España va a tener que sudar tinta china para conseguir que el precio del gas se limite a 30 euros en el mercado eléctrico. Según narran fuentes del sector energético a este país, las principales potencias que conforman la Unión Europea como Francia, Alemania o Países Bajos se oponen a esta cifra y pondrán encima de la mesa un coste superior: 50 euros por megavatio.
Tal y como citan las mismas fuentes, la Comisión Europea, antes de que se haya formalizado la propuesta Ibérica, ya se encuentra dividida por lo que “es complicado" que el precio de 30 euros el megavatio a la hora en los ciclos combinados "vaya a salir adelante". La principal razón por la que estos países negarán a España y Portugal esta cifra es la posición de competitividad que van a tener las empresas nacionales y lusas respecto a las del resto del eurogrupo.
“Es probable que los clientes industriales de la UE fuera de España se quejen de la supuesta ventaja competitiva desleal que tendrían con un tope muy bajo”, señala un informe de analistas al que ha tenido acceso este periódico. Fuentes del sector energético remarcan que esta será la idea principal que lleven Francia o Alemania a la reunión en la que se examinará la documentación remitida a Bruselas por parte de la alianza Ibérica.
El Gobierno de Pedro Sánchez, que siempre ha querido ser cauta en cuanto al precio tope del gas en el mercado eléctrico, ha debatido internamente durante los últimos días cuál debería ser la cantidad que se debía de enviar a la Comisión Europea ya que, como detallan las diversas fuentes consultadas, veían complejo que esta cifra pueda ser aprobada. Sin ir más lejos, la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, aseguró tras conocerse el precio de 30 euros el megavatio a la hora que el trabajo no “ha hecho más que empezar el trabajo” y pidió “tranquilidad y paciencia”.
Fuentes ministeriales, a su vez, matizan que la documentación no se ha enviado a Europa puesto que “España ha querido pedir a la Comisión que el precio sea el más barato posible para frenar los precios de la electricidad todo lo que se pueda”.
Por otra parte, fuentes financieras explican que dicha propuesta podría encontrarse con la oposición de las propias empresas del sector españolas. “Los clientes industriales de la Península Ibérica que diligentemente se pasaron a una opción de precio fijo (a veces incluso por 5 o 7 años, para minimizar el impacto de los choques de precio a corto plazo sobre el precio pactado) también deberían quejarse por jugar con reglas diferentes".
Además, las fuentes consultadas matizan que la fijación de un precio tope significa que aquellos clientes que pagan un precio vinculado al precio mayorista deben obtener una reducción significativa en sus facturas, con el diferencial entre el precio de la potencia resultante del tope y el precio real a los ciclos combinados, siendo abonada la oferta por el resto de consumidores (ya sea vía cargo de tarifa de acceso o repercutida por los proveedores o con déficit de tarifa inicialmente).
Desde el sector energético se recuerda que aprobar un límite del gas tan bajo, “crearía una brecha grande entre los precios de la electricidad europeos (alrededor de 225MWh-250 MWh) e ibéricos (entre 70 MWh y 90 MWh)”.
El tiempo juega en contra
España, además, tiene el reloj en contra. Como pronto, la Comisión Europea va a recibir “antes de que finalice la semana” la propuesta ibérica por lo que los plazos para analizar el informe se demorará entre 15 y 20 días, por lo que el tope del gas en el mercado eléctrico no estaría aprobado hasta finales o principios de mayo.
“Nos plantaremos en un período en el que el uso del gas va a disminuir considerablemente porque el frío en Europa y en el resto del mundo será menor. Para esas fechas el coste va a ser inferior y podría dar la sensación de que es una medida sin sentido”, señalan voces del sector energético a este periódico.
Además, y aunque España busque prolongar las medidas, Europa se cerrará en banda y no permitirá que el plan ibérico se extienda más allá de junio. La razón, como subrayan las fuentes consultadas, es la competitividad. “Francia y Alemania ya van a asumir que dos países van a tener un precio más barato en el gas y que la Industria de sus países serán más débiles en cuanto a precios. La prórroga está prácticamente descartada”, sentencian.
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