrica serán los que van sufrirán.
P.- Compañías, fábricas con dificultades para producir, inflación disparada y salarios con menor poder adquisitivo. ¿La subida de salarios que se deberá abordar también encarecerá la factura de la producción?
R.- Es otro factor a tener en cuenta. Ahora se empezarán a negociar los convenios colectivos asociados a determinados sectores. En estas negociaciones sobre la mesa estará la escandalosa subida del IPC. La inflación es un índice que se tiene en cuenta a la hora de negociar entre patronal y sindicatos para fijar los costes y condiciones laborales. Probablemente, el próximo año se tensionarán los costes laborales al alza para tratar de recuperar esa previsible pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores por la gran inflación que tenemos.
P.- Vamos, que éramos pocos y… ahora la tensión laboral en parte del tejido empresarial puede irrumpir en este delicado contexto.
R.- Exacto y eso supondrá una segunda oleada de incremento de costes de producción.
Falta mano cualificada
P.- ¿La pandemia nos ha dejado la lección de que países como España dependen demasiado de mercados como los asiáticos? ¿Se debe repensar el modelo económico nacional y europeo?
R.- Absolutamente. Las cadenas de suministro son débiles y todo esto les afecta mucho más que si fueran robustas. Una cadena de suministro es robusta cuando no depende de tantos eslabones en la cadena de valor, no hay tanto subcontratista o proveedor dentro de tu proceso productivo. Aquí estamos acostumbrados a cadenas muy largas con eslabones ubicados en países muy lejanos. Hay países como China que están intentando concentrar mucha capacidad de producción y el dominio de ciertas materias primas y recursos. Si no cambiamos la manera de organizar nuestras cadenas de producción y suministro nos va a afectar cada vez más.
China forma cada año cinco millones de profesionales cualificados, Europa sólo 1,4 millones"
P.- ¿Y eso cómo se hace, cómo deberían repensar las empresas de nuestro país sus cadenas de suministro?
R.- La estrategia más inteligente sería acortándolas, buscar proveedores más cercanos y estratégicos. Hay que tener alternativas más cercanas, más próximas al lugar donde se va a producir y consumir. También la colaboración entre cliente y proveedor se debe intensificar, generar más transparencia, colaborar más entre ellos. Será una de las estrategias más inteligentes los próximos meses.
P.- Esas cadenas de suministro necesitan una alta cualificación de la que en ocasiones nuestro país carece. ¿Los nuevos perfiles profesionales están saliendo suficientemente de las facultades y centros de formación?
R.- Debemos aprender a hacerlo en España. Es necesario el desarrollo de nuevos perfiles profesionales de modo mucho más intenso: estadística, matemáticas, ciencias, tecnologías, etc. Nos va a venir muy bien para emplear la tecnología. Probablemente no tengamos que poner una fábrica de chips pero sí ser buenos diseñando y empleando la tecnología. Hay que generar talento, apostar por la gente joven, por los perfiles nuevos y por la utilización del diseño de la tecnología.
P.- Crear talento pero también retenerlo… En España se nos va gran parte de él.
R.- En China se generan todos los años cinco millones de personas asociadas a estos perfiles vinculados a la tecnología, la ingeniería, la ciencia o las matemáticas. En Europa, sólo 1,4 millones. Tenemos que ser capaces de duplicar o triplicar el volumen de talento que generamos y retenemos. Eso irá perfilando las profesiones del futuro.
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