Es un músculo que hace tiempo que perdió fuerza. Ni siquiera en los discursos aflora ya. Las cifras han ido menguando, en silencio, poco a poco, casi sin hacer ruido mientras las proclamas política continuaban dibujando el mismo escenario, el de siempre, el de la fortaleza del tejido industrial y empresarial vasco, el de ‘la tierra’ de los emprendedores y la innovación pujante. El Concierto Económico seguía siendo el arco de bóveda que soportaba el modelo, que aseguraba las esencias de la identidad y la fortaleza de la economías vasca. Hasta que todo comenzó a resquebrajarse, amenazando con enfermar de éxito.
Ha sido el reflejo en los espejos de otros lugares, aquellos en los que ni siquiera se osaba mirarse por la distancia a la que se encontraban, el que ha elevado la voz de alarma. Euskadi aún ocupa puestos de cabeza en la mayoría de los indicadores económicos, pero no como antes. Ahora, los competidores en la España de las autonomías e incluso en las regiones europeas a las que siempre ha gustado mirar devuelven imágenes que muestran una realidad devaluada en la que a las autoridades vascas cuesta reconocerse.
Y sin duda, el espejo más incómodo es el de Madrid, el que este viernes exhibió ante cientos de empresarios vascos –algunos pertenecientes a las principales empresas vascas- la presidenta Isabel Díaz Ayuso. La Comunidad que preside hace tiempo que ha demostrado mayor capacidad de captación de inversiones, de atracción de empresas y de competitividad. La fórmula ha sido sencilla y atrevida: reducción impositiva, reducción burocrática y flexibilidad, la ‘libertad’ en todos los campos que Ayuso enarbola como emblema.
Un discurso que no ha pasado desapercibido para el empresariado vasco que hoy mira, en muchos casos, con sana envidia los pasos dados en la capital. Sus peticiones a las autoridades vascas para que tomen ejemplo y procedan a una reforma fiscal ‘Ayusista’ no sólo no han sido correspondidas sino que han recibido un sonoro portazo por parte del lehendakari. Urkullu considera “dumping fiscal” la política tributaria de la presidenta y le acusa de estar convirtiendo a Madrid en una suerte de “paraíso fiscal”.
Alejado del empresariado
El otrora colectivo cercano al poder que casi siempre ha ostentado el PNV en Euskadi, hoy se siente incómodo con los gobernantes jeltzales. La interlocución ya no fluye del mismo modo entre las patronales y Sabin Etxea. Más aún cuando Urkullu les escucha reclamarle que imite a la presidenta madrileña. El sólo responde que hablan por sus “intereses particulares”.
El empresariado no comprende cómo el País Vasco no está recurriendo a exprimir mejor su principal herramienta, el Concierto Económico. La singularidad foral le otorga un mayor margen que al resto de Comunidades Autónomas –a excepción de Navarra- para aprobar normativas más favorables en impuestos clave como el IRPF, Sociedades, Patrimonio o Sucesiones: Estamos perdiendo competitividad”, vienen repitiendo desde hace tiempo.
Por el momento, las Juntas Generales, los parlamentos provinciales con capacidad para regular los tributos, no han dado pasos hacia una reforma fiscal. Urkullu no quiere. Rebajar impuestos para ser más competitivos, tal y como le solicita el empresariado –incluso el más afín- supondría una merma de la recaudación en tiempos de dificultad y crisis como el actual. Un riesgo que el Gobierno vasco no está dispuesto a asumir.
Euskadi no pertenece al régimen general, Ayuso sí. Madrid podría recurrir al fondo de financiación autonómica, el rescate a la Administración, en caso de quedarse sin recursos para sufragar sus servicios esenciales. El País Vasco debería arreglárselas con lo que recaude..., cosas de la foralidad. Por eso no parece próximo un ajuste fiscal a lo Ayuso en la Euskadi del Concierto Económico. Menos aún cuando las previsiones de crecimiento menguan de trimestre en trimestre.
