En 2021, el precio de la luz duplicó el que existía antes de la pandemia y el del gas se multiplicó por tres. En 2022 y tras el estallido de la guerra en Ucrania, esas cifras se quedaron pequeñas: los precios subieron un 8,4% en el conjunto del año, la cifra más alta de los últimos 35 años. Es evidente por qué el Gobierno relajó en abril los requisitos de su bono social eléctrico, el descuento más importante que ofrece en la factura de la luz, y del bono social térmico, que se dirige a la calefacción y agua caliente, y los amplió en septiembre.

La idea buscaba "amortiguar el impacto económico de la guerra de Putin sobre la mayoría social del país y sobre los colectivos más vulnerables", según aseguró el presidente Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados. Pero lo cierto es que gran parte de estas ayudas no terminan precisamente en los hogares más vulnerables, sino en los más ricos. Por dos razones: por un lado, porque los requisitos para solicitarlos son tan laxos que lo permiten, pero también porque las familias de mayor renta saben solicitar ayudas públicas. En cambio, gran parte de los hogares más pobres se quedan varados en un océano de burocracia del que no consiguen salir, y eso en caso de que lleguen a conocer las ayudas de las que pueden resultar beneficiarios.

Según un informe del centro de estudios EsadeEcPol, el 55% de las familias numerosas más ricas de España recibe un bono social energético, ya sea el eléctrico o el térmico. Su análisis llega tan solo días después de que se conociese que el viceconsejero de la Comunidad de Madrid Enrique Ossorio y la líder de Más Madrid y también diputada en la misma comunidad Mónica García reciben bonos energéticos en casa, pese a sus altas rentas. El primero cobra 105.000 euros anuales, y la segunda más de 43.000 euros al año.

En cambio, menos de una de cada tres familias numerosas más pobres recibe estas ayudas. Se trata de un porcentaje inferior al de las familias más ricas que lo perciben, como constata el análisis firmado por los economistas de EsadeEcPol Ángel Martínez y Natalia Collado junto al director de economía política, Jorge Galindo, que se basa en microdatos de la Encuesta de condiciones de Vida del Instituto Nacional de Estadística. Sucede de forma similar con el resto de hogares, ya que el 4% de los más ricos de España también percibe algún tipo de bono o ayuda eléctrica -1 de cada 25 familias del 2% que más gana del país se aprovechan de estos bonos-, mientras que entre los más pobres solo lo percibe un 17%.

"El aumento del número de hogares en situación de pobreza energética tras la pandemia arroja ciertas dudas sobre su efectividad. La dificultad de los procesos de solicitud de estas ayudas y la falta de información de los hogares sobre su existencia son algunos de los factores que pueden estar impidiendo que lleguen a quien más lo necesita. A esto hay que añadir que, tal y como están definidos los requisitos de acceso, especialmente en el caso del bono social eléctrico, podrían estar beneficiando a familias que no se encuentran en una situación de vulnerabilidad", reza el estudio A quién llegan los bonos energéticos: un análisis por nivel de renta y tipos de familia.

Según la misma encuesta, que data de 2021, los hogares que no pueden calentar su vivienda son el 14%, pero solo el 8% recibe algún tipo de ayuda. Asimismo, los datos muestran que el 32% de los hogares que menos ganan se encuentran en situación de pobreza energética, cifras que se estiman que han aumentado en 2022 como consecuencia de la crisis energética y de precios.

En esa misma línea, en EsadeEcPol recuerdan que España tiene un grave problema de pobreza, con tasas de hogares en situación o riesgo de pobreza y exclusión "consistentemente superiores" a las de las economías de su entorno. En 2021, según Eurostat, España fue el segundo país de la UE en el porcentaje de hogares con menores que crecen en pobreza o exclusión, de un 33,4%, solo superados por Rumanía, y a mucha distancia de la media europea del 24,4%.

Recomendaciones

Para combatir esta situación y conseguir reducir los niveles de pobreza energética entre la población más vulnerable, como persiguen los bonos, EsadeEcPol incluye en su informe varias sugerencias. "Recomendamos reducir considerablemente las barreras para solicitar y conseguir estos bonos, tomar la iniciativa sugiriendo una solicitud ya rellenada a quien cumpla las condiciones, o incluso pasar a un sistema de concesión automática que podría funcionar a través de la factura energética o como componente del Ingreso Mínimo Vital u otro mecanismo unificado", apuntan los economistas en el texto.

Al mismo tiempo, aconsejan combinar mejor los criterios de renta con los de tipo de hogar, para conseguir que los hogares más ricos no se beneficien de las ayudas. En este sentido recalcan que es necesario que los criterios de renta se apliquen a todos los tipos de hogar, también a las familias numerosas, aunque con cuidado, porque si el límite de renta es demasiado bajo podrá dejar fuera a familias vulnerables. "Claramente el sistema actual permite hacer esfuerzo en ambas direcciones, de manera que el resultado final sea más justo y progresivo", concluyen los investigadores.