Remedios Orrantia es noticia porque acaba de ser nombrada directora de Recursos Humanos del Clúster de Europa del grupo con efectos desde el próximo 1 de julio. La carrera de esta directiva ha sido un largo rosario de éxitos desde el principio. Se incorporó a Vodafone como directora de Recursos Humanos de Inmuebles en 2016 y desde ese puesto ha tenido un papel nuclear en la transformación de la compañía y en su adaptación a las nuevas realidades de su sector, en especial a la digitalización. Ha capitaneado además las políticas de recursos humanos destacando el impulso dado al área de formación, a las políticas de conciliación y a todo lo que tiene que ver con el teletrabajo.
Preocupada por la educación e impulsora de numerosos proyectos en este terreno desde la Fundación que preside, Remedios es una persona con una de las cabezas mejor arquitecturadas que conozco, pero a la vez es una mujer sencilla, amante de su familia y de la vida y que, desde la serenidad de su expresión precisa y tranquila y sus ojos vivos y sinceros, contempla el mundo con una claridad de juicio y un sentido común fuera de lo normal. Por eso me gusta entrevistarla y por eso me gusta charlar con ella.
Pregunta.- Sigues manteniendo la presidencia de la Fundación, pero a la vez en Recursos Humanos promocionas a un puesto en Europa. Explícame cómo estás viviendo este momento y cómo va a ser tu nueva responsabilidad en los Recursos Humanos de una gran compañía como Vodafone a nivel europeo.
Respuesta.- Para mí supone un nuevo reto que me ofrece la compañía porque me dota de responsabilidad en diez países con más de diez mil millones de facturación y más de veinte mil empleados. En cada país habrá retos de distinta índole, multiculturales, con enormes desafíos y con mucho talento que es una de las cosas que más me atrae, además de la diversidad, que es una de las palabras que llevo más a gala en mi forma de ser. Es un nuevo reto que me va a permitir enriquecerme. Hasta ahora este puesto estaba residenciado en Londres, pero he pedido poder llevar esta responsabilidad desde Madrid en nombre de la conciliación y porque también voy a mantener el rol de presidenta de la Fundación Vodafone España que es un proyecto que me apasiona y en el que voy a seguir poniendo todo mi entusiasmo por seguir movilizando en el campo de la educación en este país.
P.- Mantengo que la marca España está compuesta, no sólo por los logros de los deportistas o por los éxitos empresariales sino también por la posibilidad que tenemos los directivos españoles de poder triunfar en el extranjero. Después de tantos años, ¿qué rasgos de liderazgo destacarías de los españoles que triunfan en el mundo?
R.- Con toda humildad, me uno a todas estas personas que están ocupando grandes puestos de responsabilidad internacionales. Cuando viajas te los encuentras y son personas de enorme impacto. Es sin duda uno de los grandes cambios que ha tenido este país en los últimos años. Hemos tenido siempre un hándicap que era el problema del idioma, pero a medida que lo hemos ido superando el profesional español se ha posicionado de forma rotunda internacionalmente lo cual es algo que debe enorgullecernos y que debemos seguir implementando en este entorno global. Es muy difícil extraer características comunes y estereotipar al líder español, pero destacaría que somos gente muy abierta a la colaboración, muy receptiva a trabajar en entornos multiculturales y diversos. Estamos muy acostumbrados a recibir en España a personas de distintas procedencias y a hacerlo con calidez y honestidad y eso se traslada a nuestro estilo de liderazgo. Somos gente capaz de manejar bien la diversidad de perfiles, la multiculturalidad y adaptarnos a todo tipo de entornos.
El líder español tiene que ganar en confianza hacia sus empleados. La productividad no es lo mismo que el ‘presencialismo’
P.- En los últimos años no nos han faltado grandes crisis como la brutal pandemia que hemos padecido y que ha supuesto para todas las empresas un reto extraordinario. Esto nos ha hecho asistir al alucinante éxito del teletrabajo, de la telemática y del ‘homeworking’. ¿Estos cambios que hemos vivido de forma extraordinaria, han llegado para quedarse ya entre nosotros?
