Argentina y Brasil lanzaron de nuevo la idea de crear una divisa única. La semana pasada, se celebró una reunión bilateral entre Alberto Fernández, presidente de Argentina, y Luiz Inácio Lula da Silva, su homólogo brasileño, en el que se comprometieron a una serie de medidas que estrechen su relación comercial. Una de estas medidas era impulsar conjuntamente la creación de la moneda común, que se llamaría Sur. Sin embargo, pocos días después de este encuentro, Da Silva declaró que es una intención, pero no hay ni plan ni decisión.
El objetivo de esta moneda única, que ya surgió en 2019 y que fue rechazada por Brasil, es que el comercio internacional no siempre sea con el dólar. Sin embargo, los expertos y economistas avisan de que este proyecto no tiene futuro por la poca sostenibilidad económica y política de los países. No obstante, reconocen que sería un gran avance, pero la inestabilidad económica de, sobre todo, Argentina, que cerró con una inflación del 95%, perjudicaría a Brasil.
Jaime Martínez Tascón, profesor de OBS Business School y director de InveretiK, explica que el interés de Sur responde al deseo de tener una mayor competitividad en los mercado internacionales para conseguir evitar “la enorme” dependencia que tienen estas economías del dólar estadounidense. El reto principal es, tal y como señala Martínez Tascón, “la desigualdad entre los dos países”. Una afirmación con la que coinciden Antoni Cunyat, profesor Colaborador de los Estudios de Economía y Empresa de la Universidad Oberta de Catalunya, y Frederic Mertens, profesor y coordinador del grado de relaciones internacionales de la Universidad Europea de Valencia.
“Es una terrible idea para Brasil, porque Argentina está con tasas de inflación del 99% y se podría contagiar”, apunta Cunyat. Según Mertens, cuando en 2019 ya existió el proyecto, “los brasileños le dijeron a los argentinos que no porque Brasil tiene todo que perder y Argentina todo que ganar”. El profesor de la Universidad Europea de Valencia añade que “es una idea muy bonita”, pero los países tendrían que tener unas condiciones financieras, económicas y políticas óptimas y entonces “sería la leche para ellos”.
Martínez Tascón explica que Brasil, junto con México, es la economía que mejor compite en los mercados internacionales, por lo que unirse con otros países que están sumidos en crisis profundas o estructuras económicas “arcaicas” es “francamente complicado”. Además, a las desigualdades económicas hay que añadir las políticas “son países con unas ideologías totalmente opuestas que hacen que adoptar una moneda única sea un reto “prácticamente inalcanzable”.
Antoni Cunyat asegura que la divisa común “es una buena idea para Argentina, porque con esa inflación que tiene poco puede empeorar más”. Además, reconoce que la unión de más países supondría más peso para la moneda, pero alerta de que la posibilidad de que salga bien “es complicada” por como son los países. El profesor de la UOC también hace hincapié en la necesidad que habría de crear una autoridad independiente de cualquier injerencia política, como es el caso del Banco Central Europeo. “Es iluso pensar que la autoridad monetaria que crearían estos dos países fuera a ser independiente”, puntualiza, ya que como explica la política monetaria es un instrumento “muy potente para un país, porque puedes devaluar la moneda, subir o bajar los tipos… renunciar es muy difícil”.
¿Podría competir con el euro o contra el dólar?
A pesar de que el objetivo principal es conseguir que el comercio no se haga siempre con dólares americanos, el peso que tendría sur en la economía mundial no sería representativo en comparación con el dólar o con el euro. Tal y como señala Frederic Mertens, este proyecto representaría un 5% del PIB a nivel de todas las monedas, mientras que el euro representa un 15%.
El profesor de la Universidad Europea de Valencia sí que reconoce que sur supondría un distanciamiento respecto al dólar. “A ellos les vendría bien crear una moneda que luche contra la moneda imperialista que es el dólar, pero de ahí a la realidad, porque las deudas se pagan en dólares o en euros”, añade Mertens. “A EEUU esta moneda no le interesa”, pero Mertens explica que como no es viable, no cree que desde el Gobierno de EEUU vayan a hacer nada.
La referencia del euro como moneda comunitaria
Sur tiene una referencia para poder mirarse, que es el euro. Esta divisa de la Unión Europea comenzó en 2002 después de 30 años de negociaciones. Mertens explica que es el resultado de una convergencia progresiva de sistemas financieros y económicos distintos, con un líder. Sin embargo, matiza que tampoco cree que dentro de unos 30 años vaya a haber una divisa única en América del Sur “porque a nivel político y económico no es lo mismo, no tienen la misma realidad”.
Jaime Martínez Tascón explica que cuando se habla de moneda común nos viene a la cabeza lo que se ha hecho en la UE, sin embargo “no son situaciones comparables porque la desigualdad que existe entre los países de Latam no es comparable a la que existía en la región europea”. De hecho, añade que la adopción del euro fue bastante más “fácil” y viable que implantar una moneda única allí.
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