Menor creación de empresas
Los últimos datos de enero de este año revelan que en Madrid el ritmo de creación de empresas crece mucho más rápido que en Euskadi. La comunidad que preside Ayuso aumentó un 23% la constitución de nuevas mercantiles, la que lidera Urkullu un 20%. La deuda que soportan sus administraciones públicas también empiezan a distanciarse. El último año Madrid redujo un 0.6% su deuda frente al País Vasco que la aumentó un 3,5%.
El señuelo de un IRPF más benévolo también preocupa e incomoda. Ayuso se encargó de subrayarlo en su visita a Euskadi. Los jóvenes y emprendedores, el talento, lo tendrá más fácil en su Comunidad que en Euskadi, vino a asegurar. Las últimas medidas en torno a recortes del IRPF han abierto otra brecha en el puente Madrid-País Vasco. El tramo mínimo de este impuesto es casi cinco puntos inferior en Madrid, un 18,5% frente al 23% en Euskadi y el tramo más elevado, cuatro puntos menos: 45,5% frente al 49% vasco.
De la supresión de los impuestos de Patrimonio (177 millones el año pasado) y Sucesiones, las administraciones vascas no quieren ni oír hablar. El mantra de Ayuso en torno a estos impuestos también ha calado en el empresariado vasco que comienza a pedir su supresión o reducción, por ahora sin éxito. El margen de apenas un punto, el 24% frente al 25% del territorio común, en el Impuesto de Sociedades ya no logra enraizar apuestas empresariales con la misma fuerza que años atrás.
Hubo un tiempo en el que el ‘paraíso’ impositivo, incluso pese a la amenaza terrorista, eran las condiciones tributarias de Euskadi. El Concierto Económico permitía a las haciendas forales brindar un suelo atractivo para inversiones y empresas y compensar con ello las reticencias derivadas del problema de la violencia. Hoy, la deslocalización de empresas es un problema casi cotidiano y las dificultades crónicos del tejido empresarial no parecen haber mejorado. Y mientras tanto, la sociedad vasca continúa envejeciendo y augurando un futuro incierto de mano de obra.
Pérdida de competitividad
Un reciente informe del foro empresarial ‘Zedarriak’ analizaba el escenario y la fotografía que describía era demoledora. El ‘Diagnóstico Económico y Social’ afirma que Euskadi ya no ocupa puestos de liderazgo en el campo empresarial y se aleja de las regiones líderes europeas con las que antes podía compararse. En la larga lista de problemas que detalla el documento destacan la cada vez mayor dificultad para atraer inversiones que empieza a detectarse, los problemas crecientes para encontrar determinados perfiles cualificados o la dimensión insuficiente del tejido empresarial vasco que la resta competitividad en un mercado global como el actual.
Y de fondo, el gran problema demográfico que dibuja un horizonte incierto. Euskadi registra actualmente uno de los niveles de natalidad más bajos de Europa. Hace años que el problema no hace sino agravarse y que el mercado laboral comienza a notarlo. Los empresarios acumulan años alzando la voz contra una realidad que requiere soluciones, en los social y en lo económico.
Por ahora, la relación Euskadi-Madrid, al menos entre Gobiernos autonómicos, seguirá siendo fría, casi inexistente. Encontrar una imagen de Urkullu y Ayuso juntos, sigue siendo tarea casi imposible. La presidenta visitó ayer Euskadi para exponer sus medidas económicas pero expuso una realidad que parecía más 'pescar' nuevos aliados para su comunidad que buscar imitadores. La presidenta no ocultó que la relación con Urkullu no es fluída y que no se reúne con él "porque no tengo que pedirle permiso para venir", dijo. Por ahora, el único gesto de acercamiento parece ser más de cortesía que de voluntad: la llamada a reformar la colaboración entre ambas comunidades, entre la Euskadi del Concierto Económica y el Madrid del 'Ayusismo' fiscal.
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