El crecimiento económico español este año será menor que lo esperado. Uno tras otro, durante las últimas semanas diferentes organismos internacionales, nacionales y centros de estudios han rebajado sus pronósticos sobre el avance del PIB durante el ejercicio, aunque han mejorado los del pasado. El último ha sido el Fondo Monetario Internacional (FMI) este jueves, cuando recortó su previsión para 2023 al 1,1%. Y eso tendrá importantes implicaciones para el conjunto del país.
En noviembre, en cambio, los economistas apuntaban a un avance de la economía superior al 3%, pero ahora la media que elabora Funcas en base a los pronósticos de todo tipo de analistas se sitúa en el 1,3%, al mismo nivel que la predicción de Banco de España. Una vez más, lejos de la del Gobierno, que en sus Presupuestos Generales del Estado da por sentado un crecimiento del 2,1%.
Para entender la ralentización hay que tener en cuenta que el año pasado el PIB sumó alrededor de un 5%, todavía según estimaciones. (Los datos oficiales aún se desconocen; los preliminares del INE no se conocerán hasta el viernes próximo, y los definitivos no llegarán hasta el 24 de marzo). Y que el país no ha conseguido recuperar aún el nivel de renta que tenía antes de que estallase la pandemia del coronavirus.
La renta per cápita continúa en niveles prepandemia
"Una de las cosas que implica que se estén rebajando claramente perspectivas de crecimiento para 2023 es que no vamos a recuperar los niveles de PIB prepandemia hasta 2024. Esto significa que aún no hemos recuperado el nivel de renta per cápita de antes de la pandemia, que hay sectores y familias que no han vuelto a los niveles de riqueza que tenían antes pandemia", explica Alicia Coronil Jónsson, economista jefa de Singular Bank.
El Gobierno presume de que el país sea la locomotora de la economía europea, al haber avanzado el año pasado más rápido que el resto de grandes de la Eurozona, pero no menciona que será el último en regresar a los niveles de renta anteriores al covid. Un lastre del que España no se librará siquiera tras la intensa revisión al alza del crecimiento para 2022, que ha superado incluso los mejores pronósticos, algo que no suele suceder.
Con Coronil coinciden el Banco de España y la Autoridad Fiscal (AIReF), que también han retrasado la "vuelta a la normalidad" económica hasta el próximo año, y a pesar de que el empleo ya superó los niveles de afiliación de febrero de 2020 hace año y medio, en el verano de 2021. Ella asimismo destaca que según estimaciones del mismo FMI no está previsto que España recupere los niveles de renta per cápita que tenía en 2007 hasta 2027. "Es decir, que todo esto va asociado a un parón en el nivel de riqueza de los españoles", recalca.
Además, este frenazo irá unido a la pérdida de poder adquisitivo que los consumidores están sufriendo por la fuerte inflación, la más alta desde 1986. Para muestra, este dato: los sueldos ligados a convenios colectivos solo aumentaron un 2,9% en 2022, frente a un crecimiento de los precios del 8,4%. A la vez, las familias y empresas sufrirán las diferentes subidas de tipos de interés, que llevarán a revisar el Euríbor del que dependen las hipotecas a tipo variable, y afectando también a los créditos que podrán pedir las empresas, perjudicando especialmente a las pequeñas.
El golpe para el empleo
"El crecimiento [pronosticado] es muy débil, son tasas muy bajas sobre todo en relación con respecto al año pasado, pero una diferencia muy importante con respecto a otros periodos de debilitamiento coyuntural es que no estamos en un periodo de burbuja, no hay un sector que se vaya a desinflar con el correspondiente impacto en el empleo", expone el director de Coyuntura Económica del centro de estudios Funcas, Raymond Torres.
Vamos a sufrir un frenazo en la creación de empleo, y los sectores más perjudicados llevarán a cabo ajustes"
alicia coronil Jónsson, economista
"En la recesión de principios de los años 90 era el sector exterior, había un problema de competitividad, después en 2008 estalló la burbuja inmobiliaria… pero ahora tiene que ver con el precio de la energía, la inflación y la pérdida de poder adquisitivo. Y también hay diferencias en el cambio de comportamiento que se ha producido en las empresas para ajustar las plantillas, porque con la reforma laboral se ha facilitado cierta estabilidad del empleo. antes había un porcentaje importante de los trabajadores con contratos temporales, que no se renovaban y ya está", recuerda.
Es menos optimista Alicia Coronil. "A mí me preocupa hasta qué punto, una vez que se traslade ese aumento estructural de precios que estamos viviendo y el endurecimiento de las condiciones financieras, cuál va a ser la pérdida de tracción de la economía y de la creación de empleo en los próximos meses", reflexiona. "Creo que el mercado laboral va sufrir un frenazo en la creación de empleo, y que veremos que los sectores más perjudicados llevan a cabo ajustes".
Los pronósticos de los analistas económicos, en cambio, no prevén un aumento del desempleo este 2023. El FMI cree que la tasa de paro se mantendrá en el mismo nivel de este año, en el 12,8%, mientras que de media las instituciones económicas que emiten previsiones de este tipo creen que subirá hasta el 13%. El Gobierno, en cambio, estima que bajará hasta el 12,2%.
¿Dónde está el truco? En la reducción de la población activa, sobre la que se calcula la tasa de paro. Coronil recuerda que ya están empezando a jubilarse los baby boomers, que conforman la generación más numerosa de la historia del país, y eso contribuirá a frenar el aumento de la tasa de desempleo. Pero no duda de que estas jubilaciones añadirán más presión al problema de la búsqueda de talento, ya existente sobre todo en sectores como la construcción, la hostelería y el turismo.
Por eso, será clave conocer cuántos fijos discontinuos no están trabajando en cada momento, para poder medir correctamente el estado de la economía. Con la reforma laboral, los contratos fijos discontinuos (un tipo de contrato indefinido) se han generalizado, lo que está llevando a multitud de instituciones a pedir más transparencia alrededor de sus datos.
Un ejemplo: una cocinera con contrato fijo discontinuo en un hotel de Baleares tendrá ese contrato indefinido todo el año, pero de noviembre a febrero no trabajará y podrá cobrar el paro, si reúne los requisitos. Y durante esos meses no constará en las cifras de desempleados, puesto que tiene un contrato, aunque ese periodo no trabaje. Según el Banco de España e instituciones como Fedea y BBVA Research, desligar los fijos discontinuos trabajadores de aquellos que están esperando a que los vuelvan a llamar, algo que no sucede en la actualidad, permitirá una lectura más adecuada de las cifras del paro. El Ministerio de Trabajo ha asegurado que facilitará esas cifras tan pronto como consiga crear una estadística.
Por último, la economía este año estará sujeta la incertidumbre por un buen número de factores. La evolución de la guerra de Ucrania, la crisis energética, la subida de los tipos de interés, pero también la recuperación del turismo y la posible moderación del consumo provocada por la pérdida de poder adquisitivo son algunas de las piezas que podrían llevar al traste las previsiones emitidas hasta ahora, como sucedió el año pasado y también en 2020.
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