La riqueza de los españoles sigue estando concentrada en activos inmobiliarios, sobre todo en la vivienda principal. De hecho, representa el 52,9% del valor de los activos reales para el conjunto de hogares, según la Encuesta Financiera de las Familias de 2020 del Banco de España. Sin embargo, entre 2017 y 2020 (años en los que se ha realizado la encuesta), se ha reducido el porcentaje de hogares propietarios de su vivienda, pasando del 75,9% al 73,9% debido, principalmente, por la caída entre los jóvenes.

Los propietarios de vivienda menores de 35 años han caído casi a la mitad en una década. Entre 2011 y 2020, la tasa de propiedad entre los hogares más jóvenes se ha reducido en 33 puntos porcentuales, es decir, ha pasado de 69,3% de los menores de 35 con una vivienda en propiedad a 36,1% en 2020.

El Banco de España extrae los datos de esta encuesta y los expone sin entrar a hacer valoración de ellos. Sin embargo, en este punto, el organismo supervisor tiene un artículo analítico en el que señala tres explicaciones posibles a esta reducción. La primera de ella es la evolución del mercado crediticio, es decir, es más difícil la financiación. La segunda explicación es la evolución de la renta, que son más inestables. Finalmente, también influye la eliminación de la desgravación fiscal.

El director general de Economía y Estadística del Banco de España, Ángel Gavilán, explica que la tendencia “bien marcada” de tener una vivienda en propiedad en el país contiene “en gran medida” la desigualdad en España en comparación con otros países del entorno. “Esto ayuda a mitigar esos niveles de desigualdad porque la vivienda en propiedad es una de las fuentes principales de riqueza”, apunta.

Y es en este punto donde puede llegar el cambio de tendencia en la riqueza, porque una de las principales conclusiones es que se está reduciendo el porcentaje de hogares propietarios de su vivienda debido a la caída “extraordinaria” en el caso de los jóvenes. “Es muy importante también para la evolución futura de la riqueza, porque la vivienda en propiedad es una de las principales fuentes de ahorro a futuro de los hogares y que no se manifieste tendrá impacto”, comenta Gavilán.

Entre 2017 y 2020, la riqueza neta mediana de los hogares aumentó un 4,6%, rompiendo la tendencia decreciente del periodo anterior, en el que se acumuló una caída del 2,7%. Sin embargo, la riqueza neta, tanto la mediana como la media, cayó de forma sustancial, un 41% y un 54%, respectivamente. Esta caída implica que la riqueza mediana para este grupo era de 400 euros.

Sin embargo, el peso de la vivienda principal en la riqueza de las familias es mayor entre las rentas más bajas. De hecho, en el segmento más bajo, el peso del inmobiliario es de casi el 60%. Pero, tal y como destaca el director general de Economía y Estadística, los activos financieros (fondos de inversión, acciones, cuentas más allá de las de los pagos…) solo supone el 10% de la riqueza total de esos hogares.

La vivienda en propiedad es una de las principales fuentes de ahorro a futuro de los hogares y que no se manifieste tendrá impacto en el futuro

ÁNGEL GAVILÁN

Este porcentaje del peso de la vivienda principal se va reduciendo conforme se aumenta la renta. Así, el peso entre las rentas más altas supone el 25%, aumenta el peso de otras propiedades inmobiliarias, pero sobre todo, tiene más peso los activos financieros, que suponen el 20-25% del total de la riqueza.

La Encuesta Financiera de las Familias también desgrana la deuda de los hogares. En este lado, la vivienda vuelve a tener un especial protagonismo, ya que la mayor parte de la deuda en 2020 está ligada a la compra de la vivienda principal, es decir, a la hipoteca. Esta deuda supone el 61,7% del total de la deuda de los hogares, dos puntos porcentuales por debajo de 2017 (63,6%).

El volumen mediano (el que más se repite) de deuda pendiente por la compra de la vivienda principal era de 65.000 euros para el conjunto de hogares que tienen esta deuda pendiente. La cifra es mayor para los hogares cuyo cabeza de familia es menor de 35 años. Los hogares con mayor probabilidad de tener este tipo de deudas son aquellos cuyo cabeza de familia tiene entre 35 y 44 años.