Winter is coming. Esas palabras, sacadas de la famosísima serie Juego de Tronos, fue espetada por Frans Timmermans, vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea a cargo del Pacto Verde Europeo y comisario de Política de Acción Climática ante lo que se viene.

Lo dijo, obviamente, con doble sentido. El primero de ellos fue el meramente climático. El invierno se acerca y no hay atisbos de que se frene la guerra en Ucrania. El segundo, lo hacía aludiendo al “chantaje” de Putin con el gas y por la posibilidad de que cierre el grifo y muchos de los países se queden sin reservas suficientes para poder caldear los hogares y edificios.

Pero el invierno también se cierne sobre el Parlamento europeo. Y llega en las peores condiciones posibles. Solía pronunciarse el famoso “Invierno está llegando” en Juego de Tronos cuando se iba a desatar una guerra entre dinastías. Y eso, precisamente es lo que puede ocurrir este martes en la reunión de los ministros energéticos. La serie producida por HBO hablaba de una fractura entre el Norte y el Sur, algo que en los últimos tiempos viene sucediendo en la Unión Europea, dejando en entredicho el principio de solidaridad.

Desde que comenzara la crisis económica en 2008, los países del norte han visto en Portugal, Italia, Grecia y España unas economías despilfarradoras y poco cuidadosas en sus métodos para poder ser sostenibles financieramente. Tanto es así, que a los cuatro países del sur se les puso el nombre de PIGS (siglas de cada una de las naciones en inglés). O lo que es lo mismo en castellano: cerdos.

Con las arcas casi pidiendo un rescate, Alemania, Holanda o países nórdicos aseguraron a los países del sur que la única fórmula para salir adelante de la crisis económica era la austeridad. Y eso fue lo que hicieron Portugal, Italia Grecia y España: apretarse el cinturón y cumplir con las reglas de los temidos hombres de negro.

La Unión Europea aprobó seis planes de rescate económicos, tres a Grecia, uno a Portugal, otro a Irlanda y otro a Chipre (no incluido en los PIGS), además del programa de ayuda financiera a España (Italia no necesitó un plan de manera oficialmente).

Unas ayudas que han ido indexadas a diferentes planes de ajuste que tenían como objetivo lograr la sostenibilidad de las cuentas públicas e incrementar la competitividad de los bienes y servicios que se producían en los países afectados.

Varios años después la Caja de Pandora se ha vuelto abrir por la posibilidad de que Europa se quede sin gas durante este invierno. La posibilidad de que Rusia cierre el grifo es real y los depósitos de los países como Alemania y Holanda apenas llegan al 50%.

Eso supondría que en apenas dos semanas se quedarían sin materia prima para caldear hogares y para el funcionamiento de la Industria. Por eso, la Comisión Europea recomendó rebajar un 15% el consumo de gas hasta marzo y, en caso de que se cumplan las expectativas de falta de suministro, la recomendación pasará a ser obligatoria.

España pasa al ataque

Y este plan no gustó, en absoluto, a los países del sur de Europa. Portugal, días antes de que se aprobara ya mostró sus dudas. Cabe recordar que las reservas de gas están al 100%, siendo la nación más aplicada en las recomendaciones de la Comisión. Una vez que Von der Leyen, presidenta de la Comisión, oficializó el paquete de medidas, Teresa Ribera, ministra de Transición Ecológica, se negó a cumplir con las exigencias de Bruselas.

“España es un país europeísta, con una sociedad europeísta y solidaria; por lo tanto, lamento profundamente decir que España no apoya esta propuesta”, dijo la ministra, antes de considerar que “se plantea sin orientación previa, sin debate de orientación general en el Consejo Europeo, incluso cuando las consecuencias económicas y en términos de impacto redistributivo es particularmente importante”.

De paso, la ministra volvió a desenterrar hachas que parecían enterradas y aprovechó para dar un rejonazo a los países que tacharon a España tiempo atrás de vivir por encima de nuestras posibilidades. “A diferencia de otros países, los españoles no hemos vivido por encima de nuestras posibilidades desde el punto de vista energético. Somos solidarios y vamos a seguir siéndolo; de hecho, en el último mes el 20% del gas que importamos fue importado directa o indirectamente a otros estados miembros de la UE”, señaló.

Por eso, este martes se sentará frente a sus colegas con el apoyo de Portugal. Los dos países ya tuvieron que pelear enormemente para conseguir la excepción ibérica. Europa reconoció que la Península Ibérica es una isla energética por lo que podrían limitar el precio del gas para la generación de electricidad.

Algunas potencias como Francia o Alemania fueron reacios a dejar que España y Portugal pudieran rebajar sus precios ya que las empresas ganarían competitividad frente a las suyas puesto que manufacturarían más barato. Tras muchas semanas de negociaciones - y de tensar la cuerda- se alcanzó el acuerdo, pero con una sensación de crisis interna dentro de la UE, que ha vuelto a salir a flote.