A principios de febrero, Xi Jinping y Vladímir Putin, presidentes de China y Rusia, cerraron filas frente a Occidente y se comprometieron a afrontar juntos lo que consideran "amenazas a la seguridad". Este encuentro se celebró 20 días antes de que comenzará la invasión rusa a Ucrania. Putin puso en valor que las relaciones bilaterales entre China y Rusia estuvieran en una cercanía “sin precedentes”. El líder ruso destacó que el país asiático es su socio estratégico “más importante”.
Pero, un mes después del comienzo de la guerra ¿cómo ha evolucionado esta relación? EEUU acusó a China de querer apoyar económicamente a Rusia, pero la potencia asiática se ha mantenido neutral, según sus palabras. Su intención, coinciden los expertos, es no verse arrastrada por el conflicto, sobre todo que no tenga consecuencias importantes en su economía.
El incremento de las relaciones comerciales entre Rusia y China se identifica, según los analistas, como un intento de compensar las pérdidas que arrastran por las sanciones. No obstante, tal y como señala Javier de la Nada, profesor de Economía Internacional de la UDIMA, “la importancia económica que China tiene para Rusia no es tan grande como la que representa generada por la Unión Europea”. De hecho, los datos muestran que las exportaciones de China a la UE y Reino Unido son casi diez veces mayores que las destinadas a Rusia. El intercambio global de bienes y servicios entre Rusia y China es inferior al comercio ruso con la UE, que supuso en 2020 el doble de las transacciones comerciales con China. Según un reciente informe de la Universidad de Colonia "a Rusia le tomaría años poder reemplazar a la UE por China como socio comercial".
Nuria Jàvega, profesora de OBS Business School, explica que China está a la sombra haciendo sus cálculos para ver cómo se puede beneficiar de este conflicto. “El líder chino ha usado la palabra neutral, pero en realidad no es así, está esperando si actuar o no, dependiendo de lo que de más beneficio”. Una afirmación con la que se muestra de acuerdo Javier de la Nava: China probablemente evitará criticar a Rusia y “quizá le ayude a mitigar los efectos de las sanciones”, pero al mismo tiempo evitará que sus relaciones con la UE y Estados Unidos se vean perjudicadas. “El agravamiento del conflicto hará cada vez más difícil conjugar todos sus intereses”, asegura el profesor.
La relación entre Rusia y China es considerada como estratégica por ambos países. El país asiático podría ver esa alianza como una cooperación por conveniencia, contra Estados Unidos y la UE. “Pekín ve a Moscú como un aliado en su pugna con Estados Unidos, pero no debemos olvidar el pragmatismo chino en los negocios”, puntualiza De la Nava. Para Nuria Jàvega, este conflicto puede suponer un punto de inflexión en la relación de China y Rusia dependiendo en qué depare y qué frutos obtengan unos y otros” y los cálculos, que es lo más oscuro, que China está haciendo al respecto”.
Respecto al sector energético, la UE importa 200.000 millones m3 de gas ruso, a China apenas llega una quinta parte de esa cantidad. Las compras chinas de gas suponen aproximadamente un 30% del total importado desde Rusia. “Todo parece indicar, máxime en el actual contexto bélico, que a medio plazo, Rusia reorientará hacia China los suministros de energía”, afirma De la Nava.
Sin embargo, el problema de esta relación comercial energética entre Rusia y China es la falta de infraestructuras. Actualmente, un gasoducto de unos 2.200 kilómetros de largo lleva el combustible de Siberia a China. Según datos de Gazprom, en 2021 la tubería transportó 11.000 millones de m3 de gas, menos de un tercio de su capacidad máxima.
Comparativamente, el gasoducto Nord Stream 1, que cubre 1.200 kilómetros entre Rusia y Alemania y está en funcionamiento desde hace una década, tiene una capacidad de 55.000 millones de m3 anuales. El proyecto de Nord Stream 2, paralizado por el Gobierno alemán, transportaría el doble. “Rusia tardaría décadas en equiparar las cantidades exportadas a la UE con las hipotéticas que pudiera vender a China”, apunta el profesor de la UDIMA. Los expertos estiman que no antes de 2045 y siempre que se construyeran nuevos gasoductos hacia oriente.
Con todo esto, si se produce una escalada mayor y endurecen las sanciones occidentales contra Rusia, “probablemente el Gobierno chino ofrecerá a Moscú una mayor integración económica y tecnológica”, señala el profesor de la UDIMA. Jàvega asegura que es ahí donde está la clave de este conflicto, en la sofisticación tecnológica, “Rusia tiene mucho poder en este aspecto”. De la Nava señala que es muy difícil establecer los límites de esta cooperación, pues “Pekín no arriesgará un mayor deterioro de las relaciones con la UE y ser blanco de sanciones si apoya demasiado a Rusia en el conflicto de Ucrania”.
La profesora de OBS School Business explica que China depende del exterior, sobre todo, para vender sus productos y tener materias primas para toda su población. “A China le supondría un grave deterioro si Estados Unidos y la UE le suministran menos productos de alta tecnología, como tecnología de semiconductores”, puntualiza Javier de la Nava.
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