Se asemeja a un gran taller ferroviario o a un inmenso astillero. Pero en su interior no se fabrican trenes ni barcos, sino grandes módulos que acabarán ensamblados para formar una casa. En la fábrica de vivienda industrializada que tiene la compañía Bauen en Toledo, los tradicionales obreros no necesitan llevar casco.

A diferencia de la obra tradicional, aquí no hay trabajo en altura que obligue a usar este elemento de protección. Tampoco hay trabajo a la intemperie. Sólo unas grúas de gran tonelaje mueven de un lado al otro de la nave de 12.000 metros cuadrados los materiales de construcción entre los que no hay ni rastro de ladrillos.

La vivienda industrializada apenas representa un 1% de las que unidades de obra nueva que se entregan cada año. Pero en un contexto de falta de mano de obra, los promotores lo ven como una solución ideal que permite además acortar casi a la mitad el tiempo de entrega.

Como en una factoría de automóviles, a las estructuras de metal que dan forma a los módulos se van añadiendo poco a poco elementos como en una cadena de montaje; desde el alicatado de los baños, hasta las conducciones de calefacción, la instalación eléctrica o las puertas y ventanas. Jorge Perelli, Director General de Bauen, explica que la fábrica castellano-manchega "tiene capacidad para fabricar 200 casas al año en un turno".

Además de reducir los tiempos de entrega prácticamente a la mitad, este sistema también evita en gran parte los modificados y los temidos sobrecostes de la obra tradicional. Todo está perfectamente planificado antes de iniciar la producción en la que participan soldadores, electricistas, fontaneros, carpinteros, montadores de estructura metálica y de pladur.

En cuanto al precio, "en coste directo supone un 8% más que una construcción tradicional", explica José María Quirós, delegado de Industrialización de AEDAS Homes. "Pero si haces el cómputo de todos los costes, interesa hacerlo porque es compensado con otros factores como la mejora de rotación de activos, la reducción de costes financieros, indirectos y auxiliares", recuerda. Además, esta técnica permite reducir los plazos de entrega de 18-24 meses a entre 9 y 12 meses.

La promotora dirigida por David Martínez ha impulsado ya doce promociones totalmente industrializadas, de las que ya ha entregado seis con más de 100 viviendas. Asimismo, está desarrollando más de 50 proyectos residenciales parcialmente industrializados (con baños, fachadas, estructuras, paneles, etc.) con más de 2.000 viviendas. Su objetivo es que al menos el 25% de las viviendas que entregue AEDAS Homes a partir de 2023 sean total o parcialmente industrializadas (es decir, modulares 100% offsite o con algún elemento industrializado).

Cuando todo está a punto dentro de la fábrica, cada módulo sale perfectamente embalado y una enorme grúa los coloca sobre los camiones encargados de transportarlos hasta su destino final. En el terreno donde se encuentra la promoción, otros equipos han realizado previamente la cimentación, al tiempo que se construían los módulos.

Al margen de grandes promociones, la fábrica de Toledo también puede fabricar vivienda industrial para particulares, o módulos para otro tipo de edificios como colegios o residencias de ancianos o de estudiantes.

Aunque la construcción industrializada acorta los plazos de entrega, los promotores se quejan de que la burocracia y los tiempos para obtener las licencias de obra se demoran demasiado en los Ayuntamientos. Las exigencias técnicas, eso sí, son las mismas que para las viviendas tradicionales.

Quirós defiende que la construcción industrializada es una manera de dar nueva entrada a más trabajadores en el sector. "Hemos tenido un problema que la masa laboral que teníamos de tres millones de personas ha salido del sector. Y la gente joven no está dispuesta a volver trabajar en las obras tradicionales. En una fábrica es mucho más atractivo", reflexiona.