La inclusión financiera tanto por edad como geográficamente es un asunto en el que la banca lleva trabajando todo el año. También lo hacen desde la política. Este martes la Comisión de Asuntos Económicos y Transformación Digital ha aprobado una proposición no de ley de Ciudadanos para impulsar el cashback o cash-in-shop y así llevar el efectivo a cualquier lugar de España. Pero ¿en qué consiste esta práctica?
El cashback es la retirada de efectivo en un comercio. El cliente realiza una compra mínima (o la que desee) y cuando va a pagar pide además dinero en efectivo como si fuera un producto más que se le cobrará en el pago. El objetivo, además de acercar el efectivo a todos los puntos del país, es reducir la dependencia de los cajeros automáticos. Según Topii, plataforma para la retirada de efectivo, un cajero automático es un dispositivo “muy caro y que precisa de mucho mantenimiento”. Sólo para mantenerlo operativo se precisan 1.000 euros mensuales y se necesitan 56 retiradas de efectivo diarias para pagar el mantenimiento, cosa que en pueblos pequeños no parece probable que se produzca.
La propuesta de Ciudadanos ha sido aprobada con los votos a favor de la práctica totalidad de la comisión, a excepción de ERC, que se ha abstenido. Al texto se ha incorporado una enmienda transaccional del PSOE con Ciudadanos motivada por una mejora técnica que busca aclarar que la regulación de los pagos está ampliamente recogida en las directivas europeas.
La situación del sector bancario ha cambiado mucho en los últimos años tras la reestructuración y la fusión de varias entidades. Según datos del Banco de España, al finalizar el segundo trimestre de este año, había 46.530 cajeros automáticos, lo que supone 1.109 menos que cuando acabó 2021 y 15.184 menos que en 2008, cuando se marcó el máximo. Una de las principales razones de este descenso es por el mantenimiento tan elevado y por el cierre de oficinas y sucursales.
El cierre de oficinas y sucursales es especialmente significativo en la España rural, pero con el cashback podría ponerse solución, ya que siempre hay un comercio en estos pueblos. Según datos del informe que presentaron la Asociación Española de Banca, la Confederación de Cajas de Ahorro (CECA) y la Unión Nacional de Cooperativas de Crédito (UNACC), un total de 657.557 personas en España no tienen acceso a ningún servicio bancario. Y en 4.378 municipios carece de oficina bancaria.
A pesar de estos datos, el efectivo sigue siendo aún importante en el día a día. De hecho, el 30% de las operaciones de pago en España se realizan mediante el efectivo. Además, los datos del Banco de España muestran que la retirada de efectivo sigue aumentando. En el segundo trimestre, se realizaron 170,8 millones de retiradas de efectivo, lo que supone un 2,75% más que en el mismo periodo del año anterior.
Por ello, el cashback nace como una alternativa para que el efectivo pueda seguir estando presente, ya que no tiene coste para el usuario ni para el comercio. Este método ya existe en otros países y en España. ING vendió su servicio propio Topii en febrero con el objetivo de hacerlo universal, es decir, que los clientes de otras entidades también pudieran utilizarlo.
Por el momento, los clientes de ING pueden disfrutar del cashback en 30.000 puntos asociados: Supercor, Hipercor y supermercados de El Corte Inglés, Gasolineras Shell, Disa, Galp y Atenoil, tiendas y supermercados del grupo DIA, más de 3.000 estancos gestionados por Logista y los puntos de venta de la ONCE. Además, tiene una importante capilaridad geográfica con presencia en más del 10% de poblaciones de menos de 1.000 habitantes, en el 50% de entre 1.000 y 5.000, en el 80% de entre 5.000 y 10.000 y en más del 90% de poblaciones de 10.000 habitantes en adelante. Actualmente, este servicio cuenta con 180.000 clientes de ING adheridos.
Desde Topii señalan que el cashback tiene varias ventajas respecto a los ofibuses, el acuerdo con Correos o los cajeros automáticos. La primera de ellas es que la solución no requiere costosas inversiones como las oficinas o los cajeros, porque la infraestructura utilizada es la existente en el comercio. Sólo requiere una aplicación en el móvil, o, como en algunos países cercanos, una tarjeta. La segunda es la cobertura prácticamente universal de los comercios, ya que es difícil encontrar un pueblo que no cuente con bar, tienda, supermercado… y, por último, no depende de las redes bancarias y de comisiones cruzadas entre bancos en función de acuerdos bilaterales, como los cajeros, sino que introduce nuevos jugadores en el mercado, que lo dotan de mayor competencia y por tanto precios más competitivos.
La propia Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), en su “Estudio sobre la retirada de efectivo en cajeros automáticos”, tras constatar la reducción sostenida de cajeros automáticos en los últimos quince años, y su impacto en las zonas rurales (55% de municipios y 3% de la población sin servicio de efectivo), señala la necesidad de adoptar un marco legal que impulse fórmulas como el ‘cashback’ y el ‘cash-in-shop’, mucho más desarrollados en otros países europeos y con gran potencial para aumentar el acceso al efectivo.
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