"Me avergüenza el beneficio que hacen las eléctricas, ese dinero no les pertenece. Eso les ha llegado, no lo han ganado con una buena gestión y debería usarse para bajar las facturas". Gloria, extrabajadora del SEPE de 68 años y exafiliada de CCOO, ya jubilada, ha acudido a la manifestación convocada este miércoles en Madrid por sindicatos y asociaciones de autónomos, consumidores y vecinales para protestar por la subida de los precios. Y comparte el sentir general, que defiende que las compañías energéticas deben asumir el coste que la guerra en Ucrania está suponiendo para los españoles, sobre todo para los hogares más pobres.
'Empresa eléctrica pública ya' e 'Intervención por Gobierno y UE de los beneficios caídos del cielo a las empresas eléctricas', dicen su pancarta y de su compañera. Son las únicas escritas a mano que esta periodista consiguió encontrar en toda la protesta, que protagonizaban masivamente los carteles, banderolas y pegatinas de CCOO y UGT, los dos principales convocantes.
La de este miércoles en Madrid y otras 57 ciudades españolas es la primera manifestación organizada por los sindicatos mayoritarios para protestar por la subida de los precios. Estaba impulsada por Comisiones Obreras y UGT, las asociaciones de autónomos UPTA y Uatae, la de consumidores Facua y la de vecinos CEAV (Confederación Estatal de Asociaciones de Vecinos). Pese a ello, solo consiguieron reunir a 500 personas, según estimaciones de la Delegación del Gobierno, 800 según una primera estimación de Policía Nacional.
"Es una pena que haya venido tan poca gente", comentaban unos y otros en medio de la marcha en la capital, que apenas recorrió un kilómetro por la calle Atocha, desde la plaza del Emperador Carlos V hasta la de Jacinto Benavente, por encima de la Puerta del Sol. El tiempo, lluvioso, y el día, laborable, no acompañaban, justificaban. Pero la marcha llevaba una semana anunciada y las comparaciones resultaban odiosas: la de agricultores, ganaderos y cazadores del pasado domingo reunió en la capital a 150.000 participantes de toda España, también según Delegación del Gobierno -solo se celebraba en Madrid-; la marcha feminista del 8M, que sí se convocó en todas las ciudades, congregó a 30.000 personas. A la convocatoria de Vox y su sindicato, Solidaridad, del pasado sábado, acudieron unas 2.000, también según cálculos del Gobierno. CCOO y UGT, por su parte, han cifrado los asistentes en entre 3.000 y 4.000.
La marcha sindical y de autónomos estuvo, incluso, casi exenta de la presencia de partidos políticos, con muy pocas excepciones, como la del líder de Más País, Íñigo Errejón, o la del diputado de Podemos Javier Sánchez, que acudieron de forma individual. Sí marchaban detrás de pancartas Izquierda Unida y el PCE, a la cola de la marcha, tras los carteles de 'No a la guerra' de los pensionistas de la Coordinadora de Madrid por la Defensa del Sistema Público de Pensiones y de las banderas del Frente de Estudiantes, los únicos jóvenes que acudieron.
"Eléctricas culpables, Gobierno responsable"
"Hay una parte de la sociedad española que tiene mucho margen para apretarse el cinturón", aseguró Errejón, recordando que Iberdrola obtuvo 3.000 millones de euros de beneficio el año pasado. A la vez, exigió al Gobierno "que tome medidas ya", y le advirtió de que ahora "puede cometer una equivocación que haga que legislatura se le vaya de las manos".
Ni unos ni otros hicieron referencia a la baja asistencia durante sus discursos, en un momento de paros de transportistas -hoy es el undécimo día- y movilizaciones de todo tipo, del ámbito rural al del mar, provocadas por el efecto que la guerra en Ucrania está teniendo en los precios de la energía. En lugar de eso, manifestantes y convocantes centraron sus fuerzas en las eléctricas, a las que consideran responsables. El Gobierno no era el objetivo de la protesta. "Eléctricas culpables, Gobierno responsable", jaleaba la multitud.
"Tienen que poner las medidas que sean necesarias para atajar la subida de los precios y proteger al conjunto de la ciudadanía. No puede ser que los precios del gas marquen los precios de la electricidad que se genera a través de otras tecnologías más baratas. Mientras la gran mayoría sufrimos esta situación no puede ser que haya otros que saquen tajada de esta desgracia", leyeron Marian Díaz, de Facua, y Javier Cuenca, de CEAV, como parte del manifiesto que cerraba la marcha.
Una de las manifestantes mostraba su apoyo ante el discurso oficial de los sindicatos, que rechazan la bajada de impuestos como solución a la crisis: "Nacionalización ya. No puede ser que pretendan sacar de un bolsillo para meterlo en otro", señalaba, prefiriendo no revelar su nombre. La mujer culpaba a los medios de comunicación de la baja asistencia a la marcha,, que no le habría dado la cobertura necesaria. También recalcaba que los directivos de las eléctricas se subieron el sueldo el año pasado, una consigna muy presente entre los asistentes.
Desde CCOO y UGT han insistido a lo largo de estos días en que bajar impuestos no es el remedio a los altos precios, ya que servirá de parche y además mermará las arcas públicas, sentimiento que compartían los manifestantes. La ministra Calviño cifró en 12.000 millones el coste que ha tenido hasta la fecha la rebaja de impuestos a la energía, que ha disminuido, en parte, la escalada del precio de la luz durante los últimos meses.
En esa línea, ambos sindicatos abogan por medidas que rebajen las facturas a los más vulnerables y a los sectores más afectados. "Unos pocos se están forrando a costa de la guerra", recalcaba en la manifestación también el secretario general de UGT, Pepe Álvarez, de nuevo cargando contra las compañías energéticas. "Y no solo lo hacen las eléctricas, también están los que han multiplicado los precios de los productos de primera necesidad sin ningún otro argumento más que la especulación y el acaparamiento", apostillaba.
Del mismo lado se posicionaba la secretaria general de la Unión de Asociaciones de Trabajadores Autónomos y Emprendedores (Uatae), María José Landaburu, afirmando que es el momento de "pararle los pies" a los oligopolios vinculados a la energía, y controlar los precios. "La mayoría social de este país le dice al Gobierno y a Europa que tienen que elegir entre nosotros y los oligopolios", insistió.
Contra la merma que los altos precios supone para los sueldos de los españoles, el líder de CCOO, Unai Sordo, apostaba por una revisión de los salarios durante los próximos dos o tres años que garantice que los trabajadores no pierden poder adquisitivo. Los empresarios se han mostrado en contra de subir los sueldos ahora al mismo nivel que la inflación, por la situación en la que se encuentran las compañías y por que podría provocar más subidas de precios. Ahí, algunos de los manifestantes discernían. "Aumento de salarios y de pensiones = IPC real anual", rezaba la de la Coordinadora Estatal por la Defensa del Sistema Público de Pensiones. Nunca llueve a gusto de todos.
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