Una inversión de 600 millones de euros. 700 empleos directos y 1.600 indirectos, así como otros 1.500 puestos de trabajo durante los dos primeros años de construcción. Todo por el litio, la materia prima cuyo precio se ha disparado -en dos años el hidróxido de litio ha pasado de 5.500 euros por tonelada a 71.000 euros por tonelada- y pone a Cáceres (Extremadura) como "corazón de un nuevo sistema industrial basado en el litio". La antigua mina de Valdeflores, a 5 kilómetros de la ciudad, "es el segundo yacimiento de litio en roca de Europa", indica en conversación con El Independiente Ramón Jiménez, consejero delegado de Extremadura New Engines (ENE), filial de la compañía australiana Infinity Lithium y beneficiaria de la explotación cacereña. La propuesta de ENE consiste en la construcción de una mina subterránea y no a cielo abierto como se había aprobado en principio. "La explotación a cielo abierto esta muerta, aunque nos sea favorable el proceso judicial no vamos a explotar la mina a cielo abierto. Nuestro proyecto pasa por una extracción subterránea mediante el uso de energías renovables e hidrógeno verde y con la utilización de agua procedente de la estación depuradora de aguas residuales, cero emisiones y vertido cero", explica Jiménez.
ENE presentó en 2019 su plan para una explotación que transformaría el paisaje de la mina, fue aprobado pero posteriormente cancelado y ahora paraliza las acciones sobre el terreno. "La mina subterránea no está presentada ni aceptada de manera oficial por este motivo, pero todas las reuniones que hemos tenido con las partes implicadas han sido muy positivas. No hay forma más sostenible de llevarlo a cabo. La Unión Europea está barajando ponernos como referencia de minería sostenible y verde", apunta Jiménez, que señala el motivo de los únicos agentes reticentes, la Plataforma Salvemos la Moñanta: "No quieren reunirse conmigo ni oír nuestra idea. Se lo he ofrecido varias veces, pero no acceden y hablan de oídas".
El valor del litio radica en su importancia para la tan mentada transición energética, ya que es un mineral indispensable en la fabricación de baterías para coches eléctricos o paneles solares. Según arguye Jiménez, el yacimiento de Valdeflores cuenta con dos aspectos que lo elevan a un nivel superior: "Además de su gran tamaño y la importante concentración de litio, el mineral se encuentra en la mica, por lo que es posible extraerlo sin la utilización de ácido sulfúrico y por tanto sin producir vertidos contaminantes". ENE destaca que el paisaje se conservará en la zona del yacimiento "sin impacto visual, sin modificación de la superficie, sin afección a las actividades, sin ruido, sin polvo y sin vibraciones".
Diferencias entre la mina a cielo abierto y la subterránea
La inversión con el proyecto "invisble" es de"casi 200 millones" mayor que el inicial. Cuando se concedió la licencia en 2019 el hidróxido de litio, que será transformado del litio en la misma planta, tenía un coste por tonelada de 6.000 euros, frente a los más de 70.000 de la actualidad. "Las previsiones apuntan a que el precio se situará a largo plazo por encima de los 50.000 euros por tonelada. La diferencia respecto a 2019 permite que podamos afrontar la inversión que supone la vía subterránea", desgrana Jiménez.
La facturación anual prevista por ENE es de 340 millones de euros durante cada uno de los 30 años que dura la concesión. El proyecto subterráneo requiere "más mano de obra para la construcción y los procesos". El salario medio anual que plantea la empresa para este caso es de 35.000 euros brutos, lo que supondría un gasto total de 24,5 millones de euros al año.
Jiménez advierte que "al obtener el litio sin emplear ácido el 50% queda en la mica", por lo que una vez aprovechada vuelve a ser introducida bajo tierra "para tapar los agujeros y dejar almacenada la roca", por si en los próximos años descubren otra forma de conseguir ese porcentaje de litio restante sin contaminar. "En ese caso pediríamos renovar la concesión otros 30 años", expresa el directivo. El acelerón mundial para acometer la transición energética ante la volatilidad de los precios de las materias primas y la energía espolea proyectos como el de ENE. "Nuestro plan es que en lo que queda de 2022 se resuelva la situación judicial. En 2023 procederíamos a la tramitación del permiso medioambiental y la declaración de impacto. En 2024 comenzaría la construcción y entre finales de 2025 y principios de 2026 arrancar con la producción de hidróxido de litio", concluye Jímenez.
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