No han estado en ninguno de los acuerdos económicos de los últimos días. Ni en el pacto de la reforma laboral ni en el alcanzado para subir el Salario Mínimo Interprofesional (SMI). Los sindicatos nacionalistas en Euskadi, que absorben el 60% de la representación sindical, creen que el primero es insuficiente y no deroga los aspectos más lesivos del marco laboral anterior y el segundo es poco menos que un incremento "miserable", lejos de un salario justo. Se movilizaron para evitarlo. No lo consiguieron. Ahora, anuncian la siguiente batalla, la relativa a la negociación de los convenios colectivos tras un 2021 con un IPC disparado en el 6,5%.
Por el momento, ELA, la central mayoritaria, ya ha anunciado que activará sus movilizaciones en las empresas, que saldrá a la calle y que tiene preparada la 'caja de resistencia' para hacer frente a un periodo de negociación convulso. En el no faltarán las convocatorias de huelgas. La suya es una 'kale borroka' laboral, una lucha en la calle, que al contrario de lo sucedido en otras comunidades autónomas, en Euskadi sigue muy activa.
Se trata de una herramienta de presión que en el País Vasco continúa muy viva. De lejos, los trabajadores vascos son los que más huelgas convocan cada año. El pasado año cerca del 42% de las huelgas llevadas a cabo en España tuvieron lugar en el País Vasco. En 2022, tras el anuncio hecho ayer por ELA, esta medida volverá a repuntar en ciudades y municipios vascos.
Según los últimos datos recopilados por el Ministerio de Trabajo, entre enero y octubre pasado en el Estado se convocaron 495 huelgas, de las que 173 correspondían a convocatorias llevadas a cabo en Euskadi. Teniendo en cuanta que el País Vasco tiene apenas dos millones de habitantes, esta cifra de huelgas se sitúa muy por encima de regiones muchos más pobladas, como las 46 de la Comunidad de Madrid, las 40 huelgas de Andalucía o las 75 de Cataluña. En términos generales, se produjo un aumento del 22% en comparación con lo sucedido en 2020, cuando la incidencia de la pandemia resintió este tipo de movilizaciones.
Elevada conflictividad
Precisamente la conflictividad laboral viene siendo en los últimos años una de las quejas más repetidas por parte de las patronales vascas. De modo periódico, el empresariado en Euskadi subraya que el nivel de movilizaciones y huelgas se convierte en muchos casos en un lastre para la competitividad de sus empresas. En sentido contrario, las centrales sindicales recuerdan que es precisamente gracias a ese nivel de movilización por el que hoy los trabajadores vascos gozan de mejores condiciones laborales y mejores pensiones que la media de los trabajadores en España.
Por comunidades autónomas, Euskadi lidera el número de huelgas del año pasado, con más del doble de la segunda región, Cataluña. En las empresas catalanas en pasado ejercicio se celebraron 75 huelgas. En tercer lugar figuran Navarra (47), Madrid (46) y Galicia (40). En el extremo opuesto aparecen comunidades como La Rioja, Canarias, Baleares, Extremadura o Murcia, en las que la suma de huelgas durante los diez primeros meses del año pasado osciló entre las 3 y 8.
Sin duda, donde las movilizaciones en forma de huelga son más habituales es en el sector privado, donde tienen lugar el 85% de las convocatorias. La reivindicación de causas laborales absorben la mayoría de las movilizaciones, seguida por el recurso a la huelga durante los procesos de negociación colectiva. El sector servicios y el industrial son los que con mayor frecuencia recurren a esta forma de presión laboral.
La desmovilización de UGT y CCOO
En las próximas semanas las centrales sindicales ya han advertido de que presionarán para que en las negociaciones y actualizaciones de los convenios de empresa se tenga en cuenta el elevado IPC con el que se cerró el 2021. Una exigencia que la patronal ya ha advertido que será delicada por la situación de costes disparados que soportan en muchos casos por el aumento del precio de la energía, los combustibles, las materias primas o el aprovisionamiento y al que ahora se suma el reciente incremento del SMI.
En el País Vasco los primeros acuerdos que han logrado incrementos equivalentes al 6,5% del PIB o cercanos a él, son los suscritos en el Metal de Gipuzkoa y en la construcción de Bizkaia o el sector de las conserveras.
En el caso de ELA, la central mayoritaria ya advierte que su punto de partida en la negociación de los 97 convenios pendientes será reclamar un IPC más dos puntos y salarios que en ningún caso bajen de los 18.200 euros anuales. Y para lograr los avances, la central continuará renunciando a mesas de diálogo social: "Basar la estrategia en mesas de diálogo social es renunciar a hacer sindicalismo, tienen un efecto desmovilizador".
Es lo que acusan de haber provocado a UGC y CCOO. Señalan que en el País Vasco actúan como "parásitos sindicales" valiéndose de la presión que ejercen otras centrales para negociar en la mesas de diálogo con el Gobierno vasco en Euskadi y con el Ejecutivo de Sánchez a nivel nacional. Señalan que si Euskadi mantiene aún un nivel tan elevado de movilización laboral es por el modelo de reivindicación que siguen defendiendo sindicatos como el suyo frente a la 'anestesia' en la que se han sumido otros sindicatos.
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