R.- Sin duda. El teletrabajo viene para quedarse. En Vodafone lo llamamos el ‘smartworking’, que no es otra cosa que trabajar en donde pienses que vas a ser más productivo. El trabajo es una actividad, no es un sitio al que ir todos los días. Esos entornos deberán ser híbridos porque no creo al cien por cien en el teletrabajo ni tampoco en el presencial por entero. Dependerá de las características de cada puesto. Dicho esto, el líder español tiene que ganar en confianza hacia sus empleados. La productividad no es lo mismo que el ‘presencialismo’. Que alguien esté sentado nueve horas frente al ordenador no significa que sea productivo. Confundimos visualizar a una persona en la oficina con la productividad. Ahí sí tenemos que evolucionar. En este aspecto los líderes españoles tenemos margen para avanzar. No es un problema tecnológico porque, afortunadamente, estamos bien posicionados, tanto en infraestructuras de comunicaciones como portátiles, etcétera. Es un tema de cultura y de confianza. Ahí tenemos que avanzar. La productividad se medirá a través de unos objetivos conseguidos, no de la presencia.
P.- ¿Eres feminista?
R.- Reivindico el rol de ser mujer, con todo lo que ello conlleva, ser mujer, madre, esposa, hija… de todos esos roles me siento orgullosa. No quiero renunciar a ninguno ni imitar otro masculino. Soy mujer y quiero igualdad de oportunidades, moverme en un entorno de libertad, en el que se me mida igual que a otros compañeros de otros sexos u orientaciones sexuales y no quiero ningún tipo de privilegio ni de ‘no privilegio’, por así decirlo. Quiero un entorno de libertad e igualdad que es el que tenemos ahora mismo en España.
P.- ¿La igualdad es un hecho desde tu punto de vista?
R.- La igualdad es un hecho que no se puede discutir. El que mujeres como yo hayamos tenido la oportunidad de crecer y desarrollarnos ha sido gracias a hombres que nos han dado las oportunidades y que nos han visto como profesionales y mujeres. He tenido mis bajas maternales, las he disfrutado a tope, he sido madre cuando he tenido que serlo y profesional cuando he tenido que serlo y ahora exactamente igual. Eso es lo que me gusta ser: mujer. No quiero imitar ningún otro estereotipo ni que nadie me defienda ni me diga lo que soy y lo que no soy.
P.- ¿Qué sentido tiene hablar hoy de conciliación? No me refiero solo a las grandes multinacionales sino en realidades más pequeñas como PYMES o empresas más pequeñas.
R.- Sin duda las multinacionales están mucho más avanzadas en la implantación de prácticas en esta materia, yendo por delante incluso de la propia administración y sus políticas. Me sorprendo a veces porque cosas que llevamos desarrollando desde hace años en las multinacionales se nos dan ahora como novedad. La PYME en este país ha avanzado mucho también en esta dirección y quienes las dirigen están intentando adecuarse a estas nuevas realidades. Como en todo, habrá quien no lo haga y ahí sí que defiendo que haya políticas desde la administración que impongan que se implanten ese tipo de medidas. Sin generalizar porque daremos una imagen de país que no es la adecuada. Vayamos a donde está el problema y apliquemos medidas sobre él, pero no lo convirtamos en generalidad, que es lo que estamos haciendo de manera errónea porque estamos creando en las jóvenes una mentalidad que no es cierta. Tengo una hija de 22 años y le digo que tiene que salir cada día a comerse el mundo siendo lo que es, una mujer. Sin traumas, ni victimismos y sin que tenga la necesidad de ser tratada de forma especial.
P.- ¿Crees que se ha creado ese victimismo en la sociedad?
R.- En algunas ocasiones se ha creado ese victimismo que ha llevado a veces, desde las mujeres, a algún exceso que he vivido como directora de Recursos Humanos. He visto casos en los que la mujer ha sido capaz de protegerse por un bajo ‘performance’, por un bajo desempeño, atrincherándose en posiciones amparadas por determinadas leyes y perjudicando a otros hombres que no tenían esa protección. Las cosas no son blancas o negras. Hay un gran abanico de grises y hay que entender que ni todas las mujeres somos maravillosas ni grandes profesionales ni todos los hombres lo son. En ambos aspectos hay de todo.
