La economía española se ha visto golpeada durante las últimas décadas por una importante crisis financiera y por la pandemia del coronavirus. En medio de esas dificultades, España se ha visto incapaz de alcanzar los niveles medios de renta per cápita del área del euro, unos deberes que tenía pendientes desde su entrada en la Unión.
Pero en esta etapa de recuperación es especialmente importante poner el foco en los retos que tiene por delante el país para unirse a la Unión Europea y conseguir crecer "de manera robusta y sostenible". Así lo recoge el Banco de España en su último informe anual, presentado esta semana, donde aprovecha para recalcar que las vulnerabilidades españolas vienen de lejos, pero también que los fondos europeos para la recuperación de la pandemia son una oportunidad que el país no puede dejar escapar.
En dicho informe, el supervisor recoge cuáles son los principales desafíos que las políticas públicas deberían atender y cuáles son sus recomendaciones para afrontarlos.
La renta de los españoles, lejos de la zona euro
La falta de convergencia entre la renta per cápita española y la de la zona euro viene determinada por las diferencias en la tasa de empleo y en la de productividad, y el Banco de España opina que corregir esas deficiencias debería ser prioritario en las políticas económicas del país. Esta brecha del PIB per cápita alcanzó su mínimo histórico, del 8,8%, en 2005, pero con las dos crisis ha vuelto a ensancharse y ahora alcanza el 17%.
¿Cómo solucionarlo? Trabajando en el uso adecuado de los fondos europeos, así como en el diseño e implementación ambiciosa de las reformas del Plan de Recuperación. Insistiendo en que sus objetivos se definan previamente y después, para poder determinar si se pueden alcanzar los objetivos propuestos.
La baja productividad y la innovación
La productividad, entendida como el capital que se obtiene por trabajador, es baja en España y eso se explica en parte por el poco peso que tiene la innovación en el país. Pero hay multitud de factores que influyen en la productividad, desde el nivel educativo de la formación al de la tecnología, o el marco regulatorio y las políticas públicas que impulsan las actividades ligadas a la innovación.
¿Cómo hacerle frente? El supervisor ve imprescindible el fomento del crecimiento empresarial, el impulso de las actividades de innovación, el incremento del capital humano y el refuerzo del papel vertebrador de las instituciones y de las Administraciones Públicas.
Fomento del crecimiento empresarial
El Banco de España asegura que a lo largo de las últimas décadas se han encontrado muchos obstáculos que han frenado el crecimiento empresarial, sobre todo relacionados con la cantidad y calidad de la regulación. De hecho, el 80% empresas españolas tienen entre uno y cuatro empleados, el mayor porcentaje de la UE. Y eso acaba redundando en menos innovación y productividad.
Como ejemplo cita que solo en 2022, entre el Estado y las comunidades autónomas aprobaron 10.873 normas nuevas. "Un número elevado de normas, cada vez más complejas y diferentes entre regiones y municipios, puede incidir negativamente no solo en las decisiones de los agentes económicos, sino también en la capacidad de las AAPP para garantizar la unidad de mercado. Todo ello limita las posibilidades de las empresas para crecer y reduce sus incentivos para innovar y especializarse".
Como soluciones, el regulador opina que sería conveniente abordar la revisión de los umbrales regulatorios, mencionados anteriormente, que desincentivan el crecimiento de las empresas. También sería importante reducir el plazo de pago de las administraciones, que dificulta la financiación empresarial, e insiste en la necesidad de fomentar la competencia y seguir ampliando las fuentes de financiación disponibles para las empresas.
El paro
La tasa de empleo -ratio entre personas empleadas y población edad trabajar- en España roza el 70% y en la zona euro el 75%. La brecha sigue igual que en el año 2000, cuando la diferencia era de un 60 frente a un 65%, se ensanchó en 2012 y se estrechó hasta la pandemia, pero desde entonces no se ha reducido. A pesar de la “vigorosa recuperación” de la actividad en 2021 y 2022, la tasa de paro en españa todavía se mantiene en el entorno del 13%, y en el 7% en la UEM.
“Una tasa de empleo persistentemente baja es el otro gran factor que explica la falta de convergencia de la economía española al nivel de renta per cápita de la zona euro”, reza el informe. Como factores que han contribuido a una menor tasa de empleo, señala un marco institucional que conducía a altas tasas de temporalidad y a que en las crisis se tendiera a despedir como primera medida de ajuste, pero al mismo tiempo destaca el papel de los ERTE y de la reforma laboral, que han mejorado esa situación.
¿Cómo solucionarlo? Aquí el banco entiende que resulta indispensable revisar el papel de las políticas activas y pasivas de empleo, que permitan hacer compatible la protección de los más vulnerables con incentivos adecuados a las ofertas de trabajo. En este sentido, valora ajustar las prestaciones actuales puesto que según un ejercicio analítico, entiende que podría mejorarse el diseño de las prestaciones por desempleo.
El nivel educativo
El capital humano tiene un papel especialmente relevante en el informe, en el que insiste en que la tasa de empleo suele ser mayor en países en los que el capital humano es mayor y remarca la necesidad de invertir en formación tecnológica y en competencias digitales. Aquí, como muestra indica que el nivel educativo de los empresarios, trabajadores autónomos y asalariados en España se encuentra por debajo del promedio de la zona euro.
Según los datos de Eurostat, en España en 2022 el 35,2% de los autónomos, el 32,9% de los empleadores y el 28,5% de los trabajadores por cuenta ajena tenían un nivel de estudios bajo. Además, el abandono escolar en España es del 14%, frente al 10% de la zona euro -entendido como el porcentaje de la población entre 18 y 24 años que no ha completado la segunda parte de la educación secundaria y que no ha continuado con otra formación-.
Por eso, insiste en que es fundamental aumentar el nivel educativo de la población y adaptarlo a las habilidades que requieren las nuevas tecnologías, como forma de impulsar la productividad y en último término el crecimiento económico del país.
Los elevados niveles de déficit y deuda
El nivel de déficit estructural se ha deteriorado por el aumento del gasto durante los años de la pandemia, pero también por el gasto en pensiones. Así, en 2022 el déficit se situó en el 4,8% del PIB, aunque la media de la zona euro cayó al 3,6%, mientras que la deuda española quedó el mismo año en el 113,1% del PIB, igualmente lejos del 91,6% de la zona euro.
Según el programa de estabilidad enviado a Bruselas hace unas semanas, el Gobierno prevé reducir el déficit público hasta el 2,5% del PIB en 2026, pero la deuda pública “seguirá en niveles muy cercanos o incluso superiores a los actuales, salvo que se implemente un plan de saneamiento presupuestario ambicioso”, resume el BdE.
Por eso, recomienda que la economía española inicie lo antes posible un proceso de consolidación que suponga una reducción gradual del déficit estructural. ¿Cómo? Impulsándose con los fondos europeos, al mismo tiempo que mantiene algunas medidas fiscales para apoyar a los colectivos más vulnerables, pero también diseñando y ejecutando un plan de consolidación presupuestaria con la vista puesta en varios años.
El problema de la vivienda
El supervisor considera “crucial” prestar atención a las diferencias que surgen en diferentes grupos de la población a partir del desarrollo económico. Y en concreto cita la especial vulnerabilidad que aprecia en el acceso a la vivienda, que en parte viene provocado porque se ha reducido bruscamente los hogares propietarios de vivienda, además de los altos precios del alquiler en comparación con los salarios.
¿Cómo solucionarlo? Sobre la ley de vivienda, el Banco de España señala que los controles de precios como los que esta introduce en el pasado han generado efectos adversos, y también recalca que la considerable magnitud del desequilibrio actual entre oferta y demanda puede requerir “un apoyo decidido de la oferta privada de alquiler”. Asimismo, insiste en que para que la ley sea efectiva será fundamental evaluar apropiadamente si consigue sus objetivos. Por otro lado, también recomienda reforzar la seguridad jurídica y reducir la incertidumbre regulatoria del mercado.
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