La presión es máxima para el Gobierno. La industria alimentaria y la distribución exigen medidas "urgentes y efectivas" que logren desconvocar de inmediato el paro indefinido del transporte de mercancías por carretera. El Ejecutivo reunirá este jueves a las principales patronales del sector sin contar con la plataforma organizadora de las protestas, que ya ha anunciado una manifestación para el viernes en Madrid y se muestra decidida a seguir adelante si Transportes no accede a dialogar con ellos.
"No vamos a refrendar ningún acuerdo del Ministerio acordado al margen de nuestra Organización y por tanto seguiremos parados hasta obtener soluciones negociadas y firmadas con nosotros", explica en un comunicado la plataforma presidida por Manuel Hernández, a la que el Ejecutivo ha vinculado con la ultraderecha. "Nos están despreciando y somos miles de trabajadores, ya está bien de darnos la espalda. Siguen sentándose a negociar con interlocutores que nosotros desacreditamos y no consideramos como válidos", dice este último.
Pero la preocupación es máxima del lado de las empresas por la falta de agilidad del Gobierno, que ha anunciado algunas medidas como la de destinar 500 millones a bonificar el gasóleo profesional, aunque sin concretar cómo. "Es preciso que las acciones sean rápidas, concretas y efectivas", subrayaban este miércoles desde CEOE y Cepyme.
Ante la presión de distintos sectores, el Ejecutivo ha decido adelantar un día la reunión con el Comité Nacional de Transporte por Carretera (CNTC), el órgano oficial de interlocución con las patronales del sector donde no está la convocante de los paros. A pesar de ello, Pedro Sánchez ha dicho estar "seguro" de que se llegará a un acuerdo en esa cita a la que acudirán tanto la vicepresidenta Nadia Calviño, como la de Hacienda, María Jesús Montero y la de Transportes, Raquel Sánchez.
A la espera de ese cónclave, distintas patronales de la distribución y la industria alimentaria han pedido en un encuentro conjunto con la prensa que el Gobierno no deje pasar ni un día más ante los problemas de abastecimiento que ya están obligando a parar fábricas como las de Danone y complicando las exportaciones y que amenazan con provocar una nueva oleada de Expedientes de Regulación Temporal del Empleo (ERTE).
"El Gobierno tiene que tener sentido de urgencia e inmediatez, porque la situación es insostenible no solo para la economía y las empresas, sino también para los consumidores", apunta Mauricio García de Quevedo, director general de la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB). Según su relato, "la cadena alimentaria está más tensionada que incluso en los peores momentos de la pandemia".
"Si a la dificultad de abastecimiento se le añade este parón del transporte, ya hay algunas empresas que se han ido al ERTE. Y a medida que se alargue, con centros de producción parados, es evidente que habrá que usar esta herramienta para poder pasar por esta situación sin destruir empleo", dice García de Quevedo.
"Nosotros en gran parte estamos avisando del riesgo que va a suponer si esta situación persiste. Pero la decisión de los ERTE es una decisión individual de cada compañía, como hemos visto en el Covid", añade José María Bonmatí, presidente de la asociación de fabricantes y distribuidores Aecoc, que aglutina a empresas como El Corte Inglés, Carrefour, Mercadona, Nestlé, Damm, Mahou-San Miguel o Pescanova.
Los supermercados aseguran estar moviendo cielo y tierra para encontrar proveedores alternativos que permitan suplir los productos que empiezan a escasear en los lineales, como por ejemplo los paquetes de leche. "Las pérdidas que está suponiendo a diario este paro, en el caso de las empresas de la distribución alimentaria asciende a 130 millones de euros", asevera Felipe Medina, secretario general técnico de Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (Asedas), la patronal que aglutina a cadenas como Dia, Lidl, Mercadona y otras regionales.
Sin embargo, desde la distribución también piden calma a los consumidores mientras el Gobierno arregla el problema. "Los consumidores saben que la cadena está tensionada, no se puede ocultar. Pero lo que tiene que hacer el consumidor es ejercer con responsabilidad su actuación de compra", dice Aurelio del Pino, presidente de la Asociación de Cadenas Españolas de Supermercados (ACES). Los acopios masivos y las compras compulsivas, lejos de facilitar la solución del problema, lo que hacen es complicar más la gestión de los stocks en las tiendas", explica.
Aunque reconoce "problemas de abastecimiento", descarta que vaya a "haber desabastecimiento". De hecho, detalla que la capacidad de almacenamiento de la cadena de suministro alimentaria española "no está en destino sino en origen". Así que "muchas veces el producto está y el problema es hacerlo llegar a la tienda", arguye.
En este sentido, Javier Millán-Astray, vicepresidente ejecutivo de la Asociación Nacional Grandes de Empresas de Distribución (Anged), confirma que el problema es que no están llegando las materias primas, lo que provoca que "cada día sea más difícil tener los lineales suficientemente abastecidos". Esto "requiere una solución urgente" y "me cuesta trabajo ver que no se está negociando soluciones para este problema", enfatiza.
"Reanudar la actividad no es inmediato"
El reloj corre en contra del Gobierno. Pero el problema amenaza con agravarse incluso cuando se logren abortar los paros de transportistas. "Tras los cierres que va a haber en los centros de fabricación, reanudar la actividad no es inmediato. Van a tardar un tiempo en poder recuperar el abastecimiento de materias primas y de los materiales auxiliares", abunda Agustín Herrero, director general de Cooperativas Agro-Alimentarias de España.
La crisis se extiende a numerosos sectores. El del vino alertaba este miércoles de que las bodegas están sufriendo numerosos problemas a la hora de abastecerse de material auxiliar, especialmente de vidrio y otros elementos, pero también de poder distribuir el producto a sus clientes.
"El problema con el suministro de vidrio es particularmente delicado ya que, tras un periodo de menor demanda durante la pandemia, los hornos no han podido satisfacer plenamente la rápida reactivación de la demanda y ahora la huelga de transporte está complicando si cabe más la situación hasta el punto de que existe riesgo de un parón en la actividad de la industria vidriera", dicen desde la Federación Española del Vino (FEV). "Esto podría complicar mucho a las bodegas la posibilidad de hacer llegar sus productos a los canales de venta y atender a los pedidos internacionales", añaden.
Por su parte, un gigante alimentario como Nestlé reconocía este miércoles que "las fábricas de lácteos de la compañía ubicadas en la cornisa cantábrica están teniendo dificultades en la recepción de mercancías, como materias primas y envases, así como en la expedición de producto terminado", aunque mantiene las 10 plantas españolas en funcionamiento.
Otras compañías como el grupo Calvo, Azucarera, la galletera Cuétara o la cooperativa Dcoop se han visto obligadas a detener su producción y otras compañías como la cervecera Estrella Galicia o Heineken han advertido de que podrían tener que hacerlo próximamente ante la falta de materias primas. Por su parte, desde Pastas Gallo también dicen ver "riesgo real de desabastecimiento a corto plazo" de este producto si el paro no se desconvoca.
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