La inflación está disparada. El IPC se situó en marzo en el 9,8%, un porcentaje que no se veía desde 1985. De esta manera, la inflación suma 15 meses consecutivos en positivo, desde enero de 2021, aunque el dato de marzo es el primero plenamente afectado por la guerra en Ucrania. Los precios están desbocados, por lo que el poder adquisitivo de los españoles ha caído. La importancia de tener una cartera de inversión diversificada y que pueda batir a la inflación parece cobrar más sentido que nunca.
Pedro del Pozo, director de inversiones financieras en Mutualidad de la Abogacía, asegura que “batir la inflación es el objetivo de todas las carteras a largo plazo, porque a corto plazo es muy complicado y más con la inflación actual que en EEUU llega hasta casi 8 puntos y en Europa está en torno al 5, y con previsiones de aumentar”. De esta manera, Del Pozo apunta que “hay que dar un salto, mirar al futuro e invertir a largo plazo”.
La renta variable tiende a sufrir en un entorno convulso tanto político como económico. La inflación es un indicador que mueve los mercados, ya que las empresas luchan contra la caída simultánea de los ingresos y el aumento de los costes, lo que reduce los márgenes de beneficio. Pero no todos los sectores tienen que sufrir de la misma manera.
Sean Markowicz, responsable de estrategia, estudios y análisis de Schroders, explica que la amenaza de aceleración de la inflación y de desaceleración del crecimiento económico “favorece la inversión en renta variable defensiva”. Algunos valores estarán más aislados que otros debido a sus propiedades defensivas y/o a su correlación positiva con la inflación. “Un enfoque flexible de inversión en renta variable puede aprovechar estas diferencias de rentabilidad y minimizar potencialmente las pérdidas significativas”, explica Sean Markowicz, responsable de estrategia, estudios y análisis de Schroders.
Pero ¿cómo se consigue? El experto de Schroders comenta que la situación de alta inflación, o incluso de estanflación, tiende a favorecer a las empresas defensivas cuyos productos y servicios son esenciales para la vida cotidiana de las personas. Esto significa que los precios de sus acciones tienden a resistir mejor cuando la economía se ralentiza. “Tanto si la inflación es alta como si no, la gente sigue necesitando comprar alimentos, pagar sus facturas de electricidad y el alquiler. Sin embargo, es posible que prefieran aplazar la compra de artículos 'cíclicos', como un coche nuevo o un iPhone, hasta que los precios sean más bajos”, ejemplifica Markowicz.
Los sectores más rentables han sido normalmente los defensivos, como los servicios públicos, los productos básicos de consumo y los bienes inmuebles. Por el contrario, los sectores cíclicos, como el de las tecnologías de la información, el industrial y el financiero han sido algunos de los que han obtenido peores resultados, según los datos de Schroders.
Sin embargo, a diferencia de sus homólogos cíclicos, los valores energéticos han tendido a obtener mejores resultados en entornos de alta inflación o estanflación. “Esto tiene sentido, ya que los ingresos de los valores energéticos están naturalmente ligados a los precios de la energía, un componente clave de los índices de inflación. Por definición, deberían obtener buenos resultados cuando la inflación aumenta”, asegura el responsable de estudios y análisis.
La recomendación del director de inversiones en Mutualidad de la Abogacía es que en el peor escenario posible, “que sería un crecimiento bajo o negativo a estos niveles de inflación”, invertir en activos reales, aunque “aún es pronto para pensar en eso”, reconoce. Los Bancos Centrales y la Reserva Federal van hacer todo lo posible por contener la inflación incluso a costa de ralentizar el crecimiento. “El mercado aún es demasiado nebuloso como para tomar decisiones a tan largo alcance'', asegura Pedro del Pozo.
Por su parte, Ben Laidler, analista de mercado de eToro, apunta que hay que diversificar “es la forma de proteger tu cartera”. Tal y como explica, si solo se invierte en áreas individuales,
se puede perder una gran cantidad si esos sectores particulares tienen un mal recorrido. Otra de sus recomendaciones es tener una una estrategia a largo plazo, “en lugar de seguir sus impulsos y vender acciones durante la caída”. De hecho, añade que si se cambian las inversiones con demasiada frecuencia, es posible que pierda una ganancia que podría llegar cuando los mercados comienzan a recuperarse.
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