El cierre del grifo del Tajo que sufrirán Alicante, Murcia y Almería de manera paulatina hasta 2027 secará en más de un 40% la cantidad de agua que reciben desde Castilla-La Mancha. El recorte del trasvase Tajo-Segura es un debate heredado de legislatura en legislatura y que enfrenta a manchegos, que defienden que ese agua es suya, con alicantinos, murcianos y almerienses, que consideran que los embalses de Entrepeñas y Buendía se hicieron para regar sus cultivos. Con la certeza de que el aporte de recursos hídricos va a menos y que el agua de lluvia que trae el cielo es el que es, la gran alternativa del Gobierno para cubrir las necesidades de la huerta española son las desaladoras.
El Plan Hidrológico de la Cuenca Hidrográfica del Segura 2022-2027 apunta a que la cuenca del Segura debe aportar 280 hm³ anuales del trasvase para regadío. La cantidad sale del excedente calculado a partir del caudal ecológico -el volumen mínimo de agua necesario para preservar el río, su vida piscícola y su vegetación- de las cabeceras y, si la normativa medioambiental no permite trasvasar tal cantidad, se complementará con agua procedente de las desaladoras. Fuentes cercanas al ámbito de negociaciones del Plan explican en conversación con El Independiente que el principal problema es que el caudal ecológico marcado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico "es excesivo" y que "no tiene una base técnica".
El déficit para los regantes les aboca a la opción del agua desalada, aunque, tal y como señaló a este diario Josep Grau, responsable de aguas de La Unió de Llauradors y Ramaders, la organización profesional agraria mayoritaria en el campo valenciano, no es una opción bien valorada desde las huertas: «El coste energético de regar con agua desalada es inviable». Las fuentes consultadas por El Independiente apuntan a que tradicionalmente los regantes solventaban el precio del agua desalada mezclándola con el líquido elemento procedente del trasvase para rebajar el coste del metro cúbico y la cantidad de boro procedente de la desalada. "El boro mata los árboles, sobre todo los cítricos", apostillan.
Inversión en desaladoras
Consciente del obstáculo económico, el Ministerio encabezado por Teresa Ribera ha diseñado un despliegue masivo para una desalanización más barata, sostenible y con mayor capacidad de reparto. La Memoria del Plan Hidrológico de la Cuenca Hidrográfica del Segura 2022-2027 recoge que para distribuir el agua desalinizada entre las zonas regables "se ha previsto la ejecución de nuevas infraestructuras de la actual red de distribución de la IDAM (Instalación Desaladora de Agua de Mar) de Torrevieja con la práctica totalidad de zonas regables del trasvase, lo que se pretende conseguir mediante la conducción de las aguas desalinizadas a las cabeceras".
Uno de los pilares de la estrategia es dotar de energía fotovoltaica las infraestructuras, además de aumentar la capacidad de aguas desalinizadas y de la red para distribuirlas. Para ello, el impulso de los fondos del Plan de Recuperación, Transformación y Resilencia (PRTR) es fundamental, ya que se trata de una inversión de 677 millones de euros, pese a que inicialmente sólo se pretenda cubrir un tercio del consumo eléctrico con plantas fotovoltaicas.
El "esfuerzo inversor" que plantea y destaca el Ministerio de Transición Ecológica va destinado "por un lado a conseguir mayores volúmenes de agua y por otro a reducir la tarifa de agua desalinizada que actualmente han de abonar los usuarios, consiguiendo una estabilidad de la misma y una menor vulnerabilidad al incremento de los precios de la energía eléctrica".
La fuentes cercanas al ámbito de negociaciones del Plan lamentan que "en el Ministerio lo fían todo a que va a hacer un montón de obras de mejora en las desaladoras. Eso no va a ser así. Lo de las placas solares es imposible. Si quieres que la IDAM de Torrevieja funcione solo con placas solares necesitas el espacio equivalente a 500 campos de fútbol". La fuente incide en que "hay que calcular los caudales ecológicos de manera científica y objetiva y dejar de pensar que el agua es de cada comunidad, son temas estratégicos. Se debería potenciar la figura de los bancos públicos de agua, que en momentos de necesidad se tira de un sitio que tenga excedentes. Esto se podrían dar si estuvieran las infraestructuras adecuadas. Para esto habría que interconectar cuencas", concluye.
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