El mercado de la compraventa de viviendas se enfría tras dos años de frenética actividad. Las operaciones cayeron en marzo un 5,7% interanual, certificando una moderación que coincide con la subida de tipos y el encarecimiento de las hipotecas. Ahora bien, el retroceso es más acentuado en las viviendas nuevas que en las usadas, con bajadas del 7,5% y el 5,3%, respectivamente.
Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) reflejan no solo dos meses en negativo y un repunte del 11% respecto a febrero, sino que el 18,8% de las viviendas transmitidas por compraventa en marzo son nuevas y el 81,2% usadas. Además, el 92,0% son libres y solo el 8,0%, protegidas. En el acumulado de los últimos doce meses acumulados, las compraventas siguen moderándose y se acercan a las 645.000, lo que supone una caída del 2,1%.
Las casi 56.000 viviendas vendidas en marzo se sitúan por encima de la media mensual del año pasado, ejercicio récord desde la anterior crisis. "A pesar del encarecimiento de la financiación, el volumen de viviendas vendidas sigue siendo muy alto", recuerda Francisco Iñareta, portavoz del portal idealista, que atribuye este extremo a que muchos compradores tienen bajas necesidades de financiación por contar ya con otra vivienda en propiedad y por la lucha comercial entre los bancos "que siguen ofreciendo en ocasiones préstamos mixtos y fijos por debajo del Euribor".
Aunque el primer síntoma de esta ralentización del mercado comenzó a notarse a finales del pasado año, la tendencia se consolida en el primer trimestre, aunque sin que se pueda hablar de desplome en ningún caso. "Hay que destacar la gran capacidad de resiliencia que muestra el sector, al sobrellevar el cambio en la política monetaria y evitar una brusca alteración en el mercado. La transformación está siendo suave y paulatina", abunda María Matos, directora de Estudios de Fotocasa.
La obra nueva está en auge desde la pandemia y muchas se venden sobre plano. "Sin embargo, podemos encontrarnos con una grave problemática de subida de precios, si la demanda continúa tan latente", advierte. Y no solo por efecto de una inflación que encarece materiales y logística, "sino a la demanda de compra tan fuerte y solvente frente a los niveles productivos tan escasos de la vivienda a estrenar", abunda Matos.
Aunque esa intención de comprar sigue ahí, "vaticinamos que estas cifras todavía muy abultadas empiecen a moderarse en los próximos meses". "El cambio en la política monetaria enfriará la 'sobredemanda' de compra de vivienda que se había erigido en los dos últimos ejercicios y comenzará a ralentizar la aceleración por el impacto de la subida de tipos", argumenta. En este sentido, remarcan que la inflación afecta ya al bolsillo de los hogares, que ven mermada su la capacidad de ahorro. "Esto hará que a la larga los españoles no puedan ahorrar tanto para la compra de vivienda y que por tanto se modere la compraventa de inmuebles", concluye.
Para Ferran Font, director de Estudios del portal inmobiliario pisos.com, "van confirmándose las previsiones para este 2023 de cifras importantes, aunque inferiores a las del 2022". Y según su análisis, "seguirán dependiendo de la evolución de la inflación, de la política de tipos del Banco Central Europeo (BCE) y las posibles subidas del Euríbor y, en especial, de la incertidumbre que está generando la implementación de la nueva ley de Vivienda".
Fuga de propietarios
Precisamente, siguen creciendo las voces del sector inmobiliario que se alzan contra la nueva norma, que recibió este miércoles el visto bueno definitivo del Senado. El Consejo General de los Colegios Oficiales de Agentes de Propiedad Inmobiliaria de España (Coapi) señala que "limitar el precio del alquiler es una medida que ahuyentará a los grandes inversores internacionales en un momento en que la fórmula build to rent (construir para alquilar) está en pleno apogeo".
Además, los promotores pronostican que pronto asistiremos a una bajada de la oferta de vivienda en alquiler. "Topar los precios de los alquileres expulsa a los propietarios del mercado de alquiler, ya que prefieren vender o pasar al alquiler turístico, al de temporada o al de habitaciones, que les proporciona mayor seguridad y rentabilidad", argumentan.
En este sentido, desde la Federación Nacional de Asociaciones Inmobiliarias (FAI) afirman que las agencias inmobiliarias que trabajan con pequeños propietarios ya detectan una fuga de propietarios del alquiler de vivienda habitual hacia otras modalidades o hacia la venta, sobre todo en las grandes ciudades.
En lo que respecta a compraventas, los datos de marzo reflejan que solo subió en Extremadura (8,2%); Asturias (7,2%); Comunidad Valenciana (6,9%) y La Rioja (1,2%), mientras que los mayores descensos se dieron en Navarra (29 %); Baleares (26,8%); Cantabria (17,9%); Madrid (15,3%) y Aragón (15%).
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