El Consejo de Ministros aprobó el martes transferir 1.500 millones de euros de los fondos europeos Next Generation a las Comunidades Autónomas para rehabilitación de viviendas. La promesa del Ejecutivo es que ese montante servirá no sólo para mejorar la eficiencia energética de muchos hogares en un momento especialmente crítico por la posición rusa con el gas, sino que generará 180.000 puestos de trabajo.
Las perspectivas dentro del sector, en cambio, no son tan optimistas. Primero, por la falta de mano de obra. Y, segundo, por la burocracia que va frenando el dinero desde que sale de la caja de Bruselas hasta que llega al consumidor final. Todo ello pese a que el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana es uno de los que más avanzados tiene los programas y las respectivas consejerías regionales han elaborado ya muchas de las convocatorias.
La escasez de mano de obra, explican desde la Confederación Nacional de la Construcción (CNC) a El Independiente, tiene un impacto significativo a la hora de "realizar trabajos específicos de alta cualificación como puede ser la rehabilitación y regeneración urbana donde se tienen que instalar nuevos materiales y saber cómo hacerlo".
Para hacer frente a este problema llevan tiempo reclamando "un plan de choque para formar a trabajadores en el sector y reducir esa cifra tan alta de desempleo juvenil de casi el 30%". Además, llaman la atención sobre la falta de mujeres en el sector de la construcción, "que son especialmente necesarias para la rehabilitación y regeneración urbana".
Desde el portal inmobiliario Pisos.com, también muestran escepticismo sobre el impacto en el empleo anunciado por la ministra Raquel Sánchez. "Es cierto que las cifras de 180.000 puestos de trabajo generan dudas sobre todo porque estos puestos tienen que crearse a corto plazo y, a día de hoy, hay una ausencia importante de mano de obra en el sector de la construcción como consecuencia de la destrucción del tejido industrial que se produjo después del estallido de la anterior burbuja inmobiliaria", explica a este periódico su director de Estudios, Ferrán Font.
Y no sólo falta mano de obra para impulsar los desarrollos actuales, que son pocos comparándolos con otras épocas, sino que además falta formación específica. "Sin ella, la creación más o menos rápida de los 180.000 puestos de trabajo va a ser muy complicada", remata Font.
Subida de un 32% de los materiales
Asimismo, la subida generalizada de los precios de los materiales en el sector de la construcción también se erige como una amenaza para la correcta ejecución de los trabajos y la transferencia de las ayudas públicas. "Hay que tener en cuenta que muchas de las subvenciones se han preparado por una cuantía determinada de dinero y ahora los materiales han subido más de un 32% en los últimos meses. Con lo cuál, muchas de las obras se tienen que acometer con materiales que hay que adquirir, no entran en las ayudas que se han planteado", advierten desde la patronal.
Además de un sistema de equilibro económico del contrato en la obra pública creen necesario "tener en cuenta una revisión de los planes que quieren ponerse en marcha sobre la rehabilitación y regeneración urbana debido a que las ayudas que se pueden dar en muchos de ellos no podrán acometerse porque la subvención será mucho menor de lo que el ciudadano esperaba en un momento dado", añaden.
Pero la burocracia y la lentitud en las tramitaciones también es un freno al desarrollo de los proyectos. Desde la patronal de la reforma y la rehabilitación (Andimac) aseguran no poder hacer todavía una valoración real de los fondos repartidos hasta ahora. Los previstos para 2021 se han publicado entre abril y julio y especialmente en los últimos dos meses. Teniendo en cuenta el 'parón' veraniego, no será hasta ahora cuando estos fondos empiecen a moverse y a llegar verdaderamente al tejido productivo.
"Es esperable que a partir de septiembre se empiece a notar la llegada a empresas y particulares de las ayudas del 2021, pero hay que estar muy atentos a su evolución y reparto, y actuar para fomentar su conocimiento y aplicación entre la población general de aquellas actuaciones más efectivas para disminuir nuestra huella energética", abundan.
Las principales tipologías de obras de mejora de la eficiencia energética de los edificios consisten en mejorar los aislamientos para contribuir al ahorro, cambiar los sistemas de climatización y aplicar energías renovables. Todo lo que tiene que ver con esto último "es quizá lo que más se está moviendo y, muy especialmente, la energía fotovoltaica", dicen desde Andimac.
En todo caso, avisan de que no en todas las viviendas y edificios se pueden instalar estos sistemas, por lo que "debemos encaminarnos a fomentar la mejora de los aislamientos como medida más efectiva para una reducción real de la demanda energética".
El coste medio de una rehabilitación para una casa unifamiliar giraría en torno a 50.000 euros, mientras que en un piso podría reducirse a la mitad. El importe, en todo caso, no sólo depende de la tipología del inmueble sino también de las técnicas que se aplican para la mejora energética.
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