España baila sobre una fina cuerda en materia energética. A Moncloa se le acumulan los problemas por culpa de la crisis derivada de la guerra de Ucrania. Tampoco ayuda el volantazo de Pedro Sánchez respecto a su nuevo papel con Marruecos y el Sáhara Occidental, que ha puesto de uñas a Argelia, el que hasta hace poco era el socio de referencia en el envío de gas a la Península Ibérica.
Desde que el Gobierno decidiera estrechar lazos con Rabat, Argelia ha endurecido sus mensajes y sus actos contra España. En plena amenaza de suministro de gas por el posible cierre del grifo por parte de Rusia a Europa, el país africano ha mandado varios recados a Pedro Sánchez y el resto de ministros, dejando en el aire las relaciones comerciales entre ambos países. El principal problema al que se enfrenta Sánchez en estos momentos es al del posible adiós del gas argelino si el Ejecutivo aboga por mandar parte de las reservas que tiene a Marruecos.
Así, el ministerio de Energía advirtió de que rescindirá el contrato de suministro de gas con Madrid si el Gobierno español lo destina a un objetivo distinto al pactado, con la vista puesta en la posibilidad de que España pueda exportar el gas argelino a Rabat.
«Cualquier envío de gas natural argelino entregado a España, cuyo destino no sea el previsto en los contratos, será considerado como un incumplimiento de los compromisos contractuales y, en consecuencia, podría dar lugar a la rescisión del contrato que vincula a Sonatrach con sus clientes españoles», declaró Argelia el pasado miércoles.
Para evitar mayores problemas, la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera aseguró que “ni una sola molécula del gas que llegue a Marruecos procederá de Argelia”, insistiendo en que España debe tener “buenas relaciones con ambos vecinos”. “El acuerdo que ponemos a disposición en términos comerciales son las infraestructuras para Marruecos, pero con la condición indispensable de que sea Marruecos quien contrata el gas natural licuado en el volumen por ese tubo, en sentido inverso, norte-sur, y que sea transparente y público el origen de ese gas y el sitio donde se desembarca ese gas para que estemos seguros de que el volumen, la procedencia y el destino cumple con ese compromiso con Argelia”, apostilló.
Pero esta afirmación, tal y como revelan fuentes del sector energético, no es posible hacerla. “Es imposible saber si el gas que llega hasta España ya que el gas procedente de buques cargueros desembocan con los que proceden desde el gasoducto que viene de Argelia”, narran en conversación con este periódico. En este sentido, inciden en que “la versión del Gobierno es difícil de asumir y el país africano es consciente” por lo que las mismas voces no descartan que “Argel endurezca el mensaje y vuelva a amenazar con cortes de suministro”.
Las mismas fuentes explican que “España y Argelia siguen jugando sus cartas en este conflicto diplomático”, si bien es el país africano el que “tiene la sartén por el mango”. “Estamos en una crisis sin precedente y un cierre de las importaciones puede ser la puntilla para el sistema gasístico”, remarcan. No obstante, también prevén que la sangre “no llegue al río” ya que los políticos del país “son serios y nunca han incumplido sus contratos”.
Adiós al 'hub' energético
Las ruptura de relaciones entre Argelia y Moncloa han provocado que el sueño de Pedro Sánchez en que España fuera un hub energético que nutriera al resto de Europa de gas, hidrógeno o electricidad se esfumara. Más aún cuando Italia ha sacado tajada de la situación y haya firmado un acuerdo en el que se contempla un aumento progresivo en las cantidades de gas hasta el país transalpino hasta en un 40%.
Así, Argelia venderá a Italia el triple de gas que a España a partir de 2023 y lo convertirá en su gran socio europeo. Mario Draghi, presidente de la República de Italia,se aseguró recibir 30.000 millones de metros cúbicos por gasoducto frente a los 10.000 del único que mantiene abierto Argel con España.
El enfriamiento de las relaciones supuso que nuestro país cambiara la política de compra de gas desde hace varios meses y España ha cambiado de socio de referencia. Así,el peso del gas natural de origen estadounidense supuso el 32,9% del total de las importaciones españolas, mientras que Argelia ocupa la segunda posición con el 23,2%.
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