"Una gallina no debe vivir enjaulada". Es el convencimiento que llevó a Rubén Martínez, CEO de la granja Rujamar, a desterrar los tradicionales barrotes de sus explotaciones en 2018. La decisión le generó enemigos dentro del sector. La cría en suelo y al aire libre o bajo fórmulas ecológicas tiene un sobrecoste y requiere inversiones que no todos los productores se atreven a realizar. Mucho menos en un contexto de incertidumbre que empuja a las familias a buscar el ahorro con productos más baratos.
Pero en esta granja familiar de Saelices (Cuenca), no sólo están orgullosos de haber sido "pioneros" en implantar los sistemas de cría alternativos a la jaula, sino que han aplicado la tecnología blockchain para transmitírselo al consumidor. De hecho, los huevos camperos que proporciona a un grande de la distribución como Alcampo incorporan un código QR que permite conocer a través del móvil toda la trazabilidad del huevo, bajo la enseña Alcampo Producción Controlada (APC).
"La información que puedes dar en el paquete no dista de la que se da en otros paquetes similares", explica. Así que decidieron desarrollar este sistema que permite transferir datos digitales a través de un registro seguro. El cliente recibe información en detalle sobre el origen y el proceso de elaboración de cada producto y puede conocer cuándo han puesto el huevo las gallinas, las características del tipo de producción, qué alimentación se ha suministrado o dónde está ubicada la granja.
"Hay un montón de parámetros a los que el nuevo consumidor da mucho más valor y el blockchain es una herramienta muy potente para poder comunicar estos valores más allá de la trazabilidad clásica", añade Alberto Collar, CEO de la compañía Trace Food Blockchain, encargada del desarrollo tecnológico. "Ayuda mucho a poder comunicar todo el esfuerzo que hacen los productores y la distribución", explica.
En Alcampo presumen del éxito de su línea de huevos camperos. "Desde que arrancó el proyecto en marzo, hemos vendido ya más de 350.000 cartones de los tres formatos disponibles", dice Rocío Mercado, responsable de Alcampo Producción Controlada. Los de la enseña Rujamar están en el tercer, cuarto y quinto puesto de los huevos más vendidos por la enseña de origen francés.
El de media docena de huevo campero de Producción Controlada es el que más éxito cosecha entre los clientes de la gran superficie que optan por este formato de seis unidades. "Eso significa que es un producto de calidad y que la gente repite", abunda.
La empresa ya no comercializa ningún huevo de marca propia que haya sido puesto por gallinas enjauladas. "En 2025 tenemos el compromiso de que los huevos de proveedores generales no vengan de jaula", añade Virginia Pérez, responsable de Calidad de Alcampo.
Actualmente, el sector tiene que enfrentar unas subidas de costes que obligan a estrechar márgenes y que ponen en peligro la viabilidad de algunas explotaciones. Aunque criar con métodos alternativos a las jaulas es más caro, el CEO de Rujamar dice que la clave está en que los grandes de la distribución estén decididos a respaldar la transición a sistemas sin barrotes. "Va a ir mucho más rápido porque nos arrastran los europeos", apunta Martínez.
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