El precio de las verduras está bajando en origen desde hace unos días. Precisamente, es uno de los productos que más ha subido para el consumidor pese a la rebaja del IVA aprobada por el Gobierno. Así lo ha detectado la organización de consumidores Facua tras una revisión mensual sobre la evolución de precios en más de 1.000 productos desde el pasado 31 de diciembre en ocho grandes cadenas de distribución. De ellos, 127 se corresponden a frutas o verduras (el 40,4% del total).
Precisamente, el presidente de Mercadona Juan Roig anunciaba el pasado martes posibles bajadas de precios en esta familia de productos frescos. Su argumento era que debido a las altas temperaturas en Europa, podrían adelantarse las producciones y elevar la oferta disponible en el mercado, con lo que esto empujaría hacia abajo los precios en origen y, por ende, en el lineal.
Pero los agricultores no las tienen todas consigo. Fundamentalmente, el aumento de la producción será de cara al verano. Sin embargo, ahora mismo los precios ya están cayendo en el campo. "Los precios en origen han bajado una barbaridad en cuatro o cinco días", dice Andrés Góngora responsable de frutas y hortalizas de la organización COAG.
Según los datos que maneja, el calabacín ha pasado de valer 1,40 euros en origen a estar en el entorno de los 40 o 50 céntimos; el tomate que se ha llegado a vender hasta 2 euros, hace unos días ya valía 70 céntimos; el pimiento rojo ha pasado de 2,20 a poco más de 1 euro; la berenjena ha perdido ya 80 céntimos y está en el entorno de los 40 céntimos; el pepino se ha dejado 60 céntimos en diez días. "Lo que pasa en el campo no se traslada al lineal", resume Góngora.
Para Adoración Blanque, presidenta de la organización Asaja Almería, la meteorología condicionará mucho las producciones pero no cambiará el alza de costes que han sufrido los productores. En cualquier caso, debido a la caída de precios en origen que ya se está dando, considera que los precios en los lineales "debería bajar porque estamos viendo unos diferenciales bestiales entre lo que se lleva el agricultor y lo que paga el cliente".
Según el último Índice de Precios en Origen y Destino (IPOD) de COAG correspondiente a febrero de 2023, hay productos que multiplican su precio hasta por diez veces. Entre las verduras, el ajo experimenta un crecimiento del 877% desde el campo a la mesa. La acelga, un 459%; la alcachofa, 356%; la berenjena, 121%; el brócoli, 212%; el calabacín, 127%; la cebolla, 341%; el champiñón, un 81%; la coliflor, un 101%; la lechuga, un 337%; la patata, un 360%; el pepino, un 87%; el pimiento rojo, 95%; el verde, un 139%; los tomates de ensalada un 97%; y la zanahoria un 311%.
Roig explicó que los tomates han subido un 50% su precio a consecuencia del incremento del precio del gas y han pasando de 1,39 a 2,05 euros en origen. En el resto de países europeos -abundó- no les salía rentable cultivarlos en invernaderos y optaron por venir a la "huerta de Europa" a buscarlos. Esto elevó tanto la demanda que disparó el precio final al que lo pagan los consumidores. En este sentido, planteó que los supermercados se encontraban en una tesitura: "comprar tomate o dejar a los clientes sin tomate".
Tras desgranar un fuerte aumento de costes para la empresa, Roig reconoció haber tenido "tensión con los proveedores" y dijo haber "estado peleando con ellos muchísimo" para limitar las subidas de precios. Incluso llegó a sostener que la empresa ha "tensionado tanto con los proveedores que alguno ha dejado de producir". Pero Blanque dice que a los agricultores lo que les interesa es tener "un precio rentable pero no excesivo". De lo contrario, argumenta, el consumidor no lo va a poder pagar.
"No refleja lo que pasa en el campo"
Pero los agricultores se muestran convencidos de que ahora, "si bajan los precios al consumidor, será a costa nuestra", incide el responsable de COAG. En este sentido, dice que la etiqueta final de los productos "no refleja lo que pasa en el campo" y reprocha que las grandes distribuidoras "siguen sin explicar dónde se queda ese margen".
La presidenta de Asaja Almería considera además que los precios finales "no deberían haber subido tanto" y cree que los súper pueden haberse aprovechado de la situación. En su rueda de prensa, Roig aseguró que "eso de que un distribuidor puede poner los precios que quiera es imposible" porque la fuga de clientes al resto de competidores es muy sencilla. ¿Pero bajarán los precios entonces? "Cada cadena hace lo que quiere y hay veces que ni siquiera lo repercuten", afirma.
Roig reconoció que su cadena había "subido una burrada los precios", aunque agregó que de no haberlo hecho, "el desastre en la cadena de producción habría sido impresionante". A pesar de ello, dijo que los productos que vende en sus lineales han subido un 10% de media, frente al incremento del 12% registrado en origen.
Hace unas semanas, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, aseguró que hay motivos para pensar que el precio de los alimentos "ha tocado techo". El titular de Agricultura reunión a toda la cadena alimentaria -desde los productores y la industria hasta la distribución- para analizar el efecto de la rebaja y supresión del IVA en productos básicos. Pero no se atrevió a dar una fecha concreta en el que los alimentos puedan empezar a bajar.
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