El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció el pasado 2 de marzo en el Congreso de los Diputados que impulsaría un gran pacto de rentas con los sindicatos y los empresarios con el objetivo de evitar caer en una espiral de inflación. Unos días después, el 7 de marzo, convocó una reunión que presidió él mismo para empezar a abordar el tema. Pero casi dos meses después los agentes sociales no tienen ninguna noticia de cuáles son las intenciones del Ejecutivo al respecto.
"El concepto pacto rentas ni está ni se le espera pero por incomparecencia del resto de las partes, sobre todo desde el Gobierno. Yo estoy perplejo", dejó claro el secretario general de CCOO, Unai Sordo, en una rueda de prensa este lunes junto al líder de UGT, Pepe Álvarez. Juntos confirmaron que no hay ninguna reunión convocada y que simplemente se les ha emplazado a llegar por su cuenta a un acuerdo de salarios.
Lo que parecía una nueva edición de los Pactos de la Moncloa, aquel acuerdo -no solo económico- que en 1977 firmó el Gobierno con los principales partidos políticos, sindicatos y empresarios, y que logró contener la inflación -entonces llegó al 44%- e impulsar la salida de la crisis se ha ido diluyendo con el paso de las semanas. Ya van casi dos meses. El Ejecutivo no llegó a hablar explícitamente de reeditar un pacto similar, pero sí manifestó que impulsaría un gran acuerdo para evitar generar una espiral inflacionista.
Lo expresó así aunque las organizaciones sindicales CCOO y UGT ya estaban reuniéndose con las patronales de empresarios CEOE y Cepyme para intentar pactar cuánto deberían incrementarse los sueldos en convenio durante los próximos cuatro años. En ese marco, no quedó claro qué papel tendría el Gobierno. Desde Moncloa tampoco formularon una petición concreta, como era de esperar. No se les pidió contener la subida salarial hasta una cifra concreta ni los beneficios empresariales.
En el primer encuentro de estas dos partes con el presidente y el resto de ministros económicos, los agentes sociales le recordaron que este asunto se negocia sin su participación -a diferencia de la reforma laboral, la de pensiones o la subida del salario mínimo, que sí se debaten a tres partes, entre Ejecutivo, organizaciones sindicales y empresariales- y desde entonces no han vuelto a tener noticias del plan de Sánchez.
Así, sindicatos y empresarios han continuado con sus reuniones bilaterales para renovar el llamado Acuerdo Interconfederal para la Negociación Colectiva (AENC), un documento que dicta las líneas generales en las que después se basarán los negociadores a la hora de renovar cada convenio colectivo, y, entre otras cosas, incluye cuánto deben incrementarse los sueldos. El anterior, vigente desde 2018, caducó en 2020 y todavía no se ha actualizado.
Las partes empezaron a reunirse con este fin a finales de enero pero hace tres semanas detuvieron las convocatorias. Con la inflación disparada al 9,8% por la guerra en Ucrania, el Gobierno estudiando medidas para contener el precio de la luz y limitar la repercusión del del gas sobre el resto de la energía, veían muy difícil avanzar. Ahora las negociaciones continúan, pero el acuerdo parece muy lejano.
Este diario ha consultado al Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital sobre si tiene previsto volver a convocar a los agentes sociales con este fin pero el departamento de Calviño no había contestado cuando se terminó de redactar este artículo.
Pasar a la ofensiva
En este contexto, los sindicatos alertan de que se vienen meses de intensas movilizaciones en la calle. Es lo que auguran que sucederá si los empresarios continúan sin aceptar sus planteamientos para subir los salarios, en un momento en que la inflación está disparada y afecta directamente al bolsillo de millones de españoles. A la vez, alertan al Gobierno del posible auge de la ultraderecha si no calma las aguas.
De continuar la "cerrazón" por la parte empresarial, tendrá consecuencias, alertan. Primero, en la calle, puesto que auguran una segunda parte del año -o incluso una primavera- de intensas movilizaciones en protesta. Si no suben los salarios, los trabajadores están perdiendo poder adquisitivo mes a mes, reivindican. Segundo, porque bloquearán los convenios que deben renovarse este año, exigiendo condiciones más duras.
"Vamos a ser beligerantes para que en los convenios se traslade lo mismo que estamos pidiendo a la CEOE. Vamos a tensionar la negociación colectiva, si las organizaciones empresariales continúan con su cerrazón es más que previsible incremento conflictividad laboral en la segunda parte del año en el marco de la negociación de todos los convenios", explicó Sordo.
Los sindicatos han planteado a los empresarios una subida salarial del 3,4% para este año, del 2,5% para el siguiente y del 2% en 2024, pero sobre todo insisten en que se incluyan en los convenios cláusulas de garantía salarial para que a final de cada año se corrija la diferencia entre el alza salarial pactada y la inflación. CEOE no está de acuerdo con esta última parte.
"Va a haber mejoras en los excedentes empresariales y no vamos a consentir que no se traslade a los salarios"
La discrepancia es evidente. Los empresarios vienen insistiendo en que no pueden subir salarios ahora, en parte porque las compañías están aún en una situación muy delicada por la subida de los precios, que se ha sumado a las dificultades que aún muchas tenían derivadas de la crisis del covid. No obstante al mismo tiempo también sostienen que aumentar los salarios ahora en línea con los precios generaría aún más inflación.
España no tiene ningún riesgo de espiral inflacionista por la evolución de los salarios"
unai sordo, ccoo
Pero desde las organizaciones sindicales descartan que pueda producirse este efecto, argumentando que las alzas salariales que están proponiendo quedan muy lejos de la inflación actual. No solo la CEOE, también los economistas han recordado que aumentar los sueldos en un momento de precios altos puede llevar a generar una espiral de inflación, porque los empresarios podrían trasladar este aumento de los costes -que supondría pagar más salarios- a los precios de los bienes y servicios que ofrecen. Después, al dispararse más los precios, los sindicatos volverían a pedir subidas salariales y así sucesivamente.
"España no tiene ningún riesgo de espiral inflacionista por la evolución de los salarios", ha asegurado Unai Sordo, "pero sí corre el riesgo de que se desactive la demanda interna en un momento de enormes incertidumbres geopolíticas y geoestratégicas. El sostenimiento de la demanda interna es una variable clara y es incompatible con una devaluación de los salarios", ha advertido. También ha insistido en que las empresas van a ganar más estos meses. "Va a haber mejoras en los excedentes empresariales y no vamos a consentir que no se traslade a los salarios".
Este jueves se conocerá el dato -avanzado- del índice de precios al consumo de abril, que volverá a poner sobre la mesa el debate sobre la necesidad de subir los salarios. A la vez, los agentes sociales continuarán discutiendo el AENC, y de si da o no resultado dependerá que los sindicatos convoquen movilizaciones en protesta los próximos meses.
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