La baja laboral por lo que tiene que ver con la menstruación ya estaba implantada
P.- Uno de los aspectos más discutidos en los últimos días ha sido la Ley del Aborto y también los aspectos legislativos que tienen que ver con los temas menstruales. ¿Qué opinas?
R.- Que hay que quitar el IVA a todos los productos de la higiene menstrual. Eso es lo único que he visto que no se ha cambiado. Acerca de la baja laboral por lo que tiene que ver con la menstruación, ya estaba implantada. Ha habido un gran debate y no dudo que pueda haber sitios o empresas donde no estuviera suficientemente tratado, pero en su gran mayoría, en este país, ya estaba respetado.
P.- ¿Era superflua entonces?
R.- No voy a calificar de superfluo nada que haga el gobierno de España por el que siento un gran respeto. Pido eso sí que se traten temas que son fundamentales para la sociedad, no aquellos que tienen más de debate que de impacto real.
P.- Hablemos de educación. En este país, en mi opinión, siempre se ha utilizado como arma política con la vergüenza de haber tenido ocho leyes educativas, cosa que no ha ocurrido en ningún otro país del mundo. ¿Cuál es tu opinión sobre la educación en España? ¿Qué se está haciendo desde la fundación Vodafone España?
R.- La educación debe ser la primera prioridad en la agenda política de cualquier país y debe contar con un gran consenso. La productividad y el futuro de los ciudadanos de un país depende de que lleven, desde edades tempranas, la educación adecuada para que en el futuro sean ciudadanos libres. Un ciudadano libre es el que tiene oportunidad de tener puestos de trabajo de calidad y alternativas para que pueda cambiar en un momento dado y moverse en un entorno internacional que es al que vamos ahora mismo en el que vamos a tener que competir con otros talentos. La educación no está al nivel que debe de estar ni al nivel de consenso entre todos los partidos que debería estar. Es importante que la sociedad civil y las corporaciones demos un paso al frente para colocar el debate de la educación de nuestros hijos en el contexto adecuado. ¿Cuál es? Estamos hablando en los últimos años de un decrecimiento de las carreras STEM, las técnicas, año tras año en este país. Al tiempo vemos que van a faltar cada año miles de profesionales de no se qué o de no sé cuántos, mientras tenemos un índice de desempleo que es una auténtica vergüenza… ¡casi un cuarenta por ciento de nuestros jóvenes que cuando salen de la universidad van gritando que se van a paro los pobres! Ahí me gustaría ver a todos nuestros ministros y ministras defendiendo el futuro de nuestros jóvenes. Hay que asegurar que desde la escuela y desde la universidad se trabaja cerca de la evolución del conocimiento que se está dando en las empresas y en la sociedad para adecuar los conocimientos que se necesitan a esas edades con los que luego se van a demandar en sus puestos de trabajo. Por eso desde Vodafone estamos trabajando por acercar a las edades tempranas, desde los seis hasta los doce años, tecnologías disruptivas. Nosotros enseñamos, desde la Fundación Vodafone, a los niños y a las niñas, en horario lectivo y en ocho comunidades autónomas, realidad aumentada, inteligencia artificial, programación, internet de las cosas, videojuegos. Lo pasan bien, desarrollan competencias como el desarrollo crítico, la colaboración, el trabajo en equipo, la capacidad de comunicación a la hora de realizar los proyectos, y les van formando para que cuando tengan quince años y decidan qué estudiar, en vez de asustarse ante las carreras técnicas, vayan de manera más natural. Esto es lo que tenemos que hacer. No hay mejor política económica que un sistema educativo robusto. El proyecto se llama DigiCraft.
P.- ¿Cuántos niños y niñas se han beneficiado ya de él?
R.- Lo hacemos como he dicho en ocho comunidades autónomas y en horario lectivo, a través de los profesores y han pasado por el programa más de 120.000 niños y niñas. Te aseguro que a esas edades no hay brechas entre niños y niñas; los dos se acercan con el mismo entusiasmo a las nuevas tecnologías. Te quedarías perplejo de como desarrollan sus proyectos, con qué capacidad de comunicación. ¡Ya les gustaría a muchos adultos hacerlo igual!
P.- La pregunta natural de cualquier lector sería qué pasa con las otras nueve comunidades.
R.- Llevamos consigo para este proyecto unos pequeños robots, unas baterías, unos iPads y tenemos unos recursos limitados, pero estaríamos encantados de poner esos recursos al servicio de cualquier comunidad siempre que encontremos las formas adecuadas para la cofinanciación de estos proyectos. Cedería todo desde la Fundación Vodafone para que fuese una asignatura más al servicio de nuestros niños y nuestras niñas que sin duda les van a ayudar a dejar de ser usuarios de pantalla para ser los programadores de su futuro.
Los cargos políticos deben estar tan bien pagados como los directivos porque tienen muchísima responsabilidad, manejan grandes presupuestos y enormes equipos humanos
P.- ¿Cómo va la colaboración público-privada que, en mi opinión, en España sigue siendo una asignatura pendiente?
R.- Tengo una magnífica relación con el Ministerio de Educación y con la Secretaría de Digitalización que siempre apoyan las iniciativas y con las distintas Consejerías de las Comunidades. Al final es una cuestión de tiempos; la rapidez con la que trabajamos en las empresas privadas a veces choca con los procesos administrativos que tienen su razón de ser que pueden limitar la rapidez de implantación de determinadas iniciativas. Creo que para que esa colaboración público-privada, que existe, pero para que se concrete más en actuaciones concretas se deberían agilizar determinados procesos, sobre todo la implantación. La muestra está por ejemplo en los Fondos Next Generation; no hacemos más que oír hablar de ellos, pero no acaban en iniciativas reales. No hemos sido capaces de invertir el 35 por ciento de los que han venido y hay un problema de ejecución; manteniendo los controles que sean necesarios, pero sin necesidad de tanta burocracia para ayudar a que la implantación de determinados proyectos se dejase más en manos de empresas privadas que estamos más acostumbradas a ello. Garantizando la trazabilidad y el seguimiento, para que ningún euro se quede donde no se debe quedar, pero garantizando la implantación.
P.- Usted que ha manejado las nóminas de miles de personas, ¿qué opina de los sueldos de nuestros gobernantes?
R.- Quiero puntualizar que además de ver el salario bruto hay que atender a otro tipo de beneficios que a veces no se computan pero que dejan también muchos beneficios. Me refiero a que, en el caso de los políticos, me gustaría ver la fotografía más ampliada, en la que se contemplen los gastos en los que no incurren y que, comparándose con un ciudadano de a pie, harían que su salario bruto sea hasta un 50 por ciento superior. Gastos de transporte u otros. Tras ese preámbulo, los cargos políticos deben estar tan bien pagados como los directivos porque tienen muchísima responsabilidad, manejan grandes presupuestos y enormes equipos humanos. Dicho esto, el nivel de exigencia de una multinacional también es distinto y habría que equipararlo.
P.- ¿No somos exigentes los ciudadanos?
R.- Desde el punto de vista ideológico, sí. Desde el de gestión tal vez no tanto. En cuanto al proceso de selección para apuntarte en una candidatura exigiría a los partidos políticos que fuesen al mismo nivel de preparación que se exige en una multinacional. Ponderando todo ello, podríamos hablar de un mismo nivel y funcionaría. Pero unas cosas sin las otras, no. Equiparar salarios sin exigir, no.
P.- Si tuviera una varita mágica para solucionar un problema de este país, ¿por cuál comenzaría?
R: Por el paro. Sin duda. Hay que asegurar que todas las personas tengan acceso a un trabajo digno. Eso es lo que va a permitir que todas las personas sean ciudadanos libres, con autoestima y capacidad de crecimiento. No solo el paro juvenil. También hay verdaderos dramas de gente con alrededor de cincuenta años que sale de una compañía y le cuesta mucho reincorporarse. En especial mujeres. Tenemos en Vodafone un programa que se llama ‘Reconnect’ para mujeres que se salen durante seis años de la compañía porque quieren ser madres y luego les cuesta reincorporarse. Nosotros tenemos vacantes solo para ese tipo de perfil. El paro debe ser nuestra prioridad.
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