La pandemia obligó a retrasar muchas cosas, entre ellas, la celebración del 125 aniversario de Borges. Será un aniversario que contará con invitados estrella, como el chef José Andrés, y que tendrá lugar en Mas de Colom, el antiguo monasterio al que se ha trasladado la sede institucional del Grupo, tras invertir 5 millones de euros de fondos propios en rehabilitar este edificio histórico.
La historia de la compañía se remonta a 1896, año en el que el matrimonio de Antoni Pont y Dolors Creus se estableció en Tàrrega (Lleida) para cultivar y comercializar aceitunas y almendras en las provincias de Lleida y Tarragona. 125 años después, Borges International Group tiene presencia en más de un centenar de países y emplea a más de un millar de personas.
Del sonido de descascarar almendras a mano que se escuchaba al pasar por la casa familiar en Tàrrega, el grupo pasó a incorporar maquinaria a su actividad hasta llegar a un proceso de industrialización entre 1925 y 1957, cuando la segunda generación de los Pont Creus tomó las riendas del negocio. No fue hasta 1957 cuando apareció la marca Borges y a partir de los años 60 y 70 comenzó el carácter internacional de la compañía.
Desde los años 80, Borges tiene presencia en la costa oeste de Estados Unidos. En 1985 adquirió plantaciones agrícolas en California y en 1995 se produjo la primera compra en el país. Borges se hizo con Guiurlani USA, propietaria de la marca Star. Esta fue solo la primera, después llegaron la compra de la rusa ITLV, de la francesa Tramier, de la italiana Ortalli o de la compatriota Capricho Andaluz, hace ya una década.
Los frutos secos y los aceites de Borges se comercializan en prácticamente todo el mundo y allí donde todavía no lo hacen es donde la empresa tiene puesto el foco. La compañía está estudiando la posibilidad de entrar en el continente africano en los próximos tres años. El cómo lo harán todavía está por definir, pero el presidente ejecutivo y consejero delegado, David Prats, confía en el éxito de la misión.
Prats compara el reto con el que enfrentó Borges para lograr vender su aceite de oliva en la India, donde la dieta mediterránea es una gran desconocida y donde hace 10 años que empezaron su actividad. “Contratamos a una celebrity de Bollywood y nos ayudó a introducir el aceite de oliva en aquel mercado”, explicó en un encuentro con medios que tuvo lugar esta semana. “Cada mercado requiere de tácticas distintas”, reconoció.
“Contratamos a una celebrity de Bollywood y nos ayudó a introducir el aceite de oliva en la India"
701 millones de facturación
Borges International Group es la cabecera de las tres unidades de negocio: Borges Agricultural & Industrial Nuts, la compañía dedicada a los frutos secos y que cotiza en el mercado continuo; Borges Branded Foods, la marca que comercializa el aceite y Borges Agricultural & Industrial Edible Oils, la compañía dedicada a la venta de ingredientes industriales y al envasado de marcas de tercero.
El grupo facturó 701 millones de euros en el ejercicio 2021-2022 que se cerró el 31 de mayo del pasado año, un 25,6% más que el pasado año. El beneficio fue de 27,5 millones de euros y la deuda se redujo en 11 millones de euros hasta los 74 millones. El impacto de la guerra de Ucrania se dejará ver en las próximas cuentas, Prats asegura que “los resultados también son buenos”, aunque dejó entrever que no serán mejores que los ya presentados.
La inflación también se ha reflejado en la actividad de la compañía, que reconoce haber trasladado el 50% del incremento de los costes a sus precios. "El problema no es que los precios estén altos, el problema es que siguen subiendo, no atrapas nunca esta numérica y el traslado de los costes no es sencillo", describió.
El consejero delegado incidió en que la invasión de Ucrania es otro más de los retos que ha tenido que sortear el grupo y mencionó otros conflictos como el de Siria. “La sensación es de incomprensión y tristeza”, declaró, en referencia a la catástrofe humanitaria. Sin embargo, en términos empresariales, señaló que “la guerra se terminará -espero que en el corto plazo- y Borges, no”.
El objetivo es lograr una facturación de 1.000 millones de euros en los próximos cinco años y superar las 1.000 toneladas de productos de la marca. Todo esto, subrayan desde la compañía, “sin comprometer objetivos de sostenibilidad”. En todas sus intervenciones, Prats reiteró el compromiso con el territorio y con la gente que forma parte del grupo, “si estamos aquí, es gracias a ellos”. “Para nosotros la sostenibilidad es una obligación. Se puede en términos negativos, pero es la obligación de impactar positivamente a todo nuestro entorno. La sostenibilidad no es una moda, no perseguimos el greenwashing”, declaró Prats.
La guerra se terminará y Borges, no”.
Crisis climática
Prats insistió en que la “internacionalización y la diversificación” han sido dos mecanismos para salvar las crisis. Puso como ejemplo el mercado online, que creció durante la pandemia y la búsqueda de proveedores en todo el mundo para garantizar la operativa de Borges.
Más allá de los conflictos territoriales y humanitarios, en el grupo monitorizan la situación climática por el impacto directo que puede tener sobre su negocio. De hecho, han elaborado un manual de agricultura responsable y están desarrollando proyectos como la instalación de cubiertas vegetales que contribuyen a retener el dióxido de carbono. Además, a través de la medición de su huella hídrica, han logrado reducir un 30% su consumo de agua.
No obstante, explicaron que, de momento, no está afectando a sus cultivos. “No es tan sencillo arrancar un árbol y plantar otro, la toma de decisiones no es fácil”, apuntó Prats.
Sobre el Plan de Recuperación y las inversiones en la transformación de la economía, el máximo ejecutivo del grupo afirmó que “nos gustan más las nueces que el ruido, y parece que aquí está habiendo más ruido que nueces”. Prats explicó que “para empresas del tamaño de Borges es muy difícil acceder” a esta financiación, aunque asegura que se han mantenido reuniones con el Gobierno.
Proyecto pistacho
Uno de los proyectos de los que Borges saca pecho es el proyecto Pistacho, en el que Mas de Colom es la finca piloto. Se trata de un programa que busca contribuir a la economía de la zona a través del cultivo de pistacho, con el fin de contribuir a la producción de proximidad y a la mejora de la renta agraria. La iniciativa cuenta a día de hoy con 73 agricultores adheridos, 500 hectáreas plantadas. Borges quiere lograr las 1.000 hectáreas de pistacho cultivadas en los próximos cinco años.
El programa garantiza financiación a largo plazo para el agricultor, para que participar en él no suponga un estrés financiero para pequeños productores que se quieran sumar al cultivo del pistacho.
Adquisiciones en Europa
En los próximos tres años, Borges invertirá 108 millones de euros, de los cuales, 30 millones serán para mejorar la eficiencia energética, un asunto en el que trabaja intensamente la compañía. El grupo no descarta las compras, “el crecimiento inorgánico está en el ADN, a veces es una forma óptica de crecer”, apuntó Prats.
Borges tiene el foco puesto en Francia, España, Italia y “como mucho, Alemania” para buscar posibles compras. “En Estados Unidos también nos fijamos, pero una cosa es ser reactivos y, la otra, proactivos”, indicó el consejero delegado.
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