Empieza la cuenta atrás para la primera subida de tipos en la Unión Europea en once años. Una inflación disparada ha hecho que el Banco Central Europeo ya haya anunciado que en julio el dinero será más caro, ya que subirán las tasas en 25 puntos básicos. Un anuncio que ya estaba descontado por el mercado. Pero Christine Lagarde, la presidenta del organismo monetario, no descarta que en septiembre la subida sea mayor. La evolución del precio de los bienes y servicios marcará el devenir de la política monetaria.
La inflación cerró el mes de mayo en un máximo histórico, el 8,1%, y el BCE prevé que cierre el año en el 6,8% y hasta 2024 no estará cerca del objetivo del organismo, según sus proyecciones. Así, dentro de dos años estará en el 2,1% ligeramente por encima de ese 2% marcado por el banco central. Lagarde insistió mucho en la rueda de prensa en su compromiso a tomar todas “las medidas necesarias” para que la inflación regrese a la meta del 2%.
Pero esa puerta abierta a subir los tipos de una manera más agresiva en septiembre ha hecho que el mercado no reaccionase bien. Las bolsas europeas comenzaron a caer con más fuerza, el Ibex cedió un 1,5%; el Dax 30 alemán, un 1,7%; y el Cac 40 francés, un 1,4%. El euro reaccionó también con caídas y se volvió a acercar a la paridad con el dólar, ya que cotizaba en los 1,062 dólares.
Los analistas de Bank Of America consideran que hay “mucho margen” para que la inflación les sorprenda al alza, sobre todo en el tercer trimestre. Estiman que la subida total de 2022 será de 150 puntos básicos, así que esperan dos subidas del 0,5% entre julio y octubre.
Empieza lento, pero se acelera en septiembre. “Se sintieron lo suficientemente relajados como para señalar un ciclo de subidas sostenidas sin decirnos qué pasa si los diferenciales siguen aumentando a partir de ahora. Esto nos sugiere que no están preparados para ser proactivos a pesar de las repetidas promesas de que actuarán si/cuando sea necesario”, explican desde Bank Of America.
Ben Laidler, estratega de mercados globales de eToro, también destaca que no ofrecieran ningún plan concreto para frenar el aumento de los diferenciales de los bonos periféricos. “El BCE se encuentra entre la espada y la pared, ya que se enfrenta a problemas mucho mayores para subir los tipos de interés que sus homólogos, como la Reserva Federal de Estados Unidos”, apunta Laidler y añade que el crecimiento económico es más débil y su inflación impulsada por la energía es más compleja, mientras que su balance de 9 billones de dólares es más grande y tiene riesgos de "fragmentación" elevados con niveles de deuda y rendimientos de los bonos nacionales muy diferentes.
El mercado se tomó la decisión del BCE como un giro más hawkish, es decir, más agresivo. “En nuestra opinión, la declaración política justificó aún más el aplanamiento de la curva y afirmó la condición de mercado bajista para los tipos de interés del euro, sobre todo teniendo en cuenta el contexto inflacionario”, apunta Peter Allen Goves, analista de renta fija de MFS Investment Management.
Konstantin Veit, gestor de cartera de Pimco, comenta que se podría ver que el BCE realizara menos subidas de tipos de las que ha descontado el mercado. El gestor también ha echado de menos algunos detalles sobre la lucha contra la fragmentación. “Seguimos siendo escépticos en cuanto a que el BCE anuncie un mecanismo de apoyo creíble”, puntualiza Veit.
¿Llega tarde el BCE?
Durante la rueda de prensa, Lagarde fue preguntada sobre la diferencia de calendario elegido por la Reserva Federal de EEUU y por el BCE sobre la subida de tipos. Ante esto, la presidenta del BCE explicó que no era una cuestión de ponerse al mismo nivel y que esta decisión “no es solo un paso, sino que es un viaje”. Y recordó que empezaron con la normalización de la política monetaria en diciembre.
Para Juan Fernando Robles, profesor de Finanzas del CEF Udima, la decisiones que toma el BCE son complejas, pero recuerda que la inflación es un punto que preocupa desde el segundo semestre de 2021, aunque la guerra lo haya agravado. Pero explica que en ese momento la economía aún estaba saliendo de la pandemia, por lo que una subida de tipos podría haber sido más perjudicial, ya que la política monetaria restrictiva afecta al desarrollo.
Elisabet Ruiz-Dotras, profesora del área de finanzas y directora del Máster en Instrumentos y Mercados Financieros de la UOC, comenta que el banco central ha esperado al último momento, lo que va a provocar que tengan que hacer subidas rápidas y más fuertes para que en el futuro se puedan volver a bajar: “Porque si solo lo suben un cuarto de punto en tres años nos hemos cargado la economía”.
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