El Gobierno de Pedro Sánchez ha transmitido a las principales empresas energéticas su preocupación por el conflicto diplomático de Argelia. Fuentes del sector explican a este periódico que, durante las últimas horas, miembros del Ejecutivo se han puesto en contacto a través de llamadas telefónicas mostrando su pesimismo en las relaciones entre ambas naciones.
Este mensaje dista mucho del que Moncloa da de puertas para fuera. Tanto el ministro de exteriores, José Manuel Albares, como la vicepresidenta tercera y ministra de Transición Energética, Teresa Ribera, rebajaron la tensión argumentando que España está dispuesta a ser un socio estratégico con Argelia como lo era hasta la fecha. Además, aseguraron que el suministro de gas no corre peligro.
Desde que hace tres meses Pedro Sánchez comunicase a Marruecos su reconocimiento del Sáhara Occidental como territorio marroquí, Argelia ha endurecido sus mensajes y actos progresivamente. La gota que colmó el vaso fue la defensa a ultranza del Gobierno en el Congreso de los Diputados, provocando que Argelia rompiera el Tratado de Buena Vecindad, Amistad y Cooperación. Sus acciones más inmediatas fueron la de congelar el comercio con España y bloquear las cuentas de los bancos españoles en el país africano.
Argelia ha cogido la sartén por el mango en el ámbito energético y ha amenazado a España con cerrar el grifo si “una partícula de gas” del país acaba en Marruecos en forma de exportación. Además, Sonatrach, empresa pública gasista argelina, también dijo que subiría los precios en la próxima revisión, que se está negociando durante este período.
De hecho, Argelia ha elegido a Italia como socio preferencial en sus acuerdos comerciales de gas con Europa y ambos países firmaron un nuevo contrato por el cual Sonatrach aumentará el suministro en un 40% para abastecer con 9.000 metros cúbicos anuales más de gas a partir de 2023 y 2024 al país europeo.
Fuentes del sector gasístico indican que, de por sí, con el contexto actual de precios altos, "lo normal es que los precios del gas se incrementen”. A esto, hay que añadirle la incertidumbre provocada por la caída del tratado de buena vecindad, que supondrá una subida de precios en los nuevos contratos.
“Argelia va a dejar notar su enfado con España y, obviamente, una de las bazas con la que juega es la de subir los precios en las materias primas energéticas”, recalcan las mismas fuentes.
Cabe recordar en este sentido que Argelia ha ido reduciendo el envío de gas hasta nuestras reservas y ha pasado de ser el socio gasístico de referencia, con un peso del 48,8% del total, a tan solo representar el 23% de las compras internacionales de la materia prima, según los datos de Cores.
A pesar del escenario contrario en las relaciones entre España y Argelia, las diversas fuentes del sector energético se aferran a que el país africano “ha sido siempre un socio fiable” y a pesar de las mermas en las relaciones diplomáticas esperan “que cumplan los contratos privados que se han firmado”. Las mismas voces se lamentan que el Gobierno no hayan “medido las consecuencias del giro” que el Ejecutivo de Pedro Sánchez ha dado respecto a su visión del Sáhara Occidental
El Gobierno ha anunciado que en caso de que Argelia incumpla el acuerdo, no dudará en acudir a los tribunales internacionales para que el suministro de gas y petróleo esté garantizado. No obstante, fuentes jurídicas recalcan a este periódico que es “improbable” que el Ejecutivo entre en una batalla legal. “Los acuerdos son entre empresas por lo que si hay incumplimiento en lo pactado deberán ser las compañías las que judicialicen el conflicto”, narran.
Los consumidores pagan
Como viene siendo habitual en el último año, el nuevo episodio en la crisis energética que azota nuestro país acabará repercutiendo en la demanda. Es decir, los clientes eléctricos y de gas deben prepararse para una nueva subida en sus facturas. “Argelia va a encarecer el precio del gas por lo que el recibo va a llevar consigo una importante subida”, se lamentan desde una de las principales empresas energéticas del sector.
Además, desde la misma compañía, remarcan que a pesar de que se va a limitar el precio del gas en el mercado eléctrico, “las revisiones con el precio del gas van a ser a largo plazo por lo que dentro de un año, cuando acabe el tope, generar electricidad será más caro”. También arguyen que con un gas disparado, y a pesar de que exista un límite de 50 euros en los ciclos combinados, las empresas que generan electricidad con esta tecnología deberán ser recompensadas, tal y como reconoció el Gobierno en su real decreto.
No es la única forma en la que se dejará notar el aumento del precio del gas. Gran parte de nuestra industria tira de esta materia prima para desarrollar su actividad. Esto, a todas luces, tendrá como consecuencia una subida en sus precios, tal y como ha venido ocurriendo en los últimos meses provocando que la inflación se dispare hasta más del 8,5%.
Las empresas, pendientes
Con todo, las grandes empresas esperan que las relaciones vuelvan a su cauce para no perder parte de su negocio. Naturgy es la principal empresa española con negocio en Argelia ya que tiene el acuerdo de explotación del gasoducto que une el país africano con España con Sonatrach.
A su vez, Cepsa tiene tres yacimientos en Argelia, concretamente en Berkine. Repsol, por su parte, extrae alrededor de 13.000 barriles al día en el país africano en los yacimientos de (Tin-Fouye Tabankort, Menzel Ledjmat North, El Merk, Ourhoud y Reggane Norte) y dos bloques exploratorios (Sureste Illizi y Boughezoul).
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