El euro se está debilitando frente al dólar. Este martes, la divisa única se cambiaba por 1,05 dólares, precios no vistos desde finales de 2016 y principios de 2017. Desde que comenzó el año, el euro ha caído un 6,1% frente a la moneda estadounidense. Este fortalecimiento del dólar se debe, principalmente, a la subida de tipos por parte de la Reserva Federal de EEUU, lo que hace que el Banco Central Europeo se sienta presionado para subir los tipos, aunque el mercado ya descuenta que lo hará en verano para frenar la inflación.
Ben Laidler, estratega de mercados globales de eToro, explica que el dólar estadounidense se ha disparado este año como "refugio seguro" y mientras la Fed sube los tipos de interés. La postura agresiva de la Reserva Federal y la aversión al riesgo han llevado al dólar estadounidense a su nivel más alto en 20 años frente a las divisas de los mercados desarrollados. Se ha disparado a través de niveles clave frente al yen (130), el euro (1,05) y la libra (1,25), ya que sólo este año han caído entre un 8 y un 12%.
“La fortaleza del dólar ha sido un lastre para los mercados emergentes, las materias primas, la tecnología y el comercio estadounidense. Pero también ha sido un amortiguador necesario para los exportadores europeos y japoneses, y sin él la inflación de EEUU habría sido aún peor”, explica Laidler. El estratega considera que habrá una estabilización del dólar a finales de este año que impulsará un cierto alivio en estos activos. “Es probable que se haya visto la mayor parte de la fortaleza del dólar estadounidense, ya que el resto del mundo empieza a ponerse al día”, añade.
Carlos Balado, profesor de economía de OBS Business School, señala que la fortaleza del dólar debilita el poder adquisitivo de las economías de la Eurozona, ya que todo lo que importan va a ser más caro. Una de las materias primas que compran en dólares es el petróleo, “el barril de crudo ha subido un 60% en lo que va de año, al cambio a euros la subida es mayor del 80%”, asegura el profesor.
España, por su parte, está comprando más gas a EEUU, según los datos ofrecidos por Cores. Un gas que es hasta un 50% más caro debido a los diferentes procesos de tratamiento y que le ha salido más caro por la fortaleza del dólar.
No obstante, para eToro la fortaleza del dólar se reducirá “un poco” en el segundo semestre del año, “a medida que la aversión al riesgo mundial disminuya lentamente y las subidas de tipos de la Reserva Federal se reduzcan a 0,25% por reunión”. Cuando esto ocurra, Laidler señala que la ventaja del crecimiento económico de EEUU frente a sus homólogos mundiales empezará a reducirse.
Un euro más débil ayuda a que las economías y las empresas del continente sean más competitivas y a compensar algunas de las crecientes presiones económicas
Un euro más débil encarece los productos importados, lo que aumenta las presiones inflacionistas del 7% en la zona euro, y dificulta aún más la labor del Banco Central Europeo (BCE) a la hora de gestionar la presión de los precios y el crecimiento. El euro es un "amortiguador" clave frente a los crecientes riesgos de recesión, junto con los tipos de interés con límite cero y el aumento del gasto público.
“Un euro más débil ayuda a que las economías y las empresas del continente sean más competitivas y a compensar algunas de las crecientes presiones económicas”, asegura el estratega de mercados de eToro.
Balado explica que esta fortaleza del dólar tiene un efecto “muy negativo” por parte de las importaciones, “porque aumenta el coste de la vida y resta capacidad de compra al particular”, pero tiene su parte más favorable en las exportaciones porque hace a Europa más competitiva, ya que lo que se vende al exterior es más barato que lo que se puede comprar en dólares.
Entre los expertos existe la preocupación de que un euro más débil puede tener su efecto sobre la inflación, es decir, que sea todavía mayor y repercuta en el poder adquisitivo de los hogares, lo que podría repercutir en la economía. Este debilitamiento del euro se seguirá viendo mientras dure la guerra, que parece que no va a terminar en el corto plazo. Por ello, parece que la única solución es una política monetaria más agresiva, aunque Balado apunta que podría no servir, porque los mercados ya descuentan la subida de tipos en verano, por lo que el precio de la divisa única podría no verse alterada, porque lo estaría sufriendo ya.
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