Ha pasado un año desde que España decidiera dar el paso de cambiar su política internacional con Marruecos y Argelia. La nueva posición del Gobierno respecto al Sáhara provocó que Argel tensara las relaciones comerciales, incluyendo el mercado energético.
En pleno estallido de la guerra en Ucrania y con los costes energéticos disparados, Argelia agarró la sartén por el mango y usó sus armas para presionar al Ejecutivo de Pedro Sánchez mediante vetos, cierre de gasoductos y, por supuesto, incremento en los precios del gas natural.
Las relaciones institucionales y económicas entre ambos países eran excelentes hasta que Moncloa advirtiera a Argel de la nueva situación. Todo cambió radicalmente y la primera en sufrir las consecuencias fue la energía. Tanto es así que Argelia era el proveedor principal de gas hasta nuestras reservas, algo que ya no sucede.
Cabe recordar que antes del conflicto hispano-argelino, Argelia ya cerró el grifo del gasoducto que llegaba hasta nuestras costas a través de Marruecos por las tensiones geopolíticas entre ambas naciones africanas.
Así, el gas natural importado de Argelia hasta España se hundió un 40% en 2022, de acuerdo a las cifras de Cores. El mes de diciembre se saldó con un balance negativo del 7% respecto al mismo período del año anterior. Llama la atención como el gas natural licuado argelino se redujo hasta la mínima expresión y no entró una sola molécula de GNL hasta nuestras reservas.
Con todo, Argelia cae al segundo lugar de importadores y representa el 23,9% del total de suministradores que tiene España. Estas cifras, según explican fuentes del sector, seguirán bajando durante este presente 2023 puesto que aún “hay que descontar los pedidos que se hicieron durante los primeros meses de 2022 de gas natural, antes de que las relaciones entre Moncloa y Argel saltaran por los aires”.
En este contexto de inestabilidad, Naturgy y Sonatrach, empresa estatal argelina, renegociaron los precios. Aunque no fueron públicos, fuentes del sector explicaron que subieron notablemente por “el contexto actual”.
“Los acuerdos establecen el nuevo precio que será de aplicación retroactiva para los volúmenes suministrados hasta finales de 2022 y que, como establecen los contratos entre Sonatrach y Naturgy para las revisiones de precio, tiene en cuenta las condiciones de mercado”, comunicó la gasista española.
Fuentes del sector energético explican a este periódico que aunque la versión oficial de las renegociaciones del precio tenga que ver con el encarecimiento de gas por el contexto de la guerra, “el giro político de España no ayuda para nada y que, en los próximos años veremos cómo las tensiones seguirán estando presentes, e incluso, irán a más”.
Naturgy ha venido insistiendo durante los últimos meses que Sonatrach “es un socio fiable” y que siempre ha cumplido “con los contratos y con los acuerdos firmados” durante todos los años que han trabajado juntos. Además, la gasística recuerda que la empresa estatal argelina es accionista de la empresa y refuerza la alianza estratégica entre ambas sociedades.
Gas a Marruecos
Pero Argelia también tensó la cuerda con las exportaciones de gas de España. Tradicionalmente, nuestro país ha suministrado gas a Marruecos gracias a las interconexiones internacionales, pero el ministerio de Energía advirtió de que rescindirá el contrato de suministro de gas con Madrid si el Gobierno español lo destina a un objetivo distinto al pactado.
“Cualquier envío de gas natural argelino entregado a España, cuyo destino no sea el previsto en los contratos, será considerado como un incumplimiento de los compromisos contractuales y, en consecuencia, podría dar lugar a la rescisión del contrato que vincula a Sonatrach con sus clientes españoles”, recordó Argelia.
“El acuerdo que ponemos a disposición en términos comerciales son las infraestructuras para Marruecos, pero con la condición indispensable de que sea Marruecos quien contrata el gas natural licuado en el volumen por ese tubo, en sentido inverso, norte-sur, y que sea transparente y público el origen de ese gas y el sitio donde se desembarca ese gas para que estemos seguros de que el volumen, la procedencia y el destino cumple con ese compromiso con Argelia”, dijo la ministra de Transición Energética Teresa Ribera.
España se apresuró rápidamente en decir que no mandaría “una molécula de gas argelino a Marruecos”, evitando así un conflicto que hubiera comprometido el suministro energético a nuestras reservas de dicha materia prima.
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