"Hace tres meses el consumo medio de uno de nuestros coches para una clase de conducir era de 5€, ahora nos cuesta 8€". La escalada del precio del combustible acorrala a las autoescuelas, para las que el consumo de gasoil o gasolina es indispensable en su actividad laboral. "Nosotros no tenemos alternativa. Hay que coger el coche sí o sí", explica en conversación con El Independiente Miguel Ángel Blánquez Mayor, director de Autoescuela Gala - líder en España con una flota de más de 300 vehículos- .
La invasión rusa en Ucrania ha impulsado aun más el coste del petróleo, algo que ya repercute en lo que se paga por una clase de conducir; aunque no en las matrículas realizadas con anterioridad. "Las autoescuelas firmamos un contrato con el alumno que nos limita a la hora de adaptar el precio del combustible a la tarifa aplicada a cada clase", señala Blánquez. Este tipo de acuerdos tienen una duración mínima de seis meses, por lo que si se han firmado en diciembre ahora tendrán que conservar el mismo precio pese a que llenar el deposito de un turismo medio de autoescuela cueste "unos 300 euros más al mes" que cuando se firmo el acuerdo, explica a este diario Andoni Martín Lázaro, secretario general de la Confederación Nacional de Autoescuelas (CNAE).
Blánquez explica que en las nuevas matrículas ha subido "entre 1€ y 2 €" el precio por clase con el fin de "intentar amortiguar ese sobrecoste" de 3€ mencionando: "La gente que se saca el carné suele ser joven y no podemos equiparar del todo el precio". Asimismo, destaca la dureza del golpe en casos como el de las clases de circulación de vehículos pesados, "nos salen prácticamente a pérdidas".
Martín clama contra que el pacto entre Gobierno y transportistas para descontar 20 céntimos por litro de gasóleo no incluya a las autoescuelas. "Es injusto. Es cierto que no formamos parte del Comité Nacional del Transporte por Carretera, pero el precio de los carburantes tiene un efecto decisivo en nuestra capacidad de competir. El impacto es brutal". El secretario general de CNAE reclama atención por parte del Ejecutivo: "Estamos atados de pies y manos. La Administración ha de darse cuenta de que - como los transportistas - necesitamos esta protección". Blánquez entiende que "es una situación complicada para el Gobierno, pero como sector nos hemos quedado fuera de todas las ayudas relacionadas que se han dado a los profesionales". Las ayudas a las que por ahora no tendrán acceso las autoescuelas y sí las empresas de transporte de mercancías y pasajeros incluyen una cuantía de 1.250 euros por camión, 950 por autobús, 500 euros por furgoneta y 300 euros por vehículo ligero que incluye taxi, VTC y ambulancias.
Tanto Martín como Blánquez ponen en duda la aplicación de la medida anunciada ayer por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la que se descontará 20 céntimos en el litro de combustibles. "Si el litro del diésel o la gasolina sube 60 céntimos por litro y 'te regalan' 20 céntimos por litro que salen de tu bolsillo... No me salen las cuentas", apunta Blánquez. "El Gobierno debe ser consciente de que sin autoescuelas tampoco habrá transporte de mercancías ni de viajeros, ya que no habrá nuevos conductores. En España se necesitan 15.000 conductores profesionales", concluye Martín.
Los propietarios de las autoescuelas indican que el coste del combustible "es un obstáculo más" en su trabajo, que sufre problemas recurrentes como la carestía de profesores y de examinadores, algo que lastra la actividad del sector.
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 Hatamleh, NASA: "En el futuro nos casaremos con robots":
- 2 Los chalecos de SDLE de menor nivel que Ucrania reclamó a Italia
- 3 El inspector jefe de los 20 millones se reunía al lado de la Jefatura
- 4 Más de la mitad de los daños asegurados fueron en agricultura
- 5 Sánchez mantiene línea de comunicación con Iglesias
- 6 Recuperan un ancla del siglo XIX en la casa de un vecino de Muxía
- 7 Últimas noticias de Política Internacional | El Independiente
- 8 El desbloqueo ‘in extremis’ de la Comisión plantea una legislatura frágil
- 9 El mitómano con alzhéimer y la ministra con mala leche