Suele estar muy manido el dicho de que la realidad supera a la ficción. Pero es que, normalmente, suele cumplirse. Como si de una famosa serie norteamericana se tratase (Succession), un conglomerado informativo de los más importantes del mundo ha de hacer frente a un cambio generacional.
Logan Roy (un hombre que levanta un imperio de los medios de comunicación) bien podría tener similitudes con Silvio Berlusconi. Un empresario ligado a la derecha, que controla varios medios de comunicación y unos hijos que anhelan tener el poder de Waystar Royco, una matriz por la que suspiran grandes inversores y otras importantes editoras mundiales.
Las similitudes no se quedan ahí. En la ficción se pueden ver episodios en los que la compañía se dispara o se hunde en bolsa por unas y otras razones que no se indican en este artículo para evitar spoiler. En la realidad, lo pudimos comprobar este mismo lunes. Minutos después de que se hiciera oficial el fallecimiento de Silvio Berlusconi, las acciones de Media for Europe, la matriz de Mediaset España, se dispararon hasta un 10% por rumores en el mercado de venta por parte de algunos de los grandes accionistas. El sentimentalismo y los negocios no van de la mano.
Un imperio televisivo
El empresario empezó a levantar su imperio en la década de los 70, tras el fin del monopolio televisivo italiano. Con un pequeño grupo de personas creó una pequeña radio local que fue ganando adeptos. En 1978, Berlusconi compró canal 58 y lo nombró Telemilano 58, para dar forma finalmente a Canale 5. En pocos años, el protagonismo de la televisión del magnate italiano fue total y absoluto y fue robando presentadores y figuras de la pequeña pantalla a la RAI, televisión pública transalpina.
El éxito le propició dar el salto fuera de su tierra y en 1985 fundó La Cinq, que fue la primera cadena privada gratuita de Francia. Cuatro años después aterrizó en España con Mediaset España, que años más tarde se convertiría en uno de los conglomerados televisivos más importantes con Telecinco y Cuatro a la cabeza.
Con la salida a bolsa de su conglomerado en diferentes mercados, sus rivales de sector vieron una gran oportunidad en meterse dentro de la propia Mediaset. No obstante, Para tener todo controlado, el empresario creó el holding familiar Fininvest, un brazo inversor con activos valorados en 5.000 millones de euros. Berlusconi tenía un 61% de su capital, mientras que sus hijos, que pasarán a heredar dicho imperio, mantenían alrededor de un 7%. Sus descendientes ostentan cargos importantes dentro del brazo inversor. Marina es la máxima responsable mientras que Pier se encarga de liderar los negocios mediáticos de la sociedad.
Uno de esos grandes rivales fue Vivendi. El conglomerado francés llegó a controlar el 26% de Mediaset y se opuso frontalmente a los planes de reorganización societaria que plantearon hace años los Berlusconi. El origen de la lucha se remonta a 2016, cuando Vivendi acordó comprar el negocio de televisión de pago de Mediaset por 800 millones de euros. La operación implicaba que los dos grupos también iban a tomar pequeñas participaciones minoritarias en el capital del otro como parte de la estrategia para crear un operador multimedia paneuropeo. Sin embargo, el acuerdo se vino abajo por una disputa sobre el precio de valoración que impulsó al grupo francés a tomar una participación mayor en Mediaset meses después.
El conglomerado de Berlusconi calificó como hostil este movimiento y comenzó una disputa legal que llegaba hasta hoy, cuando Vivendi se ha comprometido a reducir su posición a un residual 4,61%, así como a apoyar los planes de expansión internacional de Mediaset para trasladar su base legal en los Países Bajos. Finalmente, la paz se firmó en 2026, con la obligación de que el grupo galo vendiera en un período de cinco años su participación en Italia.
Finalmente, los Berlusconi consiguieron sacar adelante su sueño de fusionar las diferentes filiales en Países Bajos y excluir a la filial española de la bolsa española. No obstante, el enemigo sigue en casa y los hijos de Berlusconi deberán atar en corto a Vivendi, que sigue manteniendo un importante peso accionarial. Según consta en el regulador de Países Bajos, el conglomerado galo ostenta el 23,86% de la matriz de Mediaset. Es decir, uno de cada cuatro títulos pertenecen a Vivendi.
Mediaset en España
¿Y cómo afecta el fallecimiento de Berlusconi en la dirección de Mediaset en España? Pues, según relatan fuentes del sector, con total incertidumbre. La filial española lleva varios meses en crisis tras la marcha de Paolo Vasile.
La empresa dividió en tres el poder del histórico directivo italiano. Alessandro Salem fue designado como consejero delegado, Massimo Musolino también ostenta la figura de CEO, pero con funciones acotadas a las áreas de Gestión y Operaciones. Por su parte, Borja Prado, presidente de la sociedad por aquellos entonces fue otorgado con las competencias ejecutivas de Relaciones Externas e Institucionales, Asuntos Jurídicos y Regulatorios, Auditoría Interna, Cumplimiento Normativo y Responsabilidad Social.
Esta tricefalia provocó graves enfrentamientos entre la cúpula directiva y se llevó por delante su buque insignia, Sálvame. En dicha guerra se encuentran alineados los dos consejeros delegados italianos por un lado, y Prado, por el otro. Además, el directivo español busca expansionar el negocio a través de adquisiciones, algo que no encaja en las cábalas de la otra parte gubernamental de Mediaset.
Esta batalla acabó finalmente con una nueva reestructuración y Borja Prados ha dejado de tener poderes sobre la línea editorial del grupo. Alessandro Salem, a su vez, reportará a Massimo Musolino, consejero delegado de gestión y operaciones, de quién dependerá el día a día en los despachos del grupo.
Las direcciones de Contenidos (Manuel Villanueva), Comunicaciones (Sandra Fernández) Informativos (Juan Pedro Valentín y Pedro Piqueras) y Publiespaña (Stefano Sala y Davide Monde) también reportará directamente al directivo italiano.
Las diversas fuentes consultadas indican que el fallecimiento de Silvio Berlusconi no afectará en los planes que tiene la familia en España y “descartan” por completo una posible marcha de su negocio en nuestro país.
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