Uno de los objetivos de la reforma laboral de Yolanda Díaz, que el Consejo de Ministros aprobó el pasado 30 de diciembre y que el Congreso de los Diputados aprobará o rechazará este jueves, es acabar con los contratos ultracortos. En España son muy comunes los contratos que se ciñen al mes natural o que van de lunes a viernes, una situación que imposibilita a esos trabajadores tener una estabilidad vital.

"Es común que los empresarios den de baja a los trabajadores cada viernes y los vuelvan a contratar en lunes, y de la misma manera sucede al terminar un mes y empezar el siguiente, algo que Inspección de Trabajo intenta pero no consigue atajar", ha explicado ya a este medio el director de Randstad Research, Valentín Bote. El experto asegura que sucede "de siempre" en España, y que se da especialmente en el caso de los camareros, entre otras muchas otras profesiones.

Por eso, la nueva reforma laboral ha incluido unas pequeñas multas para las empresas que abusen de contratos temporales inferiores a 30 días. Desde que la ley entró en vigor el pasado diciembre, tienen que pagar una cotización a la Seguridad Social adicional de 26 euros por cada contrato que den de baja. Y cuantos más contratos den de baja, mayor es el desincentivo: por un contrato de 10 días, deben pagar 26 euros; por dos de cinco días, 52 euros, y así sucesivamente.

Los expertos ya explicaron a este medio, cuando la reforma vio la luz en el BOE, que parecía un castigo poco significativo. Y los primeros datos de empleo conocidos con la nueva legislación en vigor así lo confirman, puesto que la destrucción de empleo cada viernes de enero fue muy similar a la de enero del año pasado.

Aunque desde el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones han pedido tiempo para poder valorar el efecto de la medida ("esta es una medida que tiene que ser conocida. Confiamos en que con el tiempo va a tener un resultado importante", aseguraba este martes el secretario de Estado de Seguridad Social, Israel Arroyo), por el momento las cifras no parecen haber variado en gran medida.

Como se aprecia en el siguiente gráfico, cada viernes de este mes de enero se destruyeron miles de puestos de trabajo. El primero, con un saldo total de 33.000 bajas (de diferencia entre altas y bajas a la Seguridad Social); el segundo, con 14.000; el tercero, con 23.000; el cuarto, con 22.000, y el último día del mes, con 116.000.

En el mismo mes de 2021 la situación fue muy similar, con decenas de miles de contratos ultracortos que terminaron cada semana. El primer viernes se saldó con 28.000 trabajadores afiliados menos; el segundo, con 26.000; el tercero, con 19.000; el cuarto, con 32.000. Los datos de Seguridad Social no recogen cifras de los últimos días de este mes, puesto que coincidieron en fin de semana.

En el Ministerio aseguran que aún no han podido evaluar la medida. Preguntado por las cifras, el secretario de Estado de Empleo y Seguridad Social, ha contestado: "No hemos realizado una evaluación hasta este momento sobre el resultado de esa medida. Yo creo que es prematuro, pero tendremos que hacerla, pero todavía no hemos realizado una evaluación sobre si está teniendo efecto o si no".

También es necesario apuntar que esta cotización adicional no aplica, excepcionalmente, a los regímenes especiales de trabajadores por cuenta ajena agrarios, de empleados de hogar, de la minería del carbón y tampoco a los contratos por sustitución, tal y como se recoge en la reforma laboral.

El Gobierno sí ha presumido este miércoles de que la contratación indefinida ha registrado su segundo mejor dato de la historia gracias a la reforma laboral, ya que en un solo mes se han firmado 238.672 contratos indefinidos, el 15% del total (1.596.332). «Y lejos del 9,1% de la media durante la vigencia de la reforma laboral (2012-2020)» de Rajoy, han subrayado.

Pero parece que ese mayor uso del contrato indefinido, por encima del temporal, no ha evitado que se sigan firmando contratos de lunes a viernes en términos similares a cuando no existía la reforma de Yolanda Díaz. El año pasado el 31 de marzo se destruyeron 240.000 puestos de trabajo en un solo día, mientras que el 31 de agosto desaparecieron 290.000.