El fuerte repunte de la inflación está provocando una importante pérdida de poder adquisitivo entre los ciudadanos, que ven cómo los precios no dejan de subir mientras sus sueldos se mantienen estables. Hacer la compra este mes de febrero ha sido un 7,6% más caro que hace un año, mientras que los -pocos- sueldos que se han revisado han aumentado solo un 2%.
Y la situación no tiene visos de darse la vuelta próximamente, ya que el conflicto en Ucrania presiona aún más al alza los precios de la energía. Ahora, cualquier encarecimiento del gas se traslada directamente a la factura de que pagan los españoles por la luz. Por eso, los Gobiernos europeos están estudiando desligar ambas variables.
Mientras tanto, la medida que está sobre la mesa del Gobierno español es clara: bajar los impuestos. «Va a haber rebajas fiscales, se van a producir», aseguró Pedro Sánchez en una entrevista este lunes, sin concretar cuáles serán ni si afectarán a la gasolina, que la semana pasada ya superó los dos euros el litro de media en España, por primera vez en la historia.
Pero los economistas advierten de la torpeza que supondría bajar indiscriminadamente los impuestos, sin distinguir por hogares vulnerables y no vulnerables, ni por criterios de renta.
"Puede tener sentido usar recursos para ayudar a una empresa que entre en crisis por los efectos de la guerra, o a una familia vulnerable que no pueda pagar la energía, pero no usar recursos para subvencionar la gasolina a alguien que, por ejemplo, puede usar el transporte público", reflexiona el catedrático de Fundamentos del Análisis Económico de la Universidad Complutense y subdirector de Fedea José Ignacio Conde-Ruiz.
"El mercado engullirá esos millones, se lo tragará como si fuese una gota de agua en el océano", ejemplifica José María Mollinedo, secretario general del sindicato más representativo de los inspectores de Hacienda, Gestha. Es lo que estos expertos valoran que ha sucedido con los 12.000 millones que hasta ahora han costado al Gobierno las medidas para amortiguar el impacto de la subida de precios energéticos en empresas y familias.
"La rebaja de impuestos es un parche, hacen falta otras medidas"
"La rebaja de impuestos es un parche. Los 12.000 millones que han costado los impuestos a la electricidad no han servido ni a consumidores ni a empresas para reducir esa tensión inflacionista", recalca el portavoz de los inspectores de Hacienda, instando a tomar otras medidas que resuelvan la raíz del problema.
Además, valora que el Gobierno tiene muy poco margen para bajar los impuestos ligados a los carburantes, puesto que Europa establece una tributación mínima. España solo podría rebajar el litro de gasolina 98 en 14 céntimos; el de gasolina 95, en 11 céntimos; el del gasóleo para automoción, en 5 céntimos, y el unificado, en un céntimo.
Por otro lado, rebajar al 10% el IVA del combustible supondría una pérdida recaudatoria de casi 9.000 millones en todo el año, estima Gestha, en caso de que Europa lo permitiese. Sería una caída muy importante de ingresos para el Gobierno.
Desgravaciones que ayuden a depender menos de la electricidad
¿Qué medidas puede tomar el Gobierno para aliviar la carga que la subida de los precios está provocando en los hogares, sobre todo en los de menores ingresos? Francia aprobó un cheque de 100 euros para todos los trabajadores que ingresasen menos de 2.000 euros al mes, y otros gobiernos contemplan compensar la inflación a través de la declaración de la renta.
Desde Gestha abogan por potenciar desgravaciones potentes que impulsen a empresas y consumidores a ser menos dependientes de la electricidad y los combustibles, por ejemplo, que ayuden a que los hogares más vulnerables a aislarse mejor del frío, o a que las empresas cambien sus motores por otros más limpios. Conseguir que los hogares más pobres cuenten con doble cristal, o dobles ventanas, o aislamiento acústico y climático evitaría en el futuro un impacto en sus economías.
Otras subvenciones a valorar favorecerían el cambio al vehículo eléctrico o híbrido para familias que tienen coches más antiguos, o la renovación de máquinas de aire acondicionado más antiguas.
"Es preferible que el Gobierno dedique una parte de sus ingresos a financiar desgravaciones fiscales potentes en estos momentos, sobre todo para esos sectores más intensivos de uso de carburante, para que cambien sus motores por otros más eficientes o para potenciar el uso de energías renovables. Que además irían en la línea del Pacto Verde Europeo, y para eso hay bastante dinero en el Plan de Recuperación", opina Mollinedo.
Sobre otras medidas como una ayuda directa a las familias, como es el ingreso mínimo vital, los expertos recelan de su eficacia dado los problemas que han surgido en España para gestionarlo. Un posible bono social -ya existe el bono social eléctrico- podría ampliarse, pero "eso no soluciona que tengan unas malas condiciones de sus viviendas". "[Los hogares más vulnerables] usan poca electricidad porque no pueden pagarla, pero tienen unos cerramientos antiguos con los que entra el frío y el calor… pero eso, al menos, sí que se puede corregir".
Por eso, los inspectores de Hacienda son más partidarios de las reformas y menos de los cheques y bonos. "Es una medida un poco cosmética, nosotros no terminamos de estar en esa línea", recalca su portavoz. "Nosotros vemos que los bonos son medidas paliativas pero no resuelven el problema, el problema se resuelve con una mayor inversión. Pero es más fácil dar un bono que abordar la rehabilitación de tantos barrios de la periferia de las ciudades".
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