Al borde del estancamiento. El producto interior bruto español prácticamente no creció en el primer trimestre de este año. Avanzó un tímido 0,2%, según los datos definitivos que el INE dio a conocer este viernes -y que había adelantado en abril, cuando era más optimista-. Sucedió así a pesar de que en la segunda mitad de 2021 ya crecía a un ritmo importante (del 2%) después del parón que supuso la pandemia. Por otro lado, el Banco de España estimaba un crecimiento mucho mayor para ese periodo, del 0,9%, que ha quedado muy descafeinado. Siete décimas por debajo, una cifra nada desdeñable.
Se trata, además, del peor dato del PIB español desde 2013, el año en que España empezaba a recuperarse de la crisis financiera, si no se tiene en cuenta la contracción que experimentó a causa del coronavirus. Y tampoco hay que olvidar que el PIB aún continúa casi 3,5 puntos por debajo de sus niveles prepandemia, a pesar de que el conjunto de economías de la Unión Europea ya han recuperado los niveles en los que se encontraban en 2019, ante de que llegase el coronavirus.
¿A qué se debe esta ralentización de la economía española? ¿Por qué va en el vagón de cola en la UE? Por partes: los motivos que han llevado a ese estancamiento del PIB del primer trimestre están relacionados con la guerra en Ucrania, y también con el paro de algunos transportistas del mes de marzo. La primera provocó aumentos aún más significativos de los precios y repercutió en el consumo, y el segundo impactó en la economía más de lo esperado. La posición de España respecto al resto de socios comunitarios está más relacionada con que el PIB nacional registró la mayor la caída de la UE, de un 10,8%.
Las ventas se vieron "muy afectadas" por el paro de los transportistas
El Banco de España constató en su último informe que la huelga de los transportistas del mes de marzo tuvo un impacto importante en la ralentización del PIB. Pero no llegó a cuantificar este -en puridad- paro patronal. Entre los motivos, argumentó la dificultad de separar las compras que los españoles no hicieron por la incertidumbre generada por la guerra de las que no hicieron porque los productos no llegaban a los lineales de los supermercados.
"Le hemos dado muchas vueltas, pero se juntan muchos efectos. Esto dificulta evaluar los indicadores y la respuesta simple es que no hemos sabido medirlo", aseguraron fuentes del Banco, que en total restan 0,6 puntos al crecimiento del PIB español en el conjunto de 2022 a consecuencia de este frenazo en el primer trimestre. Así, si en abril esperaba que el PIB creciese un 4,5% a final de año, ahora la institución apunta a un 4,1% -tras restar esas seis décimas, y sumarle dos porque estima que la actividad será mayor de la esperada-.
Lo que sí constata el supervisor es que en el final del trimestre "las alteraciones en la producción y en la distribución causadas por la huelga [paro] del transporte" tuvieron un efecto importante en la economía. Pero también repercutió en ella la variante ómicron del Covid, y que la Semana Santa este año fue en abril (segundo trimestre), y el pasado, en marzo, lo que "complica la desestacionalización de los datos".
El consumo, marcado por la guerra
El Banco de España cuantifica que las compras minoristas -las compras que hace el público general en pequeñas cantidades- cayeron un 4,3% en marzo frente al mes anterior. En abril, en cambio, se recuperaron, creciendo un 5,3%, volviendo a repuntar tanto el comercio como las matriculaciones de coches y la actividad del sector servicios, lo que impulsa al Banco a ser optimista con respecto a la evolución del segundo trimestre.
Según los datos del INE conocidos este viernes, los españoles gastaron este primer trimestre mucho menos que en el último del año pasado: un 2% menos. Es algo atribuible a la fuerte subida de los precios y a la incertidumbre provocada por la guerra. En enero, los precios subieron un 6,1% frente al mismo mes del año anterior; en febrero, un 7,6%, y en marzo, un 9,8%, un alza no vista en España en 37 años.
Y las previsiones no son mucho mejores, con los principales organismos económicos apuntando a una inflación media anual de alrededor del 7% -la del año pasado fue del 3,1%-. De cara a los próximos trimestres, esperan que el crecimiento recupere el vigor que tomó el año pasado, aunque todo dependerá del avance de la guerra y de los precios. Por eso, la palabra que destacan todas las instituciones a la hora de emitir sus previsiones es la misma: incertidumbre.
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