Son dos huchas. Una, obligatoria. La llena todos los meses la Seguridad Social con las cotizaciones que se descuentan de las nóminas. La otra, voluntaria y complementaria a la primera. La alimentan mes a mes trabajadores y empresa. A menudo, con aportaciones a partes iguales. En el primer caso nos dará derecho a una pensión, en el segundo a un complemento a ella. Será una suerte de ‘segunda pensión’, -una EPSV- que permita engordar los ingresos de nuestra jubilación. Las llamadas ‘pensiones de empresa’ que el Gobierno quiere impulsar son una realidad muy extendida en Euskadi. Es precisamente en esta Comunidad Autónoma en la que se ha fijado el ministerio de José Luis Escrivá para elaborar su anteproyecto de ley.
En el País Vasco el 48% de los asalariados cuentan con una EPSV de empresa, pagada a partes iguales entre empleador y empleado. En el conjunto de España, en cambio, esta modalidad de pensiones apenas alcanza al 10% de los trabajadores, fundamentalmente pertenecientes al sector público o a grandes compañías.
En Euskadi la cultura de esta modalidad de complemento a las pensiones vienen de muy lejos, de tiempos de la ley de mutualidades de 1941. Hoy 483.000 trabajadores cuentan con una EPSV vinculada a su empleo, a los que se suman otros cerca de 400.000 que, pese a no contar con esa opción en su trabajo, han optado por abrirse una EPSV por su cuenta. Lo hacen de modo individual y con aportaciones periódicas de las que se podrán desgravar en su declaración de IRPF.
El Gobierno español quiere elevar los porcentajes de estos planes de empresa vinculados al empleo, hacerlos más atractivos para que se extiendan. Alcanzar los niveles que ya existen en Euskadi, uno de cada dos trabajadores en activo lo tiene, estima que puede requerir casi dos décadas, siempre que las políticas de incentivo que se prevén funcionen. El ‘caso vasco’ permite concluir que las bonificaciones en forma de desgravaciones que las haciendas vascas han venido aplicando a estas fórmulas han sido el principal atractivo para trabajadores y empresas.
Derecho incluido por convenio
En miles de empresas vascas los convenios incorporan poder contar con una EPSV desde el primer día que se accede al puesto de trabajo. Lo hacen tanto en la función pública como, en gran medida, en la privada. Las llamadas Entidades de Previsión Social Voluntaria (EPSV) cuentan con una Federación propia en la que constan hasta 1,1 millones de cuentas, ya que en muchos casos muchos ciudadanos tienen ambas opciones, la de la empresa y una segunda de carácter individual. El volumen total que suman las aportaciones de todas las entidades que están federadas equivalen a más del triple de lo que representan las aportaciones en el resto del Estado.
“Hay que hacerlo atractivo para que la gente quiera incorporarse a esta opción, al mundo de la Previsión Social complementaria”, aseguran desde la Federación Vasca de EPSV. Por el momento el plan del Gobierno central contempla que las empresas que ofrezcan estas ‘pensiones’ de empleo a sus trabajadores podrán desgravarse las aportaciones a la seguridad social de sus trabajadores, con un límite de 115 euros por empleado. En total, el ahorro podría rondar los 400 euros.
En el caso vasco algunas entidades agrupan a empresas de distintos sectores. Geroa es la entidad más importante en volumen. Estuvo promovida inicialmente por empresas del metal de Gipuzkoa pero ha ido incorporando hasta a una veintena de sectores. En todos ellos, la negociación colectiva de sus convenios incluyen como un derecho más el 'pago en especie' que suponen las EPSV de empresa, tan extendidas en el tejido empresarial vasco.
En el caso de las empresas incluidas en Geroa, el último acuerdo pasa por aportar a la ‘hucha’ del trabajador el 2,3% de la base reguladora y a su vez el trabajador otro 2,3% de su nómina. De este modo, cada mes aporta el equivalente a un 4,6%.
En el sector público, Itzarri es la entidad que agrupa a los trabajadores de la Administración general vasca, cerca de 90.000, a los que se suman los empleados de Diputaciones y Ayuntamientos, agrupados en Elkarkidetza.
Aportación compartida y bonificada
Desde la Federación de EPSV de Euskadi se asegura que uno de los elementos más importantes para que esta fórmula se extienda es saber trasladar su valor. "La ventaja principal es que es una aportación compartida entre la empresa y el trabajador. Los dos salen ganando. Si yo aporto 10 la empresa aporta otros 10. A ello se suma el porcentaje que aporte el mercado, el incentivo fiscal. Con todo ello se va haciendo un patrimonio poco a poco durante 25 o 30 años", aseguran desde la Federación de EPSV de Euskadi.
Recuerdan que una de las dificultades a las que en muchos casos se debe hacer frente es a la consideración de este proceso como un gasto por parte de ambas partes: "Muchas veces el empleador lo ve como un gasto y el empleado sólo quiere recibir todo su salario, no lo ve como una aportación de la que se beneficiará al jubilarse".
Esta fórmula permite poder contar con un refuerzo a la pensión en un futuro y hacerlo en unas condiciones ventajosas. Las aportaciones periódicas durante un largo periodo, y con la ventaja de la aportación empresarial y el beneficio fiscal como mayor atractivo la convierten en una modalidad más ventajosa que un plan de pensiones al uso. A ello se suma la posibilidad de que las EPSV de empleo o empresa pueden abrirse desde el mismo momento en el que el trabajador se inserta en el mercado laboral, "mientras que las pensiones habitualmente se abren a partir de los 50 años, cuando se comienza a ver más cerca la jubilación. Habitualmente, antes se priorizan otras cosas, como el pago de la hipoteca de vivienda, el gasto de los hijos. Con una EPSV aportas mientras trabajas".
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