La artesanía atraviesa un momento crítico. La artesanía en España perdió entre 2015 y 2019 en torno a 300 millones de euros de producción (una caída del 4,7% de su volumen total), lo que generó una contracción de su contribución al PIB desde un 0,65% a un 0,54% en este periodo.
Así lo recoge el estudio La artesanía en España: seña de identidad de la alta gama, realizado por la consultora KPMG con el impulso de Círculo Fortuny, la principal asociación española del sector de la alta gama. La contribución económica directa del sector fue de 6.049 millones de euros en 2019, un valor equivalente al 0,54% del PIB nacional y al 4,9% del PIB de la industria manufacturera.
La dispersión normativa entre las diferentes Comunidades autónomas no ayuda a que el sector de la artesanía española pueda coger impulso. Entre otras cosas, la delimitación y reconocimiento de actividades como oficios artesanos, la calificación, registro y cualificación de artesanos y maestros artesanos o el reconocimiento de zonas de interés artesanal son algunos puntos que dificultan la actividad.
Según el informe, otros países de nuestro entorno más próximo tienen marcos comunes que facilitan la actuación conjunta del sector. Es el caso de Estados como el francés o el alemán.
En cuanto a las empresas, en 2019 había un total de 64.000. Representan el 1,9% del total del tejido empresarial y un 37,4% de la industria manufacturera. Por contra, en los países antes citados la cifra es mucho más alta. En el caso galo, se llega a 120.000 empresas.
Por su parte, las empresas artesanas españolas dan trabajo a 213.000 empleados, lo que supone el 1,1% del total de empleos y un 10,3% de la industria manufacturera. Y según el análisis realizado por KPMG, la situación parece estar estancada.
Según las conclusiones del informe, la vulnerabilidad del sector contrasta con su potencial de crecimiento. Las actividades artesanas tienen una especial importancia para obtener diseños o productos singulares que, por su nivel de calidad, excelencia o diferenciación, se pueden categorizar como de alta gama, y que son fundamentales para el desarrollo de las marcas y la industria del lujo.
El texto destaca que el "hecho a mano en España" por parte de talleres y maestros españoles es ahora mismo "un valor añadido clave para numerosas marcas de prestigio nacionales e internacionales" y representa una gran oportunidad de crecimiento para nuestro país. Sin embargo, el cliente final no termina de percibirlo y, según el informe, "no existe un reconocimiento generalizado de la aportación que tiene la artesanía española en la alta gama".
El sector de la artesanía en España enfrenta importantes amenazas. Entre otras, la escasa visibilidad de los artesanos, la falta de maestros artesanos y su relevo generacional, la retención del talento, la falsificación, el intrusismo y la masificación. Por contra, también cuenta con oportunidades como la innovación en materiales y tecnología, la digitalización, el apoyo de grandes empresas y asociaciones, el creciente turismo de lujo, y los nuevos perfiles de consumidores.
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