La reforma de las pensiones impulsada por el Gobierno tiene un objetivo principal: acercar la edad media de jubilación a la edad legal, hoy día en los 65 años si el trabajador cuenta con 37 años y seis meses cotizados, 66 años si cuenta con menos. Y busca conseguirlo a través de dos vías principales: premiando a aquellos españoles que trabajen más allá de su edad de jubilación, por un lado, y penalizando más que de costumbre a quienes se retiren de forma anticipada.
Pero a día de hoy los españoles que se jubilan de forma anticipada son más del 40% del total. Según los últimos datos disponibles en Estadiss, el portal de estadísticas del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS), 35.488 personas se jubilaron en el primer trimestre de este año con 64 años o menos, frente a los 87.321 que se retiraron en total. Son el 40,64%.
El porcentaje es ligeramente inferior al del mismo trimestre del año anterior, cuando el 40,74% se jubilaron de forma anticipada. En 2020, fueron el 40,37%. La proporción cae poco a poco, algo que debería impulsar especialmente la ley que el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, pactó el pasado julio con los sindicatos CCOO y UGT y con las organizaciones de empresarios CEOE y Cepyme, y que después validó el Congreso de los Diputados en diciembre.
¿Y al revés? ¿Existe algún tipo de efecto llamada que esté impulsando especialmente las jubilaciones anticipadas por miedo a la segunda parte de la reforma de las pensiones? El Gobierno tiene previsto modificar el periodo de cálculo de la pensión, una medida que ayudaría a quienes terminen su carrera de cotización en desempleo, pero que mermaría las prestaciones de otros -de hecho, se concibe como una herramienta para la contención del gasto en pensiones, que supone unos 10.000 millones de euros para el Estado cada mes-.
El temor a futuros cambios podría estar llevando a los españoles cerca de la jubilación a decidir salir del mercado laboral antes de lo previsto, pero los datos ahora mismo no apuntan en esa dirección. En enero, el 46% del total de jubilaciones fueron anticipadas, frente al 44% de los dos años anteriores. La media de los últimos diez años es del 45%. Sin embargo, en febrero el 40% de aquellos que se retiraron lo hicieron con 64 años o menos, por debajo del 41% del año anterior, y también por debajo de la media de los diez años anteriores (41%). En el caso del mes de marzo, el porcentaje de los que se jubilaron antes de llegar a la edad legal para hacerlo fueron el 33%, bastante por debajo del 36% del año anterior y muy por debajo de la media (del 40%) de los últimos diez años.
Los datos históricos del primer trimestre muestran las dificultades del Gobierno para conseguir reducir las jubilaciones anticipadas. En 2016 se alcanzó el pico, con el 45% de los jubilados retirándose con 64 años o menos, mientras que la cifra nunca ha quedado por debajo del 37% que se logró en 2010 -hay que tener en cuenta que los datos parte desde 2005-.
Es la razón por la que la edad media de jubilación continúa estancada en los 64 años. Las cifras de Seguridad Social indican que se retrasa, pero lentamente: en 2018 se situaba en los 64,2 años; en 2019, en los 64,4; en 2020, en los 64,6, y en 2021, en los 64,7, cifra que se mantiene estable en lo que va de año.
Por años totales, en 2018 el 43% de quienes se jubilaron lo hicieron con 64 años o menos; en 2019 fueron el 39,5%; en 2020 bajaron algo más, hasta el 38,3%, y en 2021 disminuyeron algo más hasta el 38%.
El Gobierno dice que los trabajadores que demoran la jubilación están creciendo "rápidamente"
Precisamente este jueves el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones hizo una primera valoración sobre el impacto de su reforma de pensiones, en vigor desde que empezó el año. En una comparecencia en el Senado, el secretario de Estado de Seguridad Social y Pensiones, Israel Arroyo, aseguró que aquellos que eligen retrasar su jubilación han crecido "rápidamente".
Arroyo no aportó datos de cuántos estaban escogiendo esta opción frente a años anteriores, pero sí expresó su confianza en que aumenten. "No es lo mismo que te suban 50 euros cada año la pensión de jubilación que te den de golpe 8.000 euros. Pensamos que este elemento hará que se opte más por esta posibilidad de retrasar la jubilación", explicó. También aseguró que el importe de estos cheques está siendo de 20.000 euros de media y que lo están solicitando sobre todo personas con rentas bajas.
La primera parte de la reforma de pensiones ofrece a quienes retrasen su jubilación más allá de la edad legal la posibilidad de mejorar su pensión y de elegir si lo hacen mes a mes o cobrando ese beneficio en un pago único. A quienes escogen retrasar su salida del mercado laboral más de 10 años, Seguridad Social ha llegado a pagarles más de 100.000 euros, aseguran desde el Ministerio.
En la misma comparecencia, el secretario de Estado reiteró que los grandes impactos de la reforma se verán a largo plazo y no a corto. "La reforma del sistema de pensiones tiene un efecto muy a largo plazo y es muy difícil ver sus efectos en el corto plazo. Cuando están bien diseñadas no tienen impacto en el corto plazo, de lo contrario es que se han hecho en un ataque de pánico. Tienen que tener un impacto gradual y amplios periodos transitorios para dar estabilidad y que los trabajadores sepan a qué atenerse", argumentó.
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