La incertidumbre se instaló en las inversiones durante 2022 y los mercados vivieron jornadas muy volátiles que hicieron que acabaran el año en rojo, tanto la renta variable como la fija. Este 2023 ha empezado con otro pie y parece que se hace cierta la frase hecha de que después de la tormenta siempre llega la calma. Las bolsas están subiendo y la renta fija vuelve a recuperarse. Sin embargo, los españoles no quieren riesgos y vuelven a confiar en el inmobiliario para invertir en época de incertidumbre.
Según una encuesta de Efpa (asesores financieros de Europa), la inflación sostenida durante muchos meses está provocando algunos cambios en el diseño de las carteras de inversión. Más de la mitad de los asesores (51%) ve a los clientes apostando por una vuelta a la inversión en inmobiliario. Un porcentaje que se puede poner en un contexto en el que el número de compraventas de vivienda y las hipotecas siguen subiendo mes a mes.
Los datos de noviembre de los registradores muestran que la compraventa de vivienda aumentó un 11,8% en comparación con el mismo mes del año anterior y las hipotecas crecieron un 8,6%. En noviembre se registraron un total de 51.998 compraventas y 37.371 hipotecas sobre viviendas. Ante estos datos hay que destacar que el 28,13% de estas compraventas se realizaron sin necesidad de préstamo hipotecario.
Si se observa la evolución conjunta de compraventas totales y de vivienda, se aprecia una mejor resistencia en las de vivienda, que en noviembre continúan con crecimientos más significativos frente al crecimiento de las compraventas totales. La tendencia general de 2022 durante el segundo semestre es de ralentización de los incrementos, con tendencia a situarse por debajo de los dos dígitos en ambas modalidades.
En cuanto a las hipotecas, también mostraban una línea general de importantes crecimientos anuales sostenidos (con la salvedad de abril), con un amplio abanico de crecimientos entre el 15% y el 30% hasta mayo de este año. Como ocurrió con las compraventas, desde el mes de junio, el crecimiento sobre el mes anterior se redujo de forma intensa, mostrando en julio el primer descenso anual de las hipotecas totales (-2,9%) en casi año y medio, mientras las hipotecas inscritas sobre vivienda todavía mantenían un ligero crecimiento anual (1,1%). En los siguientes meses se observaron crecimientos más moderados, que en noviembre alcanzaron el 2,8% en las hipotecas totales y el 8,6% en las de vivienda, 4,4 puntos por debajo del mes de octubre, lejos de los niveles de mayor intensidad de periodos anteriores.
Las causas de por qué no han utilizado una hipoteca para comprar una vivienda son variadas. Fuentes del sector destacan que grupos inversores han adquirido la mayoría de estas viviendas, lo que tendría sentido con el mayor interés de los españoles en invertir en inmobiliario. No obstante, otras muchas han podido ser por ahorro, incrementos de patrimonio o incluso por herencia.
Inversiones más allá del inmobiliario
Además de las inversiones en inmobiliario, los asesores financieros están constatando que los españoles están destinando su dinero a depósitos y cuentas remuneradas, mientras que el 27% cree que, en el escenario actual, hay una mayor preponderancia por los productos de renta fija, tras un tiempo ofreciendo unas rentabilidades casi inexistentes, mientras que el 13% cree que están apostando hacia la construcción de carteras donde la renta variable tenga más peso.
Casi dos tercios de los asesores financieros (64%) creen que los clientes han adoptado un perfil más conservador en los dos últimos años, invirtiendo en productos de bajo riesgo, por su preocupación por preservar el capital, frente a un 15% que considera que, de forma general, los clientes se decantan por inversiones más arriesgadas, para tratar de lograr rentabilidades que compensen la inflación y evitar así una pérdida real de su poder adquisitivo.
Dos tercios de los profesionales del asesoramiento tienen claro que, actualmente, el cliente está priorizando la seguridad para preservar el capital, aunque casi tres de cada diez (29%) apuestan por la obtención de una rentabilidad sostenida en el largo plazo.
Por lo que respecta a lo que preocupa a los inversores, casi siete de cada diez asesores financieros (67%) apuntan a la situación de los mercados y el impacto de sus inversiones como la principal preocupación, frente al 29% que piensa en la inflación y un insignificante 2% que apunta al empleo y otro 2% a la necesidad de ahorrar para la jubilación. No obstante, el 56% de los profesionales ha detectado un incremento en el interés por ahorrar para la jubilación, por parte de los clientes particulares, pero solo el 18% además piensa que, de forma generalizada, ese interés ya se traduce en toma de decisiones para complementar la pensión pública.
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