La falta de lluvias está empezando a dejar ya los primeros damnificados en el campo y amenaza con agravar la crisis provocada por la subida de precios generalizada en las materias primas, la energía y los combustibles. "Estamos notando que esto empieza a ser muy duro en los cultivos implantados ahora mismo como los trigos, cebadas, avenas, leguminosas o girasoles", explican desde los servicios técnicos de la Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (Asaja).

Un informe de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) estima que la mitad del campo español ya está en situación de alerta por sequía y, en caso de que siga sin llover de manera significativa en las próximas tres o cuatro semanas, los cultivos de secano podrían ver afectado sus rendimientos entre un 60 y un 80%.

"A cultivos que están ahora mismo en fase invernal como olivares, viñas y frutales seguramente les va a repercutir. Pero hasta que esas plantas empiecen a demandar agua, aún queda recorrido", dicen los técnicos de Asaja. Sin embargo, "ya estamos olvidándonos de una cosecha buena y hay zonas donde la situación empieza a ser crítica", avisan.

De hecho, si no llueve este fin de semana y las previsiones se cumplen, habrá cultivos que se tendrán que dar por perdidos en zonas de Badajoz, Ciudad Real Toledo, Albacete y Huesca. Aquellos territorios donde las lluvias fueron más copiosas en noviembre y diciembre aún pueden aguantar con las reservas. Es el caso de cultivos de provincias como Soria, Palencia, Burgos, Guadalajara, Navarra o Álava.

Pero en el ámbito de las oleaginosas que se empiezan a sembrar ahora en la parte sur, los agricultores reconocer estar muy parados. "En seco es muy complicado hacer siembras porque todos los insumos como los gasóleos o las semillas están por las nubes. Y sembrar en malas condiciones es comprar papeletas para una temporada ruinosa", rematan desde Asaja. Además, las labores habituales en los cultivos como la aplicación de productos fitosanitarios, abonos o nitrogenados también se están viendo bastante retrasadas.

Por su parte, en regadío no hay seguros por sequía y las explotaciones viven pendientes del nivel de los embalses. En cuencas como la del Guadiana se encuentran al 30,5 % de su capacidad y en la del Guadalquivir, al 28,5%.

Además, en ambas zonas ya se están implantando restricciones al uso de agua para las plantaciones. "Los primeros que han saltado por los aires son los extremeños, a los que les han dicho lo que van a poder regar y no regar", comentan desde Asaja. Pero preocupa también la disponibilidad de agua para regadío en Castilla La Mancha y Castilla y León.

Además, "en las principales zonas cerealistas de Castilla León y Aragón, si no llueve en 15-20 días, también se empezarían a hablar de pérdidas", dicen en COAG. Además, "las siembras de ajos en Castilla La Mancha también se han visto fuertemente afectadas por la falta de agua en el último trimestre", añaden.

Desde el Gobierno, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, ya ha dicho ser consciente de la problemática. Por su parte, el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico (Miteco) admite que la situación promedio del conjunto del país es moderadamente seca y que podría acentuarse en el futuro.

Impacto para los ganaderos

Al margen de los agricultores, los ganaderos de extensivo están sufriendo especialmente la falta de pastos por la sequía. Mientras que en las explotaciones intensivas se alimenta al ganado de pienso, en las extensivas los animales se alimentan de hierba y después se les refuerza con piensos.

Pero ante la actual situación, los ganaderos tienen que recurrir en mayor medida al pienso por la falta de alimento natural en los campos. Sin embargo, esto supone un golpe a sus cuentas ante el aumento del precio de los piensos. "Los ganaderos de extensivo están en una situación absolutamente límite en la mayoría de las zonas de Extremadura y de Andalucía", subrayan desde Asaja.

"Esta situación afecta particularmente a la ganadería en régimen extensivo (vacas, ovejas y cabras), ya que la ausencia de lluvia impide el desarrollo de los pastos que constituyen la base de su alimentación. Esta situación va a provocar que los ganaderos tengan que recurrir a la compra de alimentos sustitutivos,  o suplementar con piensos, paja y forrajes, y en determinadas zonas, al transporte de agua para el ganado", dicen en COAG.

A lo largo de la última década se han registrado episodios de sequía en 2012 y 2017, que supusieron cuantiosas indemnizaciones para los agricultores. Según COAG, en la España peninsular las precipitaciones acumuladas desde el pasado 1 de octubre hasta el final de enero de 2022, supone un 33% menos respecto a la media del periodo de referencia de los años 1981/2010 (191 litros por metro cuadrado).