Europa trabaja a destajo para no depender de Rusia en materia de energía. Pero mientras el gas ruso riegue al Viejo Continente, las instituciones diseñan y estudian un amplio abanico de medidas para abaratar los costes de la materia prima energética. El principal quebradero de cabeza para los políticos es el mercado del gas, que sigue marcando precios muy altos por la incertidumbre bélica en Ucrania.
Con todo, España sigue barajando nuevas opciones para que el precio del megavatio del gas no se traslade al eléctrico y, por tanto, al recibo de millones de consumidores. Fuentes del sector señalan que el Ejecutivo de Pedro Sánchez ha terminado por liderar el cambio en Europa debido a que desde noviembre, la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, lleva pidiendo a la Comisión Europea que se intente desligar el coste del gas en el pool de la electricidad.
Pero mientras Europa decide si ir todos de la mano y crear medidas para que los países miembro tengan las mismas condiciones de juego o cada uno por su cuenta, España no quiere perder más tiempo y ultima las nuevas decisiones para frenar el impacto de los costes energéticos en la industria y en los hogares españoles a la espera de la resolución de Bruselas. Teresa Ribera, Nadia Calviño y Pedro Sánchez han insistido en los últimos días que así será y las diversas fuentes del sector energético consultadas ponen finales de marzo como la fecha en la que se anunciarán las medidas.
El Gobierno, por tanto, tiene claro que controlando el precio del gas, la situación mejorará y, por eso, prevé poner un tope el coste del megavatio. Al fijar una cifra máxima, el mix eléctrico no se disparará hasta niveles como los que hemos llegado a ver dado que el pool paga con el precio de la tecnología más cara, pero podría acarrear un problema al Ejecutivo, tal y como detallan fuentes del sector.
Este problema no es otro que la inestabilidad de precios en otros mercados europeos ya que todos los días los diferentes países que tienen interconexión eléctrica compran y venden electricidad diariamente entre sí. Si Europa no avanza en un plan energético conjunto y España decide topar el precio del gas, nuestra electricidad será mucho más barata que la del resto por lo que Francia y Portugal demandarían a gran escala nuestra energía. Así, como explican las fuentes del sector, “el Gobierno debería aprobar una restricción de venta, pero generaría una nueva controversia con los socios europeos”.
Según las fuentes del sector energético, si España da el paso de acometer una reforma en el sistema mientras que el resto sigue sin hacerlas, “los países terceros comprarían de forma masiva a España electricidad mientras que los consumidores nacionales pagarían por una electricidad más cara dado que el sistema así lo permite”. “Los españoles pagarían la compensación por lo que se pagaría una suma de dinero importante en subvencionar la luz a Francia o Portugal”, recalcan.
Por eso, fuentes las voces consultadas subrayan que la única manera de frenar esta descompensación es la de “interrumpir las exportaciones” si bien “España podría encontrarse con la oposición de Europa puesto que va en contra de los fundamentos de todos los tratados europeos”.
Para ello, el Gobierno debería aprobar a través de una legislación específica la suspensión de exportaciones eléctricas durante un período de tiempo. Al mismo tiempo, revelan que la única vía de escape para convencer a Europa de su decisión es que “históricamente, las exportaciones no han sido de vital importancia”.
De importador… a exportador
Tradicionalmente, España siempre ha sido un país importador de electricidad hasta nuestras fronteras. Sin ir más lejos, de acuerdo a los datos ofrecidos por Red Eléctrica Española, nuestro sistema vendió 17.389.194 MWh mientras que exportó 16.505.386 MWh durante el año pasado. Es decir, que se recibieron más de 884 mil MWh, principalmente desde Francia.
El país vecino, gracias a su sistema de energía nuclear, es nuestro proveedor de referencia ya que cuando España no tiene suficiente electricidad dentro de sus fronteras por nuestra dependencia de las renovables, recurre a Francia para garantizar suministro.
No obstante, esta dependencia se ha ido moderando año a año y desde 2017 hasta 2022 la brecha se ha ido reduciendo hasta los 5.000 MWh negativos. Esto significa también que nuestro sistema eléctrico tiene mayores ingresos y en 2021 obtuvo 133 millones de euros como resultado de las subastas a los mercados internacionales.
Por tanto, España podría dar un vuelco histórico en su condición de importador de electricidad si, finalmente, decide tomar medidas sin el compás de Bruselas. Este anhelo, el de mandar más energía que recibirla, es uno de los más ambiciosos de Pedro Sánchez y durante el último Spain Investors Day dijo que el sistema español puede dejar de ser un país importador de energía para convertirse en "gran exportador de energía limpia".
La Unión Europea recomendó a todos los países alcanzar en 2020 un mínimo de un 10% de ratio de interconexión, pero España está muy lejos de alcanzar esas cifras ya que las infraestructuras existentes en nuestro país apenas dejan mandar un escaso 6%, según datos de Red Eléctrica.
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