Contar con un contrato indefinido permite a los trabajadores organizarse mejor, tomar decisiones económicas a largo plazo y, en definitiva, gastar con menos miedo. Era evidente, era lógico, y la razón por la que el principal objetivo de la reforma laboral era reducir el número de contratos temporales, de los que siempre se ha abusado en España.
Lo que hasta ahora no se había calculado era qué impacto está teniendo en la economía española los cambios introducidos en la reforma laboral de Yolanda Díaz, aprobada el pasado diciembre y que restringió los tipos de contratos temporales que pueden firmarse, arrastrando la tasa de temporalidad al 20% este tercer trimestre, frente al 24% de principios de año. Y es lo que ha tratado de estimar el Banco de España, en unas conclusiones que ha publicado en su nuevo Informe Trimestral de la Economía Española.
Según una primera aproximación, el Banco calcula que gracias a la conversión de contratos temporales en indefinidos los beneficiados habrían gastado entre 2.000 y 3.000 millones de euros más a lo largo de todo 2022. Un empujón al consumo en toda regla en un año particular y complicado para la economía, por la presión de los precios y la incertidumbre de la guerra de Ucrania.
"La reforma laboral ha dado cierta confianza a las familias para consumir más", afirmó ayer el director de Economía y Estadística del Banco de España, Ángel Gavilán, al ser preguntado al respecto. Para el supervisor, se trata de una cantidad muy importante, aunque recalcan que es solo una estimación basada en datos previos a la pandemia que comparan cuánto dedica al gasto un trabajador con contrato indefinido y cuánto uno con contrato temporal.
La reforma laboral ha dado cierta confianza a las familias para consumir más"
ángel gavilán, bde
Los citados datos provienen de estudios empíricos que señala que los empleados con contrato indefinido dedican, de media, un 81% de sus ingresos al gasto, mientras que los que tienen uno temporal dedican un 72%. "La conversión de un contrato temporal en indefinido ha conllevado, históricamente, un aumento del gasto del 20% aproximadamente en los dos trimestres siguientes", recoge en su informe el supervisor. El BdE ha cruzado esta evidencia con los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del Instituto Nacional de Estadística (INE) de este tercer trimestre para obtener el posible incremento del gasto.
No es fácil para el Banco estar seguro de hasta qué punto estos datos son exactos, puesto que un empleado con un contrato fijo discontinuo -una modalidad contractual prácticamente inexistente en España antes de la reforma laboral- podría gastar menos que un indefinido corriente, ya que el fijo discontinuo no trabaja todo el año, sino que lo hace de forma intermitente. "Estimamos con incertidumbre", expresó Gavilán, pidiendo que estas cifras se tomen con cautela. "Es posible que la evidencia histórica pasada no aplique a la coyuntura actual".
Así, no se trata de una primera evaluación de la reforma laboral, no es un análisis de su efectividad, pertinencia ni consecuencias, no hay ningún trabajo monográfico detrás. Desde el organismo han insistido en este punto, pidiendo prudencia, precaución, desconfianza hasta que no existan datos concretos sobre el consumo a lo largo de este año que permitan confirmar la hipótesis planteada.
Lo que no ha concretado el supervisor es en qué medida habría contribuido este impulso del consumo al avance del PIB de este año. En el mismo informe, el Banco ha recogido sus nuevas previsiones sobre la economía española, en las que concluye que el país crecerá un 4,6% este año, una décima más de lo que esperaba hace dos meses, y un 1,3% en 2023, una menos, sobre todo por el contexto internacional. Del lado de la inflación, ha mejorado sus pronósticos, estimando que este año quedará en el 8,4% de media -frente al 8,7%- y que el próximo los precios crecerán un 4,9%, siete décimas menos que en octubre.
Pide distinguir los fijos discontinuos demandantes de empleo
Ante las preguntas sobre los fijos discontinuos, el contrato que se ha popularizado con la reforma laboral y que tiene carácter indefinido aunque el trabajador no esté activo todo el año, Gavilán consideró que sería apropiado diferenciar entre aquellos empleados que buscan trabajo en los meses de 'paro' y los que no. "Estamos hablando de un contrato que prácticamente no existía en la economía española, implica un cambio muy importante", ha resumido. "No tiene nada de malo, simplemente ahora que ha cambiado la coyuntura y q esos contratos empiezan a ser importantes (...) sería apropiado poder distinguir entre demandantes de empleo y no [demandantes de empleo], lo que permitirá limpiar mejor las series que utilizamos en nuestros modelos".
Gavilán ha salido así al paso de un debate que ha tomado fuerza durante los últimos días, con instituciones económicas como la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) o el servicio de estudios de BBVA, BBVA Research, criticando los datos del paro al considerar que no refleja todo el desempleo. Según Fedea, en el mes de octubre habría habido 160.000 parados más de los contabilizados oficialmente si se suman los fijos discontinuos que están inactivos. Los fijos discontinuos inactivos no computan como parados aunque cobren su prestación por desempleo, algo que en el Ministerio de Seguridad Social defienden que siempre ha sido así.
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