El Gobierno ha decidido que quiere impulsar los planes de pensiones de empresa, llamados formalmente "de empleo". En España solo los utiliza el 10% de la población, mientras que en el País Vasco este porcentaje sube hasta el 50% y en Alemania, al 60%.
Los planes de pensiones de empleo son una modalidad de planes de pensiones promovidos por las empresas para sus trabajadores. Se ofrecen a modo de incentivo o para retener a estos empleados, es decir, son un beneficio social para los trabajadores, como los seguros de salud o los tickets restaurante o guardería, y estos pueden escoger disfrutarlo o no. Después, sirven para complementar la pensión pública en el momento de la jubilación.
Para conseguir generalizar su uso, el Ministerio de Escrivá ha decidido hacerlos más atractivos fiscalmente. Sobre todo para el trabajador, pero también para la empresa. Al mismo tiempo, "castiga" los planes de pensiones individuales, argumentando que la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) ha concluido, tras un estudio, que los beneficios fiscales de estos planes favorecen mayormente a las rentas altas. Y que no tiene sentido emplear dinero público en ello.
Pero lo que el ministro busca que alrededor del 50% de los trabajadores utilice los planes de empleo en 10 años, como explica en el Plan de Recuperación enviado a Bruselas, el documento en el que se detallan las medidas que el país va a tomar para a cambio recibir fondos europeos. La ley aún tiene que ser aprobada en el Congreso, pero ya le han dado el visto bueno los ministros.
Veamos cuáles son los beneficios fiscales de los nuevos planes de pensiones de empleo que está impulsando el Gobierno.
Para los trabajadores
De la aportación realizada a los planes de pensiones de empresa el trabajador se puede deducir en la declaración de la renta hasta 10.000 euros anuales. Mientras, se ha reducido la aportación deducible en el IRPF de los planes de pensiones privados a 1.500 euros anuales como máximo. El año anterior (2021) esta misma ya pasó de los 8.500 euros a los 2.000.
Con estos cambios, el Gobierno busca que la fiscalidad de los planes de empleo se convierta en una oportunidad de ahorro para los empleados. ¿Cómo funciona exactamente esta deducción?
En los planes de pensiones de empleo tanto la empresa como el trabajador depositan dinero mes a mes. La ley recoge que el trabajador podrá aportar más que la empresa, pero no más de 2,5 veces lo que pone esta, y con matices.
Si la empresa aporta menos de 500 euros al año -lo equivalente a 42 al mes-, el trabajador podrá aportar como máximo hasta 1.250 euros anuales -104 al mes-. Después, podrá contribuir con 1.500 euros extra, bien en un plan individual o en uno colectivo. Y en total podrá deducirse 3.250 euros en su declaración de la renta, es decir, la suma de todas las cantidades.
Si la empresa contribuye con más de 500 euros anuales pero menos de 1.000 euros -que serían 83 al mes-, en este caso el trabajador solo puede aportar el doble que la compañía, es decir, hasta con 2.000 euros -167 al mes- y la deducción máxima sería de 4.500 euros anuales -contando con que aporte otros 1.500 extra, bien en un plan individual o bien en el colectivo-.
El último caso es el de si la empresa aporta 2.000 euros o más -166 al mes-, situación en la que el trabajador solo podría igualar dicha cantidad. Entonces, el empleado contribuiría con 2.000 y la deducción máxima sería de 5.500 euros. Siguiendo el mismo patrón, si la empresa aporta 5.000, el trabajador podría poner lo mismo, como máximo, y deducirse lo máximo permitido, 10.000 euros anuales.
Por otro lado, las comisiones. Lo que cobran las gestoras por gestionar estos planes de pensiones quedará limitado al 0,3%. Es algo que no se ha incluido en el proyecto de ley pero aparecerá en el reglamento por una cuestión legal, según aseguran desde Seguridad Social. Estas son comisiones significativamente más bajas que las de los planes de pensiones individuales, de alrededor del 1%, con lo que se pretende llegar a rentas más bajas.
Para las empresas
El proyecto de ley no obliga a las empresas a ofrecer estos planes de pensiones a sus empleados. Pero sí les da algunas ventajas: les permite pagar menos cuotas a la Seguridad Social según las aportaciones que realicen. El límite está en 115 euros al mes por empleado o en 1.380 euros anuales.
Además, en el Ministerio aseguran que valoran introducir más incentivos fiscales si conforme estudien el impacto que está teniendo la nueva ley valoran que no se están cumpliendo los objetivos propuestos.
Para los autónomos
Para los autónomos también se han incrementado los beneficios fiscales de los planes de pensiones de empleo, aunque una de las mayores críticas que se está haciendo al plan del Gobierno es que también se han reducido los de los planes individuales. Los autónomos son un colectivo que cuenta con pensiones de unos 500 euros mensuales inferiores a las del resto de trabajadores.
Ahora, los trabajadores por cuenta propia podrán deducirse hasta 5.750 euros de lo aportado a los planes de pensiones de empleo, frente a los 2.000 del pasado año. Pero para ellos también se reduce lo que pueden deducirse de los planes individuales, a los que recurrían con más frecuencia que el trabajador medio, y de queda en los 1.500 euros anuales -cuando hace dos años eran 8.500-.
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