Durante meses las estaciones de servicio de bajo coste, cuyo modelo de negocio se basa básicamente en los surtidores automáticos, alertaron del posible cierre de numerosas estaciones de servicio por las medidas adoptadas por el Gobierno de Pedro Sánchez.
Principalmente, estas empresas alegaban que los descuentos a los que tenían que hacer frente eran inasumibles para dichas estaciones de servicio. Además, abrieron una guerra con las grandes petroleras puesto que Cepsa, BP y Repsol aumentaron las bonificaciones a sus clientes de forma adicional a los 20 céntimos que establecía el Ejecutivo por cada litro de combustible repostado.
Meses después de que se desatara la batalla entre grandes petroleras y compañías que ofrecen carburante a menor precio, la realidad es que las low cost han sabido explotar la crisis energética, la facturación ha aumentado y ha facilitado que se abran nuevas estaciones de servicio. En concreto, según datos de la Asociación Nacional de Estaciones de Servicio Automáticas (Aesae), un 50% desde el inicio de la crisis energética.
Más aperturas y más facturación
En términos absolutos, estas gasolineras, que permiten un repostaje más económico con la misma calidad de combustible, superan ya los 1.900 puntos de distribución en toda la Península, Baleares y Canarias, casi dos de cada diez. Entre las causas de este crecimiento la asociación indica que se debe “a la buena acogida de este modelo entre los consumidores, que han visto cómo en épocas en la que los precios estaban disparados, éstos se han conseguido ajustar y proporcionar un ahorro real a los consumidores”.
“A pesar de la incertidumbre económica provocada por la inflación y la crisis energética, los socios de Aesae han continuado desarrollando puntos de suministro a lo largo de la geografía española. Además, la conversión de muchas gasolineras tradicionales en el modelo automático, buscando una mayor eficiencia, ha hecho que el porcentaje de penetración de este modelo aumente”, señala Manuel Jiménez Perona, presidente de esta asociación.
Este incremento de facturación va de la mano con la de aperturas. Por ejemplo, Ballenoil ya cuenta con 200 estaciones de servicio mientras que Plenoil ya posee 156 puntos de suministro. Petroprix es la tercera empresa con más EESS en España y tiene 130 gasolineras.
Basta con revisar los datos de Ballenoil para comprobar cómo está evolucionando el mercado en nuestro país y que, del alarmismo generado hace casi un año, solo quedan las palabras. Durante 2022, la sociedad abrió 30 nuevas estaciones de servicio y el objetivo para 2023 es mantener la línea del año anterior. En concreto, la compañía Independiente de carburantes pretende invertir unos 15 millones de euros para abrir unas 30 nuevas gasolineras. Además, cuenta con más de 85 proyectos por toda España que se irán desarrollando en estos próximos años y que incluye la inserción de la marca en nuevas
provincias.
Plenoil, por su parte, ha arrancado 2023 con la apertura de cinco nuevas estaciones de servicio. “Nuestro objetivo siempre ha sido ofrecer a los consumidores un producto necesario para su movilidad al mejor precio posible. Para ello, seleccionamos minuciosamente nuestras ubicaciones, próximas a zonas urbanas, para acercar el combustible a nuestros clientes y evitar que realicen desplazamientos innecesarios; garantizamos un servicio seguro y velamos por ofrecer la máxima calidad del combustible”, explica el CEO de Plenoil, José Rodríguez de Arellano.
La empresa obtuvo una facturación de 970 millones de euros en el ejercicio de 2022, lo que supone un total de más de 692 millones de litros de combustible vendidos y más de 30 millones de operaciones registradas en toda su red. La compañía estima superar los 1.000 millones de litros en 2023, unos 1.200 millones de euros.
Y, ¿qué han hecho mientras tanto Repsol y Cepsa? Las dos grandes compañías españolas han mantenido prácticamente las mismas estaciones de servicio durante 2022, si bien han aumentado notablemente su facturación, en gran parte por el encarecimiento de los carburantes durante 2022, no han mantenido una política de aperturas.
Repsol, de acuerdo a la información detallada en su informe anual recientemente publicado, ha disminuido su parque de estaciones de servicio desde las 4.689 de 2021 a 4.651 de 2022. Cepsa, por su parte, ha incrementado en 8 gasolineras de un año a otro (1.753 en 2021 vs 1.760 en 2022).
La guerra de precios, tal y como se mencionaba anteriormente, se ha recrudecido durante los últimos meses para retener al máximo a los clientes. Las grandes compañías mantienen descuentos por cada litro repostado. En concreto, Repsol y Cepsa restan 10 céntimos de cada litro repostado. Mientras tanto, las low cost aprietan sus márgenes e intentan sacar rentabilidad por el mayor número de ventas.
A fecha de 22 de marzo, el litro de gasolina Repsol se sitúa en los 1,67 euros de media mientras que en una Ballenoil el panel se quedaba en los 1,55 euros, aproximadamente. Si se descuentan los 10 céntimos que aplica la petrolera española por el pago a través de su app, el precio sigue siendo inferior en las low cost.
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