Las aerolíneas se plantean ya trasladar al precio del billete de avión la subida del combustible. La guerra de Ucrania ha impulsado el barril de queroseno hasta los 150 dólares y cuesta ya el doble que en abril del año pasado y alcanza los 150 dólares.
Según la Asociación de Líneas Aéreas (ALA), este factor que representa alrededor del 30% de los costes de una compañía puede retrasar la recuperación del sector en función de cuánto se mantenga en el tiempo.
"Algunas compañías tienen coberturas y están menos expuestas, pero si se mantiene en el tiempo este entorno de precios tan altos, es razonable pensar que tendrán que subir los precios de los billetes a medio y largo plazo", sostiene el presidente de la organización que aglutina a 80 aerolíneas, Javier Gándara.
El también presidente de EasyJet para el sur de Europa asegura no tener estimaciones de cómo puede ser el crecimiento en las tarifas. "Dependerá fundamentalmente de cómo evolucione la interacción de oferta y demanda", agrega.
De cara al verano, algunas compañías tienen porcentajes de cobertura significativos (entre el 60 y el 80%) a precios similares a lo que era el importe previo al conflicto bélico. Por eso sólo están expuestos al alto precio actual en un 20%-40%. "Esas compañías podrán soportar mejor una estructura de tarifas competitivas", añade. Muchas otras optaron por rebajarlos después de que en 2020 esos mecanismos de protección supusieran una carga ante la falta de operativa.
IAG, la matriz de Iberia, Vueling y British Airways, tiene una cobertura del 70% para el primer trimestre y del 60% para el resto de 2022. Sin embargo, esa protección cae al 30% el próximo año. El consejero delegado del holding hispano-británico, Luis Gallego, advirtió hace poco que si la guerra se alarga tendrá que trasladar la escalada de precios a los billetes.
El propio Gallego recordó que "las aerolíneas americanas no tienen coberturas y otras como WizzAir, tampoco". Por su parte, otras como Ryanair y Air Nostrum tienen garantizado el 80% del precio para 2022. Sin embargo, Gándara recuerda que "incluso las compañías que tienen actualmente buenas coberturas, a medio-largo plazo acabarán recibiendo todo el impacto".
Alta volatilidad
El presidente de ALA subraya que una de las principales características del precio del combustible es la alta volatilidad, lo que hace muy difícil hacer predicciones. "En agosto de 2008, el precio del barril de crudo llegó a 150 dólares. Todo el mundo decía que para diciembre llegaría a los 200 y, sin embargo, se desplomó a 30 dólares", recuerda.
Aunque la subida de precios no sea inmediata, si el conflicto de Ucrania se alarga y el precio del combustible no desciende, las aerolíneas tendrán que trasladar el incremento al cliente. "Si no, las compañías perderíamos dinero y desapareceríamos", incide.
De momento, ALA prevé que el tráfico de pasajeros se sitúe en niveles previos a la pandemia en 2023. Además, las aerolíneas han programado para el verano prácticamente el mismo número de asientos que en el mismo período anterior a la covid-19 (212 millones frente a los 213 de 2019).
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