Las viviendas antiguas son auténticos agujeros negros por los que se va la energía que consumimos en nuestros hogares. La mayoría del parque inmobiliario de nuestro país es anterior a los años 80, por lo que no está diseñado para ahorrar energía. Más del 80% de las viviendas de España son de baja calidad energética según la Asociación Nacional de Cerámica y Materiales de Construcción (Andimac).

Acometer la reforma de estas viviendas es una oportunidad para España para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero y avanzar en una mayor independencia energética. Para ello el Gobierno ha dispuesto 6.800 millones de euros para el Plan de Recuperación Transformación y Resiliencia (PRTR), para rehabilitación edificios.  Una oportunidad sobre la que se han volcado empresas, organizaciones profesionales y administraciones locales.  Pero el plan no está resultando como se esperaba y el exceso de tramitación burocrática está ralentizando la liberación de los millones así como el efecto beneficioso en las cuentas climáticas de nuestro país. 

Según la campaña Unlock (desbloqueo), promovida por organizaciones como Positive Money Europe, ECODES o Green Building Europe, la rehabilitación en profundidad de los edificios podría suponer un ahorro de media en los hogares 1.140 euros de media. Según estas organizaciones España está muy lejos de sus objetivos para 2050 de cero emisiones netas en sus edificios. Por delante tendría que acometer la reforma de 300.000 viviendas.

Fachada en rehabilitación en Barcelona.

Vamos lentos: la crisis y el clima apremian

Emilio Miguel Mitre, coordinador de Green Building Council España (GBCe), considera que ahora mismo el principal cuello de botella “está en el  retraso de las convocatorias de las CCAA. En sentido favorable, se han desarrollado medidas facilitadoras del proceso, con flexibilización de la documentación para obtener subvenciones, e instauración de estructuras de acompañamiento”.

Según Miguel Mitre unas 500.000 familias deberían decidir que van a rehabilitar en los próximos años. “Para ello es esencial una campaña de comunicación a la ciudadanía para que encuentre atractiva la rehabilitación”, asegura. “La situación es muy delicada porque, si bien la subida del precio de la energía hace que la rehabilitación parezca como una opción interesante, su complejidad, y su coste, que sigue creciendo (lo que hace que la cuantía real de las ayudas se esté devaluando rápidamente en términos relativos), sigue manteniendo la decisión de rehabilitar algo lejana”, añade.

Incide en este mismo sentido David Paramio, director general de Agentia R+ -empresa dedicada a la rehabilitación-)  que ve un problema la ausencia de publicidad de dichos fondos hacia el ciudadano “es aquí donde la administración estatal hasta llegar a la municipal tiene mucho recorrido de actuación en la responsabilidad de activar e informar sobre los fondos y los distintos programas de consumo que existen”, afirma. 

El volumen de fondos es muy grande, pero también genera mucho trabajo burocrático de revisión documental

David Paramio

Paramio apunta, también, a las CCAA como responsables del cuello de botella administrativo. “La gran problemática que existe es la falta de gestión y revisión de las solicitudes a nivel particular y empresarial que está colapsando las entidades de las CCAA. El volumen de fondos es muy grande, pero también genera mucho trabajo burocrático de revisión documental, económica de ayudas y de requerimientos técnicos. Por resumir, si es el mayor volumen de fondos de la historia que recibe España, esto implica que también debe suponer el mayor volumen de inversión de la administración para la consumición de dichos fondos en los plazos establecidos por España, y por ende Europa”, afirma el responsable de Agentia R+

Susana Pérez Castaños, responsable de la Oficina de Gestión de Ayudas a la Rehabilitación del Colegio de Aparejadores de Madrid afirma “después de meses  de asesoramiento e información, empezamos a ver materializado ese trabajo con la gran  cantidad de  expedientes que empiezan a entrar en la oficina”. Pérez Castaños también subraya que las  subvenciones no son fáciles, “pues hay muchos puntos que justificar y  acreditar. Requiere de una gran labor divulgativa a la ciudadanía en general y de formación en particular  a los  técnicos que  intervienen en el proceso. Una vez que esta labor se haya realizado,  todo irá  más rápido”.

David Paramio apunta otra solución: “La única forma de acelerar el consumo de fondos y dinamizar la gestión es crear oficinas de gestión privadas de subvención con dependencia de la administración, pero que ayuden a tramitar el volumen tremendo de fondos y también la visibilidad de su consumo”, afirma el empresario.