Los bancos centrales están subiendo los tipos de interés para luchar contra la inflación. La Reserva Federal de EEUU lleva la delantera y en su reunión del pasado miércoles 21 de septiembre situó el precio del dinero en su nivel más alto desde enero de 2008. En la reunión del pasado 8 de septiembre, el Banco Central Europeo realizó la mayor subida de tipos de su historia, con un alza del 0,75%. El objetivo de los dos organismos es conseguir que la inflación baje hasta el 2%. Ahora está en el 8,3% en EEUU y en el 9,1% en la zona euro.
Por el momento, los movimientos de los bancos centrales no se han notado en la inflación, de hecho, en algunos casos ha seguido subiendo. Sin embargo, los expertos advierten de que el efecto total de la política monetaria tarda meses (incluso años) en hacerse efectiva. Carlos Balado, profesor de OBS Business School y director de Eurocofin, explica que los bancos centrales están actuando con la vista puesta en la inflación de los próximo dos o tres años y actúan en consecuencia a ello.
Tal y como señala Balado, el peor escenario que se plantea el BCE es que la inflación alcance el 2,7% en 2024, que está por encima del objetivo del 2%, pero es mucho más baja que la inflación actual. Ante esta situación y estas perspectivas, los expertos coinciden en que la subida de tipos va a seguir siendo constante en las próximas reuniones.
Antoni Cunyat, profesor colaborador de los estudios de economía y de la empresa de la UOC, asegura que se van a ver tipos más altos, porque no es suficiente la subida que han hecho hasta ahora. Además, explica que lo que genera el incremento de los precios sigue estando ahí, que es el precio de la energía. “Cuesta tiempo que estas subidas de tipos se materialicen en la economía”, asegura y explica que ahora la empresa que quiera un préstamo para hacer una inversión lo tendrá más caro, por lo que parará esa inversión.
Cunyat explica que lo importante de todo esto es que no haya transmisión a salarios ni espiral inflacionista. Asimismo, afirma que la situación del banco central es difícil porque si se pasa de frenada puede entrar una recesión. “Es complicado subir tipos, contener precios y no entrar en una recesión”, asegura y apunta que el BCE es el equilibrista del circo.
Carlos Balado, por su parte, afirma con rotundidad que no es posible subir los tipos sin que haya una recesión “porque se llega tarde”. A principios de año, antes de la invasión de Rusia en Ucrania, se hablaba de que la inflación era transitoria, pero se están estancando en la economía: “Cuando más retrases las decisiones, más problemas vas a tener”. Por su parte, Javier Collado, profesor de economía de la Udima, coincide en que es complicado una subida de tipos sin provocar una recesión: “Vamos a entrar en recesión técnica a finales de este año, pero verla el ciudadano de a pie de cara al año que viene”, pero añade que los bancos centrales tienen que seguir con la subida de tipos.
Collado ve un problema en que las decisiones del Banco Central Europeo afecten a diferentes países, porque cada economía es diferente y la subida de tipos no se customiza para cada uno de ellos. De hecho, considera que en “España hubiésemos necesitado una subida mucho más drástica porque la inflación está más desbocada y porque nuestra mentalidad del español es de gastar y no de ahorrar”. El profesor de Udima asegura que España necesita tratamientos más agresivos como subir los tipos de interés un 4%.
Ante todo esto, Javier Collado cree que a las subidas de tipos habría que acompañarla con menos gasto por parte de cada país. "Si gastas menos, demandas menos y si no hay demanda baja el precio y disminuye la inflación", explica. No obstante, matiza que es la Administración Pública la que tiene que reducir ese gasto, pero “no en sanidad ni en educación, sino en lo superfluo, que hay muchísimo”.
Por su parte, Cunyat considera que la subida de tipos debe ir acompañada de otras medidas para que no haya un inflación de su nivel o una espiral inflacionista. El profesor de la UOC señala que tendría que haber un pacto de rentas entre trabajadores y empresarios. Si los precios se mantienen estables la inflación acabaría diluyéndose, “siempre y cuando no se trasladen a los salarios”. Sin embargo, ve normal que los sindicatos reclamen porque han perdido poder adquisitivo. “Pero si los salarios suben un 10%, las empresas suben el precio un 10% y aquí es donde entra la espiral inflacionista. La solución es el pacto de rentas. Si la inflación es del 10%, subimos los salarios un 5% y nosotros sacrificamos una pérdida del 5%”, explica el profesor..
En el pacto de rentas se muestra de acuerdo Carlos Balado, ya que lo considera necesario, pero va más allá. El profesor de OBS Business School explica que también es necesario deflactar el IRPF y revisar algunos impuestos que afectan a la economía a ver hasta qué punto no tiene un efecto disuasorio.
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