Europa se mide las pulsaciones. La invasión rusa en Ucrania está dejando unas consecuencias energéticas sin parangón y el Kremlin aprieta a los países de la Unión Europea. A pesar de que las democracias del Viejo Continente han presionado a Putin con sanciones, el político se ha mantenido firme y ha elevado la presión dejando sin gas a Polonia, Bulgaria y ahora, a Alemania tras cerrar el tubo del Yamal.
Con el grifo ruso cada vez más cerrado, los países de Europa ven cómo el fantasma de la falta de suministro sobrevuela, coloreando de negro el medio plazo. Fuentes del sector energético piden no caer "en la histeria", pero asumen que la Unión Europea se enfrenta "a meses complicados" ante la falta de gas ruso.
"Estamos en una clara desventaja del gas que viene por tuberías porque aunque los países productores como Qatar y otros países productores pudieran enviarnos toda la materia prima que viene de Rusia, Europa no tiene la suficiente capacidad para regasificar todo el material importado", señala Verónica Bermúdez, Senior Research Director at the Energy Center at the Qatar Environment and Energy Research Institute (QEERI). Según los datos del sector energético, Rusia envía a Europa un total de 155 bcm (miles de millones de metros cúbicos/año).
La incapacidad de poder obtener gas de fuera para suplir el ruso supone que el sector energético y las principales potencias del Viejo Continente lancen mensajes de inquietud de cara a los meses del próximo invierno. El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, dijo este miércoles que «hoy por hoy no se pueden sustituir los 150 bcm de gas que Europa recibe de Rusia». En este sentido, dijo que «no hay forma de cubrir prácticamente el 40% de ese gas» en Europa y eso va a provocar un «tensionamiento brutal». Este mismo jueves, la Airef también contempla como una probabilidad real "posibles cortes en el suministro de gas energético".
El escenario crítico ya lo reflejó la Comisión Europea a inicios de la invasión rusa en Ucrania cuando pidió a los ciudadanos "pasar algo más de frío en el próximo invierno para depender menos de Rusia". Ese mismo día, Bruselas se puso como objetivo número uno dejar de lado el gas ruso y frenar las importaciones de la materia prima hasta en un 60% para finales de 2022.
Unas miras que los expertos ponen en cuarentena. "Es una cifra muy complicada. Alemania sigue en su idea de desmantelar las centrales nucleares por lo que seguirá pidiendo gas y carbón para generar electricidad y el gas, viene principalmente de Rusia, provocando un ciclo vicioso que no se sabe cómo salir", arguye Bermúdez.
Fuentes del sector energético también vaticinan que la cifra marcada por la Unión Europea es "irreal". "Es poco creíble. No es porque Europa no quiera depender de las energías renovables, pero existe poco tiempo para poder decir abiertamente que no necesitaremos de materia prima rusa sin que existan consecuencias", remarcan.
España e Italia, mal menor
Es aquí donde entra España e Italia. Los dos países pueden ser parte de la falta de desabastecimiento de gas que puede producirse cuando el invierno aceche y el consumo de esta materia prima se dispare.
"Tradicionalmente España e Italia son países gasificados ya que han tirado del gas para poder ser energéticamente solventes", apuntan fuentes del sector energético. En este sentido, recuerdan que son los dos únicos países europeos "que cuentan con infraestructuras que se unen con Argelia", uno de los principales socios energéticos de ambas naciones. Bien es cierto que tras el cambio de postura de Pedro Sánchez con el Sáhara Occidental la situación con Argel es crítica y, progresivamente, el gas africano llega con menor frecuencia hasta las instalaciones nacionales.
De hecho, España se ha convertido en un exportador de gas al resto de Europa. Según los datos de Enagás el envío de materia prima a través de Francia crece mes a mes desde finales de 2021 y, por segundo mes consecutivo, las exportaciones son mayores que las importaciones. Por ejemplo, durante abril, el sistema gasístico exportó en abril 5.618 gigavatios hora (GWh) a Francia, y solo recibió 464.
Cabe recordar en este sentido, que la capacidad total de la interconexión franco española es de 7 bcm y, en la actualidad el envío de gas "está a pleno rendimiento", tal y como señalan fuentes del sector.
Lo mismo ocurre con el gas natural licuado. La utilización de la carga de buques alcanzó los 3,9 TWh, un 169% más que en el mismo trimestre de 2021, de acuerdo a las cifras obtenidas de Enagás. España cuenta con una de las mayores redes de regasificación y tiene las plantas de Barcelona, Sagunto, Huelva, Cartagena, Mugardos y Bilbao.
Italia, por su parte, tiene una posición geopolítica inmejorable en el mapa energético europeo. El país trasalpino cuenta con los gasoductos que la unen con Argelia y Libia, proveedores alternativos a Rusia, y a las interconexiones con el norte de Europa a través de Suiza, Austria y Eslovenia. Además, el presidente de la república, Mario Draghi, llegó a un acuerdo con Argelia para aumentar las compras de materia prima hasta en un 40%.
No obstante, no es oro todo lo que reluce y las diversas fuentes del sector consultadas remarcan que "a pesar de que Italia y España pueden ser actores importantes en los próximos meses, es imposible suplir todo el gas que viene de Rusia con los esfuerzos" de los países anteriormente citados. Según cálculos del sector, ambas potencias podrían enviar un total de 45 bcm al resto de Europa.
Precios altos de gas
Otro de los aspectos que tampoco mejorará es el de los precios del gas. Las fuentes energéticas consultadas esgrimen que "el pulso de Europa con Rusia, y viceversa, abocan a varios meses con los costes muy elevados".
El mero hecho de que Rusia cerrara el gasoducto del Yamal, provocó un nuevo terremoto en los precios de la materia prima. El gas natural en Europa se disparó un 11% este jueves, hasta 105 euros por MWh, aunque llegó a repuntar más del 20% durante la sesión.
Otra de las razones por las que veremos un precio del gas es la de acudir al mercado spot (negociado) para llenar los depósitos de Europa el próximo invierno. "Vamos a tener que pelearnos con los asiáticos como sucedió el año pasado para que los buques de gas natural licuado acudan a nuestras costas, algo que volverá a encarecer de manera notable la materia prima", recuerdan las fuentes consultadas.
Cabe recordar que el mero hecho de comprar GNL ya dispara el coste del gas un 50% debido a las diferentes técnicas de gasificación y regasificación que conlleva introducir la materia prima en el metanero.
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