El parque automovilístico español envejece. La actual coyuntura marcada por la crisis de los semiconductores y la escasez de microchips está generando una falta de oferta que eleva la edad media de los turismos que circulan por las carreteras españolas. Si el año pasado cerró en 13,2 años de media, ahora ya está en el entorno de los 13,5 años.
Al no haber disponibilidad de vehículos nuevos, la demanda se ha desplazado al mercado de ocasión. Y el peso recae en los modelos más antiguos. Según la Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos a Motor, Reparación y Recambios (Ganvam), se venden un 50% más de vehículos de más de 10 años que nuevos.
En lo que va de año, se han vendido prácticamente los mismos coches nuevos (233.000 unidades) que mayores de 15 años (220.760 unidades). Y en el mes de marzo, los segundos superaron a los primeros. A nivel europeo, las ventas se desplomaron un 20,6% en abril, según la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles.
Por su parte, las ventas de vehículos seminuevos (entre uno y tres años) están absolutamente desplomadas porque tampoco existe oferta. Las empresas y alquiladoras no pueden renovar sus flotas ni inyectar sus coches ya usados al mercado de ocasión.
Y la situación no tiene visos de mejorar en el corto plazo. Mucho menos tras la crisis abierta por la guerra de Ucrania. Por eso, desde Ganvam solicitan a la Administración que tome medidas para incentivar el achatarramiento y que no resulte más rentable vender un coche usado en el mercado de segunda mano que llevarlo al desguace.
"En un momento como este no se puede apostar sólo por la electrificación. Hay que incidir en políticas de achatarramiento mucho más eficaces enfocadas a vehículos de más de 15 años", dice su directora de Comunicación, Tania Puche, en conversación con El Independiente.
Este avance de la edad media del parque de turismo, añade, complica la consecución de los objetivos medioambientales de descarbonización marcados por el Ejecutivo. En este sentido, destaca que los incentivos están muy centrados en la electrificación. Pero el peso de este tipo de vehículos en el total de las ventas sigue siendo residual.
Además, hay una especial incertidumbre tecnológica por parte de los potenciales compradores de vehículos. "Sería muy importante que los planes de incentivo apoyaran la compra del usado eléctrico y rebajarían la barrera del precio", remarca Puche. Por su parte, el contexto internacional y el actual escenario inflacionista tampoco favorece la confianza de los clientes, que se encuentran en el concesionario con plazos de entrega bastante más prolongados de lo habitual.
Desde Ganvam alertan de que el envejecimiento del parque automovilístico no supone sólo un problema para alcanzar los objetivos medioambientales, sino también para la seguridad vial.
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