Hasta principios de 2024. Es la fecha a la que habrá que esperar como mínimo para que la economía española alcance el punto en que estaba a finales de 2019. Será la última gran potencia europea en recuperar ese nivel, posiblemente también la última de todos los Veintisiete, lo que contrasta con las insistencias del Gobierno en resaltar que es el país que más crece de su entorno.
Así lo creen la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) y el Banco de España, quienes ahora no esperan que nuestro país recupere el nivel de PIB previo a la pandemia hasta 2024. Se trata de una meta que las diferentes instituciones económicas han ido retrasando conforme la crisis del coronavirus se encontraba con otras dificultades, y que ahora queda fijada para dentro de, al menos, un año y medio.
Si bien hace tan solo unos meses, en junio, el Banco esperaba que España volviese al PIB prepandemia a finales de 2023, ahora lo retrasa hasta el primer trimestre de 2024, dos trimestres más tarde. La invasión de Rusia a Ucrania, crisis energética, las fuertes subidas de precios, las peores condiciones financieras, las mayores dificultades para las empresas y en general la incertidumbre que rodea a la economía llevan a sus analistas a posponer un indicador clave, que no parecía tan difícil de alcanzar.
Pero durante las últimas semanas los organismos económicos han empeorado sus previsiones sobre la economía española. El Banco de España ahora estima que el PIB avanzará un 4,5% este año, algo más de lo que creía hace unos meses, pero a la vez ha asestado un fuerte hachazo a su pronóstico del próximo año, recortándolo hasta el 1,4%. El Gobierno habla de un 4,4% para este año y de un 2,1% para 2023, mientras que la AIReF coincide con la previsión para este ejercicio pero para el próximo apunta a un 1,5%.
En cualquier caso, tampoco está claro que España pueda recuperar el PIB precrisis en 2024. Eso sucederá, ha apuntado el organismo independiente que controla las cuentas del Gobierno, siempre y cuando se cumplan ciertos requisitos. Si la crisis energética se soluciona y los fondos europeos del Plan de Recuperación -los que se aprobaron para sacar al continente de la crisis provocada por la pandemia- cogen ritmo y se ejecutan correctamente, podrán cumplirse esas previsiones. De lo contrario, la recuperación se atrasará aún más.
La última gran potencia
Actualmente y antes de conocer los datos de producto interior bruto (PIB) del tercer trimestre, que el INE publicará el próximo 28 de octubre, el PIB de España se encuentra 2,2 puntos porcentuales por debajo de los registros que marcaba a finales de 2019, a pesar de que el conjunto del área del euro ya está casi 2 puntos por encima. Además, la OCDE también cree que España será el único país de los más de 40 que analiza que no recuperará el PIB precrisis hasta 2024, mientras que algunos otros consiguieron cerrar 2020 con niveles de PIB superiores a los de 2019, como China.
Si se atiende a la media de la zona euro, se aprecia que es un nivel que ya se consiguió a final de 2021, mientras que Italia y Francia lo hicieron antes, y Alemania lo logró en el segundo trimestre de este año. La Comisión Europea, que publicará sus nuevas previsiones en noviembre, ya alertó en primavera que de los Veintisiete solo España y República Checa no saldrían de la crisis iniciada con la pandemia en 2022. Es una preocupación que también asalta a Reino Unido, ahora fuera de la Unión: es el único país del G-7 con una economía menor que antes del Covid.
El Gobierno se centra en aplaudir los datos de empleo
El gran retraso en la recuperación posterior a la pandemia contrasta con el buen tono del mercado laboral, que ya el verano pasado recuperó los niveles de antes de la pandemia. Son cifras a las que se agarra el Gobierno mes a mes. En septiembre, últimos datos conocidos, se alcanzaron los 20.180.287 afiliados a la Seguridad Social en España, más de 29.000 más que en agosto, algo que resaltan en los ministerios competentes, los de Trabajo y Seguridad Social.
España fue el país más golpeado por la pandemia en 2020, problema que después se vio lastrado por las olas del virus que impidieron recuperar el turismo internacional. Por eso es aún más llamativa la diferencia entre unos indicadores y otros, cuya causa no está muy clara, aunque parece estar relacionada con el afloramiento de empleos que estaban en la economía sumergida antes de la pandemia. Factores que, a su vez, habrían llevado a aumentar la recaudación y por tanto los ingresos del Estado